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Torre Biónica en Shangai


• Construcciones •


 

 

 

 

■ ¿Hará un frío tan insoportable en el piso 300 que no dejará disfrutar las vistas? A unos 1.000 metros de altura, ¿cómo cambian las escalas? ¿Qué tamaño adquieren los coches, la gente, la calle, los árboles, los parques? ¿Aguantaría cualquier temperamento templado reuniones de comunidad en una casa con 100.000 vecinos?

Serán preguntas que deberán hacerse en un futuro los habitantes de las ciudades verticales, las hijas mayores de los rascacielos, las amantes, entre pecaminosas y sugerentes, que habitan hoy la imaginación de muchos arquitectos de todo el mundo y a las que los españoles no son ajenos, sino protagonistas. Es el caso de Eloy Celaya, Rosa Cervera y Javier Pioz, autores del proyecto de la Torre Biónica, un mastodonte pensado para Shanghai, con 1.228 metros de altura, que se fue al traste tras la tragedia de las Torres Gemelas pero que, parece, no ha muerto definitivamente.

Dos exposiciones organizadas a raíz del año de España en China, previstas para enero y mayo de 2008 en Pekín y Shanghai, reactivan la utopía de una idea que quedó aparcada en 2001. Allí, en esas ciudades de crecimiento imparable, obligadas a desarrollarse hacia arriba y no horizontalmente, como ocurre en Europa, volverá a mostrarse esta posmoderna torre de Babel. Altiva, luminosa, una aldea de ciencia-ficción, con su kilómetro superado.

¿Hasta dónde se puede llegar? La verdad es que la lucha discurre metro a metro y que un salto del doble cuando la marca está en 600 parece difícil. Aun así, la Torre Biónica no es el único proyecto de estas características. En Japón también existe otro, impulsado por la empresa Takenaka Corporation, llamado La Ciudad del Cielo: más de 1.000 metros para oficinas, viviendas y usuarios variados que cada 10 plantas contaría con jardines y espacios públicos. Podría llegar a acoger a diario a 150.000 personas.

Siguen siendo utopías, sueños locos, sujetos a la audacia y a la suerte, muchas veces. Aunque, por el momento, a los ojos de Javier Pioz, resultan ilusiones posibles que han conseguido desarrollar a su alrededor toda una filosofía de la que él y su mujer y socia, Rosa Cervera, se han convertido en divulgadores: la arquitectura biónica. "Las respuestas de la arquitectura biónica son sencillas: la naturaleza lo hizo antes y lo hizo mejor", asegura Pioz.

Su obsesión por los rascacielos comenzó en Nueva York, donde se especializó en este tipo de construcciones. Allí vio que la ciencia biónica era aplicable a la arquitectura: "Es curioso, porque la ciencia biónica surgió en la antigua URSS y en Estados Unidos impulsada por la necesidad de armamento. Trata de aprender de los comportamientos naturales, del vuelo de un pájaro, como ya hizo Leonardo da Vinci, el primer biónico", explica Pioz.

Con esa sencilla visión, después desarrollada científicamente, ya ha proyectado varias cosas. "En este tiempo, después de que las autoridades chinas pararan el proyecto tras el trauma del 11 de septiembre, han ido surgiendo hijos de la Torre Biónica". Habla de un proyecto que ya está en marcha para Calcuta, en India, que será el más alto de la ciudad: dos torres de 150 metros, "el techo de India actualmente", que albergarán el Hotel Intercontinental. Son los hijos verticales, pero también los hay horizontales: "La Ciudad España, en Feng-Xiang, una población con aires latinos para la que hemos aplicado el concepto de plaza, lo más característico de la arquitectura española, para los espacios públicos y edificios oficiales". En esa zona también habrá ciudades inglesas o alemanas. La gracia está precisamente en el tópico. "Sólo nos pusieron una condición, que usáramos tejas rojas, pocas o muchas, pero que las hubiera".

Pero su gran reto sigue siendo la Torre Biónica. Hace falta imaginar mucho, comparar con cosas reales para hacerse una idea de su dimensión. La edificación se sostendría sobre una base de 260 - 160 metros, tendría 300 pisos, sería cuatro veces la Torre Eiffel. ¿Cuánto costaría? "Los cálculos son de 10.500 millones de euros, hablamos de dos millones de metros cuadrados construidos".

Shanghai parece el lugar propicio para eso. Y un coste así sólo podría ser asumido con hoteles de por medio. La población flotante de la ciudad china es el doble que la de sus habitantes normales, 15 millones de personas. "Así que la mitad de las plazas de la Torre, 50.000, serán para hotel". En total, entre hotel y vivienda, hablamos de Cuenca y Huesca juntos o de meter una ciudad del extrarradio de Madrid, como Alcobendas o Parla, en un edificio.

La necesidad del crecimiento vertical es algo evidente en las montañas de cemento que se ven en Shanghai. Su alcalde en el año 2000 así se lo dijo a Pioz. "Puede que ahora no sea necesario, pero en pocos años, habrá que construir varias", me dijo. Lo sabía bien el administrador de una ciudad en cuyo radio, que para hacernos una idea va de la Puerta del Sol hasta Villalba, a 45 kilómetros del centro de Madrid, hay 5.000 edificios de más de 100 metros.

La ciudad como referente

José María Ezquiaga, premio nacional de Urbanismo, celebra que dos españoles centren un debate en la arquitectura mundial con un proyecto, pero no tiene mucha fe en el crecimiento vertical. "Nunca un edificio puede sustituir a una ciudad", asegura Ezquiaga. "Las ciudades están hechas de heridas, de cicatrices. El artefacto más complejo de nuestra civilización se llama ciudad y estos edificios no pueden ni deben sustituirlo. No debemos perder nuestros espacios públicos, ni las calles, ni las plazas.

El civismo surge de los espacios públicos", afirma.

Arquitectos más que consagrados, como Rafael Moneo, tampoco creen en estas propuestas. "Los desarrollos horizontales son mucho más cómodos en todos los aspectos de la vida. El crecimiento horizontal consume más suelo, cierto, pero es mejor vivir pegados a él. Hoy el poder económico legitima casi todo y para los empresarios tiene más ventajas ese crecimiento. Son más cómodas para ellos esas macroestructuras que crecer moderadamente y con tiempo. Se mueve todo más por impulsos financieros que por racionalidad y eso produce demasiado oportunismo".

Vídeo sobre la Torre Biónica en el programa Redes, con una entrevista a Eloy Celaya, uno de los coautores de este proyecto.

Actualizo: Tras mucho tiempo de lucha por parte de Eloy Celaya, quien trabajo junto con Mª Rosa Cervera y Javier Gómez Pioz en la Torre Biónica, ha visto por fin como una sentencia de la Audiencia Nacional le reconoce la coautoría de Torre Biónica junto con los anteriormente citados. Más información sobre la sentencia aquí.

 

[Fuente: El País]

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