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Parajes para perderse

Sección:  Curiosidades


 Hayedo de Hermo.

Hayedo de Hermo.

■ Paraísos. Los hemos elegido caprichosamente, pero estos cuatro lugares representan la belleza medio ambiental de España. Son parajes dispares –una zona desértica, un bosque atlántico, un río de montaña y un encinar...– donde reina la naturaleza en un perfecto estado de conservación.

Lugares de ensueño. Recomendar cuatro lugares donde perderse entre la inmensa constelación de escenarios que reúne la naturaleza española no es tarea sencilla. Al ver los elegidos es imposible estar de acuerdo con nadie, incluso con uno mismo, si se piensa demasiado en los parajes seleccionados. Mas no debemos preocuparnos por ello, lo importante es que se trata de una correcta representación de nuestra geografía, de eso que ha dado en llamarse "continente en miniatura", catalogación que no por manida resulta inexacta. No he estado en todos los países del mundo (conozco unos 120), pero a estas alturas he visto suficiente como para asegurar que el medio natural ibérico es uno de los más variados y excepcionales del planeta. Sólo hay otro país cuya diversidad paisajística, geográfica y biológica puede compararse con la nuestra: Estados Unidos, aunque su territorio es casi 20 veces más grande.

Que nadie busque un lugar secreto, ya no es posible encontrarlos ni en el África más profunda. Tampoco se espere un paraje con "denominación de encanto". Aparte de caer en el tópico, hacerlo supondría dejar sin tan positivo atributo a otros muchos miles de enclaves hermanos (por suerte en nuestra geografía natural todos lo tienen en mayor o menor grado). Hay que llegar hasta ellos, por tanto, sin ideas preconcebidas, sólo esperando la sorpresa. Incluso si los conocemos, si están cerca de nuestra casa, si los hemos visitado una o mil veces... Es lo que tiene la madre naturaleza: una enorme capacidad de transformación que de cada espacio es capaz de crear, según la perspectiva o el momento, mil lugares diferentes.

De los cuatro lugares seleccionados, el más exótico es Cofete (Fuerteventura), un trozo del Sáhara en territorio español. Situado en el extremo sur de la isla majorera, es un espacio salvaje de arenales, dunas, colinas y playas resecas en las que sólo reinan la luz y el viento. Solitario territorio donde encuentran cobijo especies tan extrañas como las hubaras, los guirres y los pedroluises. Una razón más para perderse: en Cofete, casi milagrosamente, han vuelto a reproducirse las tortugas bobas.

Hermo (Asturias) es un precioso bosque atlántico que mantiene lo solitario de sus veredas. Probablemente sea el más desconocido de los hayedos astures. Paradójicamente, es el más extenso. Pero no hay que temer, sus valores no han pasado desapercibidos y, junto al resto de espacios del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, ha sido declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.

Aripas, La Cueva, las Gradas de Soaso, Cola de Caballo... pocos ríos españoles son capaces de atesorar tantas hermosas cascadas como el Arazas. Este discurre por el valle de Ordesa (Huesca), el tercer seleccionado. Su caudal se despeña conformando unos saltos de agua cuya personalidad ha otorgado nombre propio a cada uno de ellos. Todos son únicos, aunque a la hora de elegir me quedo con la cascada del Estrecho. Es una salvaje fuerza acuática que salta por los huecos abiertos en el barranco y despierta la devoción de los amantes de los espectáculos naturales. Hay que verlo para creerlo.

Todo lo contrario a la profunda paz que despierta el Parque Natural de Cornalbo (Extremadura), enclave donde se asienta la primera presa de la historia de España, construida por los romanos para abastecer de agua a Emérita Augusta (nombre antiguo de Mérida). Ya entonces, a su alrededor, la naturaleza tejía su manto de encinas, jaguarzos y alcornocales. Aún sigue haciéndolo.

Así son Cofete, Hermo, Ordesa y Cornalbo. De Canarias a la cornisa cantábrica, desde la esencia mediterránea hasta el carácter alpino de nuestra más importante cordillera. Territorios salvajes, espacios de máxima protección, rincones íntimos repartidos por la geopolítica nacional. Estamos ante cuatro escenarios sobresalientes, de eso no cabe duda. Una zona árida con arenales desérticos y playas solitarias, un curso fluvial montano que se desmenuza en hermosas cascadas, un ejemplo de riguroso bosque atlántico y otro del bosque que mejor define nuestro territorio han sido los elegidos. Nada que objetar. En sus individualidades naturales y geográficas, cada uno de ellos es lugar perfecto para desaparecer y sentirse parte de la naturaleza. En su conjunto, una muestra ponderada de la proverbial variedad que tiene la geografía hispana y sus más que exclusivos moradores silvestres. ¿Qué más se puede pedir?

Hayedo de Hermo
ASTURIAS

A pesar de ser uno de los hayedos más extensos de la cornisa cantábrica, con 1.500 hectáreas, este bosque resulta desconocido incluso para los conservacionistas más avezados. Esto no impide que haya sido declarado Reserva de la Biosfera, junto con el resto del Parque Natural de las Fuentes del Narcea. En sus espesuras de pura haya, sin apenas mezcla con otros árboles, encuentran cobijo mamíferos y aves tan interesantes como son los osos, lobos, corzos, urogallos, búhos y azores.

Cascada del Estrecho.

Cascada del Estrecho.

Cascada del Estrecho
ORDESA, HUESCA

Es el más espectacular salto de agua de los numerosos que atesora el río Arazas a lo largo del Cañón de Ordesa, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el primer espacio natural protegido de España (desde 1914). Se trata de una sucesión de cascadas que se precipitan por la sección más estrecha y escondida del barranco abierto por el río. Su visión, enmarcada por los oscuros peñascos calizos, origina unos conmovedores juegos de luces, formas y sombras.  

Playa de Cofete.

Playa de Cofete.

Playa de Cofete
FUERTEVENTURA

En el último rincón de Fuerteventura –lo que es lo mismo que decir el último rincón de España– se localiza este increíble playazo. Sus más de 13 kilómetros de arena se abren al Atlántico en la parte más escondida de la península de Jandia. Se ve solitaria, pero está poblada por hubaras, guirres, pardelas, gaviotas, tortugas bobas y seis personas que tienen el privilegio de residir allí. Se accede a través de una pista que atraviesa un remoto puerto, en el municipio majorero de Pájara.  

Encinar de Cornalbo.

Encinar de Cornalbo.

Encinar de Cornalvo
EXTREMADURA

Cornalbo es conocido por el hombre desde hace dos milenios; los romanos construyeron en este paraje el embalse de Proserpina, la primera presa erigida en la historia de España. Lo hicieron para dotar de agua a Emérita Augusta, la actual Mérida. A pesar de ello y de su cercanía con esta urbe, este sistema adehesado conserva impecable la naturaleza mediterránea que lo define. Ha sido catalogado por la Junta de Extremadura como Parque Natural.

Ilustraciones de ARTURO ASENSIO
por ALFREDO MERINO

 

[Fuente: magazine el mundo ]

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