Cambio drástico
Se sabe que las langostas del desierto (Schistocerca gregaria) forman enjambres de miles de millones de insectos, y con éstos causan daños devastadores en zonas agrícolas de África, China y otras partes del mundo.
Pero de hecho, este insecto pasa la mayor parte de su vida siendo una criatura inofensiva en una fase "solitaria".
"Es extraordinario haber descubierto que esta misma sustancia química es la que causa que un insecto tímido y antisocial decida atacar en grandes grupos". Dr. Swidbert Ott
Cuando el alimento escasea, la langosta gradualmente se agrupa con otros de su especie y comienza su fase "gregaria", que culmina con la formación de un agresivo enjambre.
Antes de formar el enjambre, sin embargo, la langosta pasa por una serie de dramáticos cambios físicos.
Su cuerpo se oscurece y sus músculos se vuelven más firmes.
Para descubrir qué es lo que provoca estos cambios los científicos de las universidades de Oxford y Cambridge en Inglaterra, y la de Sidney en Australia, estudiaron a estos insectos en el laboratorio.
Para provocar la fase gregaria los investigadores frotaban las patas traseras del insecto para simular la experiencia de empellones que se siente en una multitud.
Los científicos descubrieron que las langostas que se comportaban de forma más gregaria (a modo de enjambre) tenían aproximadamente tres veces más niveles de serotonina en el cerebro que los animales más calmados y solitarios.
Cuando están en su fase gregaria los insectos tienen niveles tres veces más altos de serototina.
Gran misterio
"El proceso que causa que las langostas puedan transformar su conducta de esta forma ha sido un misterio para los científicos durante casi 90 años" afirma el doctor Michael Anstey, de la Universidad de Oxford.
"Conocíamos el estímulo (físico) que causa esta increíble transformación. Pero nadie había sido capaz de identificar los cambios en el sistema nervioso para convierte a una langosta antisocial en un monstruoso enjambre", expresa el investigador.
"Pero ahora finalmente tenemos la evidencia que resuelve esta interrogante".
El equipo de científicos afirma que el hallazgo podría conducir al diseño de estrategias de control de langostas.
Por ejemplo, el desarrollo de un compuesto químico que inhiba la serotonina y logre cambiar a las langostas gregarias a su fase solitaria.
En el ser humano, por el contrario, el objetivo de muchos medicamentos antidepresivos es mantener niveles altos de serotonina en el cerebro.
"La serotonina influye drásticamente en la forma como se comporta e interactúa el ser humano" afirma otro de los autores del estudio, el doctor Swidbert Ott, de la Universidad de Cambridge.
"Así que es extraordinario haber descubierto que esta misma sustancia química es la que causa que un insecto tímido y antisocial decida atacar en grandes grupos", expresa el científico.
Fuente: BBC Ciencia.
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