¿El fin de los ordenadores de sobremesa?
■ Son grandes, ruidosos, ocupan un valioso espacio en nuestro escritorio y les ha salido un incómodo rival en ordenadores portátiles cada vez más versátiles y baratos. Las cifras de ventas no dejan lugar a dudas y los desktops están viéndose superados claramente en ventas por los portátiles, pero más que las frías cifras de ventas en sí, el mejor exponente del declive de los voluminosos ordenadores de sobremesa es la propia evolución del mercado. Los portátiles ya no son caros y han dejado de ser el patito feo en lo que a prestaciones se refiere. Los hay de todos tamaños y medidas y buena parte de los usuarios que hoy en día compra un portátil, jamás lo moverá de sitio, o lo que es lo mismo, hará las funciones de un sobremesa de facto.
Atrás quedaron los tiempos en los que encender un ordenador de sobremesa era como estar frente a un 747 en plena pista de despegue y los desktop se han ido haciendo con el tiempo más compactos y mucho más silenciosos, pero no ha habido grandes avances en este tipo de ordenador más allá de eso. Los portátiles por su parte han evolucionado -y siguen haciéndolo- superando límites inimaginables. Enfrentarse a la compra de un ordenador portátil es en este momento una labor titánica dada la amplísima oferta en el mercado, tanto en precios como en diferentes formatos. Los portátiles han ido evolucionando hacia abajo de tal manera que hasta un fabricante de móviles como Nokia se ha atrevido a bautizar su gama de smartphones como 'ordenadores de bolsillo'.
Con la única salvedad de la pantalla y las posibilidades de expansión, un portátil sirve tan bien como uno de sobremesa para el 99% de los usuarios, proporcionando la posibilidad de la movilidad si es que ésta llega a surgir en alguna ocasión. Sin embargo, muchos usuarios se dejan llevar con facilidad por la tendencia y no tienen en cuenta que uno de sobremesa en igualdad de precio, es mucho más potente que un portátil con lo que el gap de rendimiento que históricamente ha existido entre ambos equipos, sigue presente aunque en menor medida. La gran mayoría de los usuarios que usan el ordenador para comprobar el correo y navegar por la red apenas notarán esta disminución en el rendimiento, pero si se quiere sacar un poco más de jugo a la máquina, enseguida aflorarán las diferencias.
Los todo-en-uno, una posible vía de escape
Al resentirse tanto la demanda de los ordenadores de sobremesa, los fabricantes se han centrado fundamentalmente en el desarrollo de los portátiles, pero aún así ha existido un cierto resquicio de evolución en los corpulentos desktop. Esta evolución pasa por los denominados 'todo-en-uno', u ordenadores que integran la caja en la propia pantalla. Estos ordenadores acaban con el sambenito de ser monstruosos y ocupar mucho espacio en los escritorios, ofreciendo al mismo tiempo las prestaciones y tamaño de pantalla de un ordenador de sobremesa al uso.
Uno de los representantes más conocidos de este tipo de ordenadores es el iMac de Apple, que ha conseguido reducir el tamaño a poco más del grosor de una pantalla convencional. La competencia no le va a la zaga y ASUS, el fecundo fabricante asiático ha lanzado recientemente el Eee Top , un interesante todo-en-uno que cuenta además con pantalla táctil y todo ello por un precio muy competitivo. Pero todavía resulta mucho más atractivo el IdeaCentre A600 de Lenovo, un espectacular todo en uno que acaba de salir a la venta por un precio similar al de un portátil de gama alta. ¿Qué comprar entonces? Se trata de una decisión difícil pero parte del éxito radica en mantener la cabeza fría y reflexionar en sinceridad si espera sacar el ordenador de casa algún día o se quedará por siempre sobre su escritorio. La tozuda realidad de la gran mayor parte de las ocasiones.
Fuente: El Confidencial
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