• SOCIEDAD
Cuatro hermanos: de pie, Gonzalo (9años). Sentados, de izquierda a derecha, Luis (5), ana (7) y Jaime (3).
► ¿Por qué el mayor suele ser el más listo?
■ Los nuevos estudios científicos concluyen que los primogénitos tienen un cociente intelectual más alto que sus hermanos, triunfan antes y con más frecuencia. Los pequeños sacan partido de una mayor intuición o más desarrolladas habilidades sociales.
Los hermanos Bush.
¿Sabe usted quién es Carlos Iglesias? Pocos son los datos que conocemos de él. Las páginas de este Magazine, sin embargo, se quedan cortas para hablar de su hermano mayor. Con más de 260 millones de discos vendidos en todo el mundo y una fortuna valorada en más de 2.000 millones de euros, Julio Iglesias está en el Libro Guinness de los Records por haber vendido más discos en distintos idiomas que ningún otro artista. Pero, ¿se habría convertido en el cantante latino que más discos ha vendido en la historia de la música de no haber sido el primogénito del matrimonio formado por el doctor Iglesias Puga y María Rosario de la Cueva?
Otro primogénito. Mientras el pequeño Marc Gasol (22 años; 2,15 metros) desarrolla su prometedora carrera en el Akasvayu Girona de la ACB, su hermano mayor, Pau (27 años y los mismos 2,15 metros) ha firmado con los Memphis Grizzlies de la NBA un contrato de más de nueve millones de euros por la temporada 2007-2008. Y éstos no son, desde luego, sus únicos ingresos.
Las páginas de la historia están repletas de primogénitos que, de una manera u otra, han marcado el rumbo del mundo. Desde la senadora y posible candidata a la presidencia de EEUU Hillary Clinton 0 Winston Churchill hasta la creadora de Harry Potter, J. K. Rowling, el cineasta Clint Eastwood o Maradona. De todas las cosas que acaban por conformar al ser humano, pocas parecen tan arbitrarias como el orden en que nosotros y nuestros hermanos vamos abandonando el útero materno. Y, sin embargo, las más recientes investigaciones se empeñan en demostrar que los primogénitos son más inteligentes y tienen más posibilidades de éxito que sus hermanos menores.
Basándose en los registros detallados de 241.310 reclutas del Ejército noruego nacidos entre 1967 y 1976, un grupo de científicos del país escandinavo capitaneado por Petter Kristensen y Tor Bjerkedal concluyó en junio pasado que los primeros hijos tendían a desarrollar un cociente intelectual (CI) algo mayor que sus hermanos menores. Las puntuaciones obtenidas por los reclutas en las pruebas de inteligencia señalaban una diferencia de 2,3 puntos de CI entre los primeros y los segundos hermanos, quienes, a su vez superaban a los hermanos nacidos en tercer lugar por un promedio de 1,1 puntos.
Cualquier progenitor puede habérselo preguntado en ocasiones. Como muchas otras madres, Cristina López Schlichting, presentadora del programa La Tarde con Cristina, de la COPE, ha comprobado que cada hijo, haya nacido en la posición que haya nacido, encuentra la manera de suplir sus carencias de algún modo: «Mi hijo mayor, Felipe, tiene 17 años. Es responsable, prudente, muy inteligente y reflexivo. Ignacio tiene ahora 16, y es un trasto. Está en continua rebelión; pero es muy intuitivo y se mueve con mucha soltura a nivel social. Y por último está Inés, que tiene 15 años y es dulce, tranquila, responsable…y sobre todo muy feliz».
En realidad, el interés por la relación entre el orden de nacimiento y la inteligencia se remonta a las investigaciones llevadas a cabo por el científico británico Sir Francis Galton (1822-1911). Considerado como el padre de la psicología diferencial por haber aplicado las teorías de su primo Charles Darwin en el estudio de las diferencias individuales, Galton aseguró, ya en 1874, que los hombres que ocupaban cargos de importancia eran, con exagerada frecuencia, los primogénitos de las familias.
Pau y Mac Gasol.
Desde entonces, y ya han pasado unos cuantos años, las páginas de las más prestigiosas revistas científicas han publicado decenas de estudios. Uno de los más importantes se publicó en la revista Science en 1973. Belmont y Moralla analizaron en profundidad una muestra formada por 400.000 hombres holandeses nacidos entre 1944 y 1947 y demostraron, sin atreverse a dilucidar el porqué, que los hermanos mayores eran más inteligentes que sus hermanos pequeños.
