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El mayor espectáculo del mundo

Sección:  Espectáculos


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■ Nada ha podido acabar con el "más difícil todavía", ni siquiera la televisión o el cine. Prueba de ello son espectáculos de éxito mundial como el Circo del Sol. Pero los momentos de mayor esplendor se vivieron en las viejas carpas que viajaban por Estados Unidos, donde todo fenómeno de la naturaleza –ya fuese animal o persona– se convertía en número imprescindible. El libro "The Circus: 1870-1950" recorre aquellos años dorados a través de impactantes fotografías.

por JUAN PANDO

El circo es el único espectáculo que conozco que mientras se mira, proporciona la sensación de vivir en un sueño feliz". Esta frase entusiasta surgió de la pluma de Ernest Hemingway, premio Nobel de Literatura en 1954, trotamundos infatigable y gran admirador durante toda su vida de este modo de entretenimiento popular que alcanzó su edad de oro durante los años de infancia del escritor. Un espectáculo que cumple esta primavera 2?5 años de existencia en Estados Unidos y cuya magia imperecedera se recoge en las páginas del libro ilustrado The Circus: ?870-1950, de la editorial Taschen.

Florenz Troupe, el acróbata. 1910.

Florenz Troupe, el acróbata. 1910.

 

Equilibristas, domadores, tragafuegos, payasos, fieras, trapecistas, hombres-bala, forzudos, magos, contorsionistas y demás atracciones que han desplegado su hechizo durante siglos bajo la carpa desfilan con todo su esplendor a lo largo de las 670 páginas y casi 900 ilustraciones de la obra. Imágenes que incluyen fotografías de Frederick Whitman Glasier, Cornell Capa, Walker Evans, Weegee, Lisette Model y Stanley Kubrick, que suponen las primeras fotos en color del gremio, realizadas entre 1940 y 1950. Además, la obra consta de 200 pósters de la firma Strobridge y raros grabados sobre los orígenes del espectáculo.

El circo, nacido en su forma moderna en Londres, en 1770, fue exportado a Estados Unidos por el jinete inglés John Bill Ricketts, quien ofreció su primera función en el Nuevo Mundo el 3 de abril de 1793, en Filadelfia. La sesión tuvo lugar en una pista al aire libre con capacidad para unas 800 personas, con un programa que incluía caballos amaestrados, acróbatas, funambulistas y payasos. Desde entonces, la historia del circo americano ha ido paralela a la del propio país, independiente desde 1776. En sus inicios, los circos sólo llegaban a los núcleos urbanos más poblados, donde construían instalaciones temporales de madera. Estas generaban unos gastos que exigían que la localidad de destino tuviera un elevado número de espectadores potenciales que justificaran el desembolso. La costumbre era permanecer en la plaza hasta que la afluencia de público descendía. Entonces, el empresario desmontaba lo edificado, vendía la madera y se iba a otro lugar, en el que se repetía el proceso.

Lentini: la "maravilla de tres piernas". 1910.

Lentini: la "maravilla de tres piernas". 1910.

 

La incorporación, desde 1925, de las carpas plegables supuso una revolución porque estas permitían moverse a cualquier ciudad con más rapidez y comodidad, quedarse en ella el tiempo deseado y dar la función aunque lloviera o hiciera un sol abrasador. La segunda gran innovación del sector fue la adopción paulatina, a partir de 1932, del tren como medio de transporte, en lugar de usar barcos o carromatos tirados por caballos. El nuevo medio de locomoción ofrecía la posibilidad de recorrer cientos de kilómetros en pocas horas.

Uno de los últimos elementos en formar parte del espectáculo fueron los animales salvajes. Estos, contemplados en esa época como una rareza, se exhibían sólo en colecciones privadas e itinerantes. Hasta que ambas formas de espectáculo acabaron por fundirse, con Isaac van Amburgh como figura de referencia. Este domador pionero, que vestía de gladiador romano, entró en 1833 en una jaula con un león, un tigre, un leopardo y una pantera. Fue el primero que escalofrió al público metiendo la cabeza en las fauces de un león.

