Sismógrafo
El primer sismógrafo (del griego seísmos, agitación) era una pieza de artesanía. Se construyó en China alrededor del año 130. Consistía en una vasija con seis bocas de dragón que sostenían en equilibrio una bola cada una; si había un temblor, las tiraba. La intensidad se medía según el número de bolas que se caían. John Milne perfeccionó el sistema en 1780 fijando un péndulo horizonal en una roca. Cuando había un terremoto, el movimiento quedaba registrado en un tambor giratorio con una pluma.
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