Esto es lo que hace la serpiente asiática Rhabdophis tigrinus. Para ello, estos reptiles se comen una especie de sapo cuya toxina es almacenada en unas glándulas ubicadas en su cuello. Cuando la serpiente ataca, lanza el veneno depositado en dicha zona.Según sus descubridores, un grupo de científicos patrocinados por la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos, si bien muchos invertebrados utilizan este método de tomar prestadas toxinas a partir de su dieta, en especies de vertebrados se trata de un caso muy raro. Los detalles del hallazgo han sido publicados en la revista científica PNAS. La herpetóloga Deborah Hutchinson, miembro del equipo científico, asegura que han identificado seis sustancias en estas serpientes que podrían servir para tratamientos médicos en personas aquejadas de hipertensión y problemas de presión sanguínea. Alex Fernández Muerza
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