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Biografía: Anne Bancroft


• BIOGRAFÍAS


 biografia

Sensual. La imagen más recordada de “El graduado”: la pierna de Anne Bancroft.

{ 17-IX-1931 6-VI-2005 }

■ La pierna más turbadora del cine

Actriz. Nacida en el barrio neoyorquino del Bronx, fue una niña prodigio: con sólo 2 años cantaba y bailaba. A los 9 ya había decidido ser actriz. Aunque su papel en "El graduado" la encumbró, convirtiéndola en un mito erótico, tuvo una notable carrera cinematográfica, teatral y televisiva. Ganó un Oscar por "El milagro de Anna Sullivan", dos Tony, un Globo de Oro, un Emmy... De gran versatilidad, hasta dirigió una película.

Aunque Anne Bancroft, la gran actriz recientemente fallecida a los 73 años, era todo menos la intérprete de un solo personaje, el papel de la señora Robinson en El graduado, —la película de Mike Nichols (1967)— la identifica más que cualquier otra de sus interpretaciones, y realizó muchas y muy notables en su dilatada andadura cinematográfica y teatral. "Aquel papel influyó en mi carrera más de lo que jamás pude imaginar", reconoció la actriz en una entrevista de 1997. En esa ocasión recordó también que estando en un restaurante y a punto de pedir la comida, unos jóvenes la reconocieron, "se pusieron de rodillas, me descalzaron, me besaron los pies y me lanzaron por los aires. Fue la celebración más gloriosa de mi vida", dijo. Pero también añadió que, en cualquier caso, "algunos varones que se hicieron hombres con la señora Robinson en la cabeza se sienten intimidados ante mi sola presencia, lo que no es muy agradable".

Cuando Mike Nichols le propuso que interpretara a una mujer mayor que acosa y seduce a un muchacho, muchos de sus amigos aconsejaron a la Bancroft que no aceptara aquel papel, pero esa interpretación le valió una de sus varias candidaturas al Oscar. Lo que el común de los mortales no suele saber —debido a la versatilidad de los dos protagonistas de la película— es que Anne Bancroft, la madura y morbosa acosadora del inocente y jovencísimo Dustin Hoffman, que en la película podía ser su madre, tenía sólo seis años más que él.

Una media negra. Muchos varones de mi generación recordarán con especial delectación —morosa y morbosa— la pierna de Anne Bancroft cubierta —y luego descubierta— por una media negra, probablemente de seda, estando ella sentada sobre una cama que pronto iba a ser deshecha, en aquella habitación de hotel.

Yo también recuerdo aquella escena, pero hay otra, menos erótica que, sin embargo, define con especial eficacia y singular economía de medios la relación entre el dominante y el dominado. La señora Robinson y Benjamin Braddock están sentados en la cafetería del hotel y el muchacho levanta, insistente, su mano con el propósito de llamar la atención de algún camarero entre los varios que por allí pululan, pero nadie acude a su llamada, ninguno de aquellos servidores se apercibe de que alguien reclama sus servicios. Inquieto, el muchacho insiste... hasta que la señora Robinson se da cuenta del apuro en que se encuentra su joven amante y hace un leve gesto, apenas levanta con desgana un dedo y ello basta para que, de inmediato, acudan a la llamada dos o tres camareros.

"Tenía una mezcla de talento, humor, sinceridad y sentido común difícil de encontrar en ningún otro artista. Su belleza se transformaba constantemente según el papel que interpretara y, como la gran actriz que fue, su versatilidad era extraordinaria", dijo de ella Mike Nichols, el director de El graduado. "Si tuviera que elegir a uno de entre todos los actores y actrices con los que he trabajado, elegiría a Anne Bancroft, la Anna Sullivan del The miracle worker (El milagro de Ana Sullivan)", aseguraba hace pocos meses Arthur Penn, director de la película.

Anne Bancroft había nacido en el Bronx neoyorquino en 1931, de padres inmigrantes italianos, y se llamaba en realidad Anna Maria Louisa Italiano. Fue una niña prodigio que a los 2 años sabía cantar y bailar, y a los 9 les dijo a sus padres, muy seria, que iba a ser actriz. A los 17 se inscribió en la Academia de Arte Dramático de Manhattan y dos años más tarde comenzó a trabajar intensamente en la televisión que, según la actriz, "es la mejor escuela que un actor puede tener". Pese a esa declaración, más tarde, se matriculó en el Actor’s Studio.

En 1952, con 21 años, empezó a trabajar en Hollywood para la Fox, en la película de aventuras titulada Niebla en el alma, con Richard Widmark y Marilyn Monroe. Luego rodaría una película de misterio (Gorilla at large), con Lee J. Cobb y Lee Marvin y, más tarde, una de romanos y de gran presupuesto, Demetrio y los gladiadores, con Victor Mature, Susan Hayward, Richard Burton y Jean Simmons.

De esta primera etapa en Hollywood son también The raid, una película del Oeste —una vez más, con Lee Marvin— y, por primera vez, con Van Heflin, una película negra (La calle desnuda), con Anthony Quinn, y de nuevo, un western, dirigido por Anthony Mann (La última frontera), también un drama policíaco (The Girl in Black Stockings), con Mamie Van Doren. Películas que no eran de serie B, ni mucho menos, pero que no debieron de satisfacer las aspiraciones de la actriz. Volvió en 1958 a Nueva York, donde trabajaría en la escena durante los siguientes cinco años. Allí, en Broadway, ganó dos premios Tony y allí protagonizó la función El milagro de Anna Sullivan que, paradójicamente, habría de llevarla de vuelta a Hollywood, cuando Arthur Penn la eligió para protagonizar la versión cinematográfica de ese drama.

Un Oscar. Anna Sullivan, la protagonista, es la profesora que, pacientemente, consigue enseñar a la joven Hellen Keller (Patty Duke en la película), que ha nacido ciega y sordomuda. La Bancroft ganó el Oscar a la mejor actriz (1962) por esta interpretación. La película que protagonizó, inmediatamente antes de rodar El graduado, fue dirigida por John Ford y se tituló Siete mujeres.

El resto es bien conocido, incluso su matrimonio con Mel Brooks (1964), del que nunca se separó. Su última aparición fue para la televisión, en un remake de La primavera romana de la señora Stone (2003). Al final de su carrera, sin prodigarse tanto como al inicio, trabajó en una o dos producciones cada año (más de 40 cintas desde El graduado). Entre ellas, El joven Winston, El hombre elefante, Agnes de Dios, 84 Charing Cross Road, La asesina y Grandes esperanzas, la película que dirigió, en 1998, Alfonso Cuarón sobre la novela de Dickens. En 1980, Anne Bancroft dirigió Fatso (El gordito). Fue su única incursión en ese oficio, el de la dirección, que sin duda conocía muy bien.

Por Joaquín Leguina, es escritor, político y un gran cinéfilo. Su novela "Tu nombre envenena mis sueños" fue llevada al cine por Pilar Miró

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