Un animal le dio también uno de sus mayores éxitos a Phineas Taylor Barnum (18?0-1891), el empresario estadounidense de este sector más famoso de todos los tiempos, que introdujo, además, la exhibición de seres deformes o monstruosos en las carpas y acuñó para su circo el lema "El mayor espectáculo del mundo". A ello ayudó la compra, en ?882, del gigantesco paquidermo Jumbo, que se convirtió en la mayor atracción de la historia del circo americano. De su asociación con el también genial James A. Bailey surgió el Barnum and Bailey Circus, el primero que reunió tres pistas bajo su carpa y que sería absorbido, en 1907, por los también famosos hermanos Ringling, sus competidores. El circo vivía entonces su edad de oro, principal fuente de ocio de los americanos.

Louis Cyr, el forzudo. 1910.

Louis Cyr, el forzudo. 1910.

 

Una situación de privilegio que se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. En 1911, por ejemplo, se batió la marca de circos de gira en tren, con 32 de ellos recorriendo el país, algunos con carpas que podían albergar hasta 14.000 espectadores. En ciudades y pueblos se abría una ventana a las maravillas de un mundo lejano y apenas intuido.

Este es el espíritu que recuperan el historiador del circo Dominique Jando y la escritora especialista en el tema Linda Granfield en el libro The Circus: 1870-1950. Su enfoque del fenómeno permite arrojar nueva luz sobre aspectos poco tratados hasta ahora, como la libertad de la que gozaron las mujeres que actuaban en estos espectáculos o lo innovador de las técnicas de producción y promoción, (desfiles, carteles...).

Ni la radio, ni el cine, ni la televisión. Nada ha podido acabar con el circo. Actualmente, el éxito mundial del canadiense Circo del Sol es la mejor demostración de que el atractivo que ejerce no morirá nunca.

"The Circus. 1870-1950" (Taschen) de Dominique Jando, Linda Granfield y Fred Dahlinger Jr., ya está a la venta. Precio, 150 euros.

    La vida tras el escenario. 1955.

    La vida tras el escenario. 1955.

     

    Florenz Troupe, el acróbata. 1910

    Este alemán es impulsado en una peligrosa pirueta por dos compañeros. Tras un giro mortal, debe aterrizar sobre los hombros de un tercero. Ejecutado por europeos, era el tipo de número que requiere años de entrenamiento.

    Lentini: la "maravilla de tres piernas". 1910

    Siciliano de cuna, llegó a América a los 10 años. Se embarcó en una gira con el circo durante seis décadas. Siempre compraba dos pares de zapatos y el que le sobraba se lo regalaba a un amigo mutilado. Murió en 1966, dejando viuda y cuatro hijos.

    Congreso de "freaks". 1925

    Todos los "fenómenos" de la raza humana tenían cabida bajo la lona. Desde microcéfalos a gemelos albinos y una familia compuesta por enanos. Algunos de estos personajes participaron en el filme "La parada de los monstruos" (1932).

    El "pajar". 1931

    Al Ringling & Barnum lo denominaron así por los días en que la paja se echaba en el suelo para acomodar el exceso de espectadores. Bajo esta enorme carpa con capacidad para 14.000 personas tiene lugar un desfile inaugural o "gran entrada"..

    Louis Cyr, el forzudo. 1910

    Este francés demuestra su fortaleza reteniendo con sus bíceps a dos jóvenes elefantes. El número lo realizaba habitualmente con enormes caballos percherones. La fotografía fue tomada para una campaña publicitaria.

    La vida tras el escenario. 1955

    "El circo tiene nacimientos, muertes y bodas [como la de la imagen], dolores y alegrías. Pero para nosotros tiene algo más... una fraternidad que no encontramos en el extraño mundo exterior", escribió Josephine D. Robinson, artista circense.

     

    [Fuente: elmundo.es]

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