Durante las últimas décadas, el vertiginoso desarrollo de los medios de combate no excluyó a los helicópteros. Muy por el contrario, la gran versatilidad de estas máquinas hizo de ellas un éxito. En consecuencia, todos los países se apresuraron a copiar y mejorar su sistema, abriéndose entonces un gran mercado que impulsó cambios rápidos, tanto en su técnica como en sus tácticas de empleo.
Así, pronto surgió la necesidad de brindar al helicóptero de transporte -con gran despliegue en los fines del 60- una máquina similar que le proporcionara protección y fuese apta para las tareas de combate propiamente dicho.
De esta manera, en 1967 apareció en EEUU, el AH-1 Cobra, el primer helicóptero diseñado para desarrollar misiones de apoyo táctico específico, tales como apoyo de fuego para las unidades terrestres y de escolta armada de otros helicópteros.
Un poco de historia
Recorriendo la historia de estas máquinas, digamos que hasta 1967, los helicópteros que existían solían ser artillados con ametralladoras y coheteras, para brindar un cierto apoyo de fuego a las tropas en tierra. No obstante, su resultado no era del todo alentador. Ello hizo que en 1963, el ejército estadounidense asignara cuatro millones de dólares para el desarrollo de un helicóptero destinado, en forma exclusiva, a convertirse en una nave de ataque. En 1965, apareció el YAH 1, del cual nacería posteriormente el AH - 1G Huey Cobra.
En comparación con las aeronaves conocidas, el modelo básico AH-1G poseía una silueta muy aguerrida, al punto que podía describírselo con una forma esbelta y estilizada y muy reducida, característica esta última que lo favorecía en cuanto que disminuiría su posibilidad de convertirse en blanco fácil. Bajo su morro, se encontraba su armamento fijo (lanzagranadas, ametralladoras multitubo, etc), manejado por el copiloto artillero que ocupaba la plaza anterior y que disponía de un visor pantográfico para la puntería. Detrás de la doble cabina de pilotaje y en la parte superior del fuselaje, se hallaba una turbina de 1.400 caballos, encargada de propulsar la nave. Su tren de aterrizaje era fijo, mientras que el armamento opcional -normalmente coheteras- se instalaba en los planos cortos en el tercio anterior del fuselaje.
Luego de rigurosas pruebas técnico-tácticas realizadas ese mismo año, el ejército declaró que el aparato resultaba apto, y ordenó entonces a la Bell, la construcción de 110 de ellos. Los seis primeros llegaron a Vietnam en agosto de 1967. Hasta 1973, ya se habían fabricado 1.116 helicópteros.
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