Segundos con poder. «Seré un genio y el mundo me admirará. Quizá seré despreciado e incomprendido pero seré un genio, un gran genio, porque estoy convencido de ello». Así de firme y convencido se mostraba Eugenio Salvador Dalí (1904-1989) al describir su posible porvenir en un diario personal. Tenía sólo 15 años. Pintor, escultor, cineasta, escritor y diseñador, no fue el primer hijo del matrimonio formado por Salvador Dalí y Felipa Doménech, pero desde el primer momento ocupó el lugar reservado para el primogénito. Su hermano mayor, también llamado Salvador, había muerto con sólo siete años en 1901 a causa de una meningitis y la terrible tristeza experimentada por sus padres se tradujo años más tarde en una exagerada atención hacia el joven genio.
El estudio de Kristensen y Bjerkedal no sólo demostró que la inteligencia de los primogénitos es superior a la de los segundos y terceros hermanos. También es igual a la de aquellos que han nacido en segundo lugar pero que han desarrollado un rol social como primogénitos. En otras palabras, que la relación entre el orden de nacimiento y los niveles más elevados de cociente intelectual dependen directamente del rango social que el sujeto ocupe en la familia y no de factores prenatales o del orden de nacimiento en sí mismo. El motivo, por tanto, podría tener que ver más con factores sociales que meramente biológicos.
María Ángeles Quiroga, experta en la materia y profesora de psicología diferencial de la Universidad Complutense de Madrid, ha estudiado recientemente las diferencias existentes entre 500 parejas de hermanos. De su análisis ha concluido que la puntuación media de CI es prácticamente igual en el hermano mayor que en el hermano menor. «Sólo hemos obtenido una diferencia y es que los hermanos mayores suelen manejar más léxico», asegura. «Los noruegos hablan de 2,3 unidades de diferencia en el CI entre el primer y el segundo hermano, pero el dato sólo comenzaría a ser relevante a partir de una diferencia de 15 unidades. Lo que nos interesa a los científicos de esa investigación es que demuestra que cuando los padres te crían como primogénito tu nivel de CI es mayor».
El cociente intelectual es una unidad de medida que sirve para valorar la inteligencia de una persona, es decir, su capacidad para resolver problemas nuevos, para orientarse en el espacio o para expresarse. Una unidad que, por convención, los psicólogos han situado en una media de 100 y, según la cual, la mayor parte de la población (un 66%) se encuentra entre 85 y 115. «Con una diferencia de tres unidades de cociente intelectual como la que apunta la investigación noruega», añade la profesora Quiroga, «no estamos en condiciones de predecir quién tendrá mayor rendimiento en la vida cotidiana. Todos tenemos puntos débiles y puntos fuertes y tratamos de compensar unos con otros».
Comparaciones odiosas. Eduardo Cruz y Encarna Sánchez también tienen tres hijos. Penélope, que el próximo mes de abril cumplirá los 34, Mónica, que nació sólo tres años después que su hermana mayor, y Eduardo, el benjamín. Tres hijos nacidos en el seno de una modesta familia de Alcobendas, una localidad de la periferia de Madrid.
Con el paso de los años, han ido desarrollando carreras profesionales bien distintas. Para Eduardo es la música lo que mueve el mundo. Guitarrista, compositor y cantante, a sus 22 años acaba de publicar su primer disco, Cosas que contar, y tiene ganas de comerse el mundo. Mónica se ha centrado en la danza. Con 30 años, ha conocido el éxito gracias a su papel en la serie televisiva Un paso adelante.
Y por último, Penélope. Una actriz de éxito y enorme proyección internacional que por cada película rodada en Hollywood se embolsa algo más de un millón de euros. Es la primera y única candidata española a los Oscar en la categoría de mejor intérprete femenina. Y es que las comparaciones, a veces, pueden ser odiosas.
Tampoco debió de ser tarea fácil ejercer como hermano menor de Theodore Roosevelt. En 1883, mientras Teddy se convertía en representante para la Asamblea del Estado de Nueva York, su hermano Elliot empezaba a ser consciente de los primeros síntomas de una grave depresión. Cuando, hacia el año 1891, Elliot tuvo que ser ingresado en una clínica por sus adicciones, Theodore figuraba ya como flamante autor de ocho libros.
