"Estremece el hecho y el número de los que son sacrificados por la sobrecogedora crueldad del aborto, una de las lacras más terribles de nuestro tiempo tan orgulloso de sí mismo y de su progreso. Ellos son los nuevos 'Santos Inocentes' de la época contemporánea", declaró.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero quiere aprobar en 2009 una nueva ley del aborto y está estudiando la posibilidad de aplicar una norma de plazos - que permite interrumpir el embarazo libremente en las primera semanas - frente a la de supuestos de la legislación actual, que permite el aborto en casos como los de malformaciones del feto y riesgo para la salud de la madre.
"Estamos convencidos (...) de que no sólo es posible concebir, ordenar y vivir el matrimonio y la familia de forma muy distinta a la que en tantos ambientes de nuestra sociedad está de moda y que dispone de tantos medios y oportunidades mediáticas, educativas y culturales para su difusión, sino que, además, es la que responde a las exigencias más hondas y auténticas de amor y de felicidad", declaró el cardelan en la homilía.
La concentración católica, con menos carga política que la del año pasado y en la que participaron cinco arzobispos, 22 obispos y más de 300 sacerdotes, según varios medios, comenzó con un mensaje enviado por el Papa Benedicto XVI desde el Vaticano, en el que pidió trabajar en defensa de la familia.
La celebración de la misa obligó a cerrar numerosas calles de los alrededores de la Plaza de Colón en una fría mañana de Madrid.
En el multitudinario acto celebrado hace un año, cuando estaban cerca las elecciones generales españolas de marzo de 2008, los obispos dijeron que la familia tradicional estaba en peligro por las leyes aprobadas desde que los socialistas habían llegado al poder en 2004, como la legalización de los matrimonios homosexuales y el divorcio "exprés".
La retórica entre Iglesia y Gobierno de Zapatero se ha rebajado considerablemente desde entonces, sobre todo tras el encuentro mantenido en agosto en La Moncloa entre el cardenal Rouco y el presidente del Ejecutivo.
Aunque España es un país mayoritariamente católico, en los últimos años ha descendido considerablemente la asistencia a la iglesia los domingos, los índices de divorcios están entre los más altos de Europa y el número de abortos se ha duplicado en el país en la última década.
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