DINERO FRESCO.
La globalización está provocando que los ciclos de las diferentes economías mundiales presenten cada vez mayor correlación, dificultando la diversificación geográfica del riesgo.
Si a esto sumamos una renta variable en máximos y tipos de interés al alza, no queda sino recurrir a la imaginación para obtener rendimientos satisfactorios con riesgo reducido. Afortunadamente, los cerebros más brillantes del sector financiero ya lo hacen por nosotros. Caídos en desgracia los fondos garantizados debido a su pírrica rentabilidad para los partícipes (no así para los emisores), y perplejos ante los incomprensibles “hedge funds”, una alternativa sencilla y práctica para el inversor son los llamados productos “estructurados”. Se trata de combinar una inversión directa en un subyacente financiero (índices, acciones, euríbor, etcétera) con una cobertura con derivados (opciones y futuros). Un ejemplo sencillo: inversión garantizada a 1 año que nos ofrece el 100% de la subida de la acción del Santander siempre que ésta no supere el 20% de revalorización, en este caso recuperamos el 100% del capital más un 4,50%. Es decir, eliminamos nuestro riesgo de pérdida a cambio de limitar nuestras ganancias, invirtiendo en Bolsa de una manera más conservadora.
F. IBÁÑEZ FERRIOL
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