Elliot murió a los 34 años a causa del alcohol. Su hermano Theodore, sin embargo, vivió hasta los 60, se convirtió en el presidente más joven de la historia de EEUU a los 42 y obtuvo el Premio Nobel de la Paz por sus gestiones para poner fin a la guerra ruso-japonesa.
En una investigación sobre líderes empresariales llevada a cabo por la firma Vistage, los resultados mostraron que el 43% de las personas que ocupan cargos directivos son primogénitos, el 33% son hermanos nacidos en segundo lugar y sólo el 23% son los terceros o últimos hermanos.
Pero aún hay más. Gracias a un reciente estudio elaborado por la universidad de Stanford, el psicólogo Robert Zajonc demostró que el orden en el nacimiento determina en gran medida el éxito profesional de las personas y que los primogénitos están, de alguna manera, mejor cualificados para desarrollar determinadas profesiones, entre las que incluía las de cirujano, abogado o ingeniero.
Históricamente los primogénitos han sido los herederos por derecho. Ellos eran los máximos beneficiarios de los muchos o pocos recursos económicos de la familia. Lo mejor de lo mejor se ha reservado siempre para el hermano mayor.
Por norma general, los álbumes familiares están repletos de las fotografías de los primogénitos. Miles de retratos que pretenden congelar todos y cada uno de los momentos estelares de ese primer hijo. Los primogénitos son el centro de atención y en ellos depositan los padres todas sus expectativas y esperanzas. Ellos son los máximos beneficiarios de los recursos económicos de la familia (con todo lo que eso supone a nivel educativo) y ellos son, desde luego, la principal preocupación e inspiración de sus padres. «En términos de problemas, el primer hijo es la novedad», explica la profesora María Ángeles Quiroga, «y a la novedad dedicas todos los recursos. Con el segundo, en cambio, ya te conoces la historia, y con el tercero ya ni te cuento».
Hace no demasiados años, un número importante de expertos explicaba las diferencias intelectuales entre el primogénito y el resto de los hermanos haciendo referencia a factores prenatales o gestacionales. Hoy parece claro que la atención inusitada que los padres prestan a los primogénitos, la especial interacción que establece un primer hijo con su familia o el simple hecho de que en el núcleo familiar no existan otros niños capaces de generar un entorno verbal o de juego más infantil, influyen directamente en los niveles de cociente intelectual de los niños.
Podría parecer un comportamiento exclusivo y sólo posible entre los seres humanos, pero no. Entre los animales es más que habitual.
No podemos decir que las garzas sean los seres vivos más inteligentes dentro del reino animal, pero la naturaleza las ha hecho especialmente astutas en lo que a planificación familiar se refiere. Como muchos otros pájaros, las garzas son capaces de poner múltiples huevos en un breve espacio de tiempo pero, en lugar de tratarlos de la misma manera para que nazcan más o menos en el mismo momento, la madre empieza a incubar su primer y su segundo huevo antes de incorporar los demás huevos al nido.
Como resultado, las crías van naciendo en días sucesivos. La primera en llegar, aquella cría que la garza eligió como primogénita, empezará a comer y a crecer al menos 24 horas antes que sus hermanos pequeños. Lo normal sería que la segunda cría tampoco tuviese demasiados problemas para salir adelante, pero la tercera tendrá que luchar para mantenerse con vida. El cuarto en llegar al nido y los siguientes tendrán el trabajo más duro, siendo incluso empujados fuera del nido o picoteados hasta la muerte si escasea el alimento o el agua. Pues bien, los seres humanos, aunque más sentimentales y cuidadosos que las garzas, tienden también a favorecer al primogénito.
Sea por sus más elevados niveles de cociente intelectual, como indica la investigación de los científicos noruegos, por los privilegios que les otorgan los padres durante la infancia o por los recursos económicos disponibles para el desarrollo de su educación, los primogénitos parecen tener más fácil el camino hacia el éxito. El perfil de ambiciosos, responsables y perfeccionistas que les cuelgan los expertos parece el idóneo para llegar a ser un personaje de éxito o un renombrado directivo. ¿Habrían llegado Diego Armando Maradona, Theodore Roosevelt, Penélope Cruz o Pau Gasol a ser el centro de atención de todas las miradas de no haber sido los hermanos mayores?
En el libro «Why first borns rule the world and last borns want to change it» y la página web http://www.parentingideas.com.au/ .
El Rincón de "Fali"
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