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CHINOS MILLONARIOS

LA PARADOJA DE LOS CHINOS MILLONARIOS
Mientras los más acaudalados se gastan sus yuanes en ferias de marcas de lujo, otros se conforman con vivir con un euro al día. Por Aritz Parra / Shanghai.
Si a alguien le quedaban dudas de que China no se ha rendido por completo a los ardores del consumismo, no tenía más que pasarse por la Feria para Millonarios que acogió Shanghai la pasada semana. Un teléfono móvil con diamantes por algo más de 70.000 euros, té de flores a 800 euros el kilo, mansiones de ensueño, yates, servicios financieros, mascotas y hasta agua embotellada en Alaska formaban parte de la abrumadora oferta de 150 marcas que apelan a la extravagancia para seducir a la nueva clase de ricos.
¿Tantos son los que en China se pueden permitir este tipo de caprichos?
La propia feria -una iniciativa holandesa con réplicas en Rusia, Francia y Emiratos Arabes- cuantifica que en la República Popular ya hay cerca de 300.000 chinos que, con sus más de cinco millones de euros, empujan el mercado de la pompa a un ritmo «entre el 10 y el 20% anual». A tal velocidad, para 2015 los chinos podrían ser los segundos consumidores de lujo en el mundo por delante de los magnate japoneses y sólo por detrás de los estadounidenses.
El despliegue de opulencia contrasta en un país que se autodenomina comunista, aunque, eso sí, cada vez se le añaden más adjetivos. El propio pabellón ferial fue un regalo de los soviéticos en el décimo aniversario de la revolución de 1949. El padre del milagro económico, Deng Xiaoping, ya avisó que primero debían enriquecerse unos pocos, pero a los más desfavorecidos -25 millones de chinos sobreviven con. menos de un euro al día- se les empieza a agotar la paciencia.
Y eso preocupa a las autoridades, que se esfuerzan por descafeinar los anuncios de flamantes complejos urbanísticos, frenar la erupción de campos de golf o evitar que los ricos desperdicien comida en los banquetes. «El gobierno no quiere que los ciudadanos se sientan infelices por el estilo de vida que pueden mostrar los millonarios», admite David Zhong, organizador de la Feria de los Millonarios en Shanghai. «Pero también es injusto que tengamos que forzar a la gente rica a vivir con un estilo de vida común».
Hombre de gustos refinados, Zhong quiere ser un ejemplo para los nuevos ricos de su país, para que recuperen la cultura de la elegancia del Shanghai de los años 30, cuando la ciudad era conocida como la Perla de Oriente. «Los ricos están todavía conociendo las marcas globales», dice señalando la avalancha de logotipos y firmas de renombre que han desembarcado en el país. «Ahora, los productos de lujo se enfrentan a un segundo gran reto: generar beneficios a través de la distribución y venta».

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