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Maimónides



 / GASPAR MEANA

■ Maimónides, el sabio hebreo más célebre e influyente de la Edad Media.

Nació en Córdoba en 1135. Miembro de una respetada familia judía, a los 16 años ya era un especialista en textos filosóficos griegos y árabes. Su principal aportación fue asentar la teología judaica sobre los principios de la razón, aunque también fue un prestigioso escritor y médico.


Fue uno de los mayores y más lúcidos talentos del medievo. Filósofo, escritor, matemático, médico..., intentó desde sus textos clarificar y difundir las leyes judías mientras apostaba por la reconciliación de las ciencias humanas y divinas.

Este reputado libre pensador hebreo nació en Córdoba el 10 de marzo de 1135. Su nombre original era Moshe ben Maimón. Su familia hundía raíces en la Jerusalén previa a la diáspora provocada por el Imperio Romano. Por este motivo gozaba de gran respeto entre la comunidad judía andalusí, aportando a ésta personajes de gran relevancia como el propio padre de Maimónides, llamado Maimón ben José, que era juez del tribunal rabínico cordobés.

El pequeño Maimónides mostró desde sus primeros años una pasión desmedida por los estudios, siendo tutelado, en ese sentido, por su progenitor y por Yosef ben Migas, jefe de la importante escuela talmúdica de Lucena (Córdoba).

En 1148 Al-Andalus sufría los rigores de la invasión fundamentalista almohade y la bella Córdoba se sumió en el espanto de un saqueo del que, como es obvio, nadie quedó inmune, y menos los hebreos, que en su mayoría tuvieron que abrazar el islam o marchar al exilio. Ignoramos si la familia de Maimónides se convirtió obligada a la fe musulmana dispuesta a mantener sus prácticas judías en secreto, pero lo único constatado es que escaparon de la península Ibérica para radicarse en Fez (Marruecos). Allí permanecieron durante un tiempo, viviendo a expensas de los ingresos económicos de David, un hermano de Moshe que comerciaba con piedras preciosas.

A los 16 años, nuestro protagonista ya era un incipiente especialista en textos filosóficos griegos y árabes. Asimismo, dominaba los recovecos del Antiguo Testamento y mostraba un vivo interés por el variado catálogo de títulos rabínicos que caían en sus inquietas manos. Además, escribió su primera obra, un diccionario donde se recopilaban los diferentes términos de la lógica. En dicho texto ya se revelaba ese estilo sencillo y directo que acompañaría al ilustre escritor durante su brillante y extensa bibliografía.

La inestabilidad religiosa de aquellos años desató nuevas persecuciones contra los judíos y el clan tuvo que nomadear una vez más por diferentes territorios, hasta que en 1165 logró establecerse definitivamente en la ciudad de Fostat, muy próxima a El Cairo (Egipto). En aquellos años, Maimónides ya había conseguido granjearse una merecida fama como galeno, un oficio que tuvo que asumir como el principal de su vida tras la inesperada muerte de su hermano David en un naufragio acontecido en 1169. El célebre rabino tuvo que redoblar esfuerzos para atender la numerosa familia que quedaba a su cargo.

En 1185 el gran sultán Saladino se fijó en sus virtudes sanadoras y le nombró médico oficial de su corte en El Cairo. Fueron años de intenso trabajo en los que Maimónides tuvo que compaginar su liderazgo al frente de la comunidad hebrea local con una intensa actividad médica, no sólo en los palacios cairotas, también en su afamada consulta de Fostat. En ésta se daba cita la flor y nata de la sociedad egipcia en su afán de ser atendida por el facultativo más respetado del momento.

En cuanto a su decisiva carrera literaria, cabe comentar que —amén de una ingente literatura epistolar y de diversos volúmenes médicos en los que recomendaba mantener una vida sana con regímenes alimenticios adecuados, ejercicio moderado e higiene personal y sexual— sobresalieron dos grandes obras: la Mishné Torá o (Repetición de la ley) y Guía de perplejos. La primera, escrita en hebreo y distribuida en 14 volúmenes, fue elaborada entre 1170 y 1180, y en ella quedó plasmado su concepto meridiano acerca de la doctrina de la vida eterna con dogmas que, si bien, fueron discutidos por la ortodoxia judía, más tarde quedaron inscritos en la liturgia oficial de esta creencia. Guía de perplejos, redactada en árabe hacia 1190, reflejaba la visión filosófico-teológica del rabino sefardí, quien abogaba, entre otras cosas, por el entendimiento entre las ciencias del hombre y las de Dios.

El mencionado trabajo traducido al hebreo y al latín supuso todo un acontecimiento cultural de hondo calado y generó gran respeto hacia su artífice por parte de las tres religiones monoteístas e influyó en prestigiosos personajes como santo Tomás de Aquino o san Alberto Magno.

El Rambam (acrónimo de Rabí Moshe be Maimón con el que era conocido popularmente entre sus admiradores), falleció el 13 de diciembre de 1204. El mundo hebreo le lloró en cualquier rincón del planeta donde se asentara una judería. La UNESCO declaró 1985 Año Mundial de Maimónides, justo reconocimiento para este cordobés universal.

[Fuente: José Luis Cebrián/ GASPAR MEANA]

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