Cientos de miles de iraníes desafían al régimen de Ahmadineyad

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Un herido es llevado al hospital tras ser tiroteado en una manifestación contra Ahmadineyad en Teherán (Efe)

 

■ Un desafío extraordinario contra Mahmud Ahmadineyad tuvo lugar ayer en Teherán. Cientos de miles de iraníes marcharon por el centro de la capital para rechazar los resultados de las elecciones presidenciales del pasado viernes, en la mayor manifestación antigubernamental registrada desde la revolución islámica de 1979. A pesar de que el régimen ha prohibido las protestas, y en contraste con los incidentes ocurridos el fin de semana, la marcha se desarrolló de forma pacífica hasta el final del día, cuando miembros de la milicia religiosa Basij dispararon contra unos manifestantes que atacaron una de sus sedes. El choque terminó con al menos siete muertos. En Isafhan, al sur de la capital, la policía cargó contra una manifestación de varios miles de personas mientras la multitud provocaba incendios en diversos puntos de la ciudad. 

Las protestas comenzaron horas después de que el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jameini, quien el pasado sábado refrendó la reelección de Ahmanideyad, solicitase una investigación sobre la abultada victoria electoral de este último sobre el reformista Mir Hosein Musaví, un candidato aprobado por el Consejo de Guardianes, es decir, un miembro del sistema. Sin embargo, los analistas coinciden en señalar que es demasiado pronto para saber si el anuncio, o la decisión del Gobierno de permitir la masiva y, en ocasiones, silenciosa manifestación en Teherán, no es más que un movimiento superficial.  

La situación no tiene precedentes en los 30 años de historia de la República Islámica. Y, aunque es imposible predecir qué pasará en las próximas horas, a medida que continúan las protestas -que, según corresponsales, surgen a menudo de forma espontánea- la tensión se torna potencialmente explosiva. No obstante, dadas las restricciones que el régimen impone a los medios extranjeros, es imposible conocer cómo se desarrolla la escalada de protestas en la capital, por no hablar del resto del país. Todos los ojos están pendientes del próximo movimiento de Musavi.  

Ayer el propio ex primer ministro apareció ante sus seguidores, ataviados con el color verde de su campaña electoral. Era la primera vez que es visto en público desde que el Consejo de Guardianes anunció la reelección de Ahmadineyad por más de un 30% de los votos de diferencia (un 62,6 frente a un 33,75). En medio de riadas de gente que abarrotaban las calles del centro de Teherán, Musavi, acompañado de Mehdi Karubi, otro ex candidato reformista, se encaramó al techo de su vehículo y exigió la repetición de los comicios, al tiempo que se mostró dispuesto a participar en una nueva votación. "Estamos dispuestos a participar en unas nuevas elecciones presidenciales", exclamó.

Los manifestantes recibieron también el apoyo del ex presidente Mohamed Jatamí, quien aseguró que estaba "decidido a participar en la manifestación pacífica" para expresar su "protesta" por el "agravio hecho al pueblo y a la revolución".

¿Un Irán fracturado?

¿Significa esta tensión que el régimen de los ayatolas lidera un país fracturado? El presidente Ahmadineyad cuenta con un amplio respaldo entre la población, obtenido en parte por las ayudas económicas directas destinadas a los más desfavorecidos, funcionarios y otros sectores afines al régimen. Frente a él, una amplia parte de la sociedad, no sólo los jóvenes sino también profesionales y la mayoría de las mujeres, muestra anhelos reformistas. Las dificultades financieras que atraviesa el país han puesto en su contra incluso al sector económico conservador.

Asimismo, la división no solo existe entre laicos y religiosos. Por primera vez, según Haizam Amirah Fernández, investigador del Real Instituto Elcano, citado por la BBC, "los padres de la Revolución Islámica y de la República Islámica están divididos, como demuestra el hecho de que unos de los padrinos de la Revolución, Hashemi Rafsanjani, ex presidente de la República y ex presidente del parlamento, esté virtualmente detenido en su casa y se haya enfrentado no solo con Ahmadineyad sino con el guía supremo, el ayatolá Jomeini". 

Preocupación internacional

Esta situación ha desconcertado a Occidente, que intenta inducir a la quinta potencia exportadora de petróleo del mundo a que frene su programa nuclear. El presidente de EEUU, Barack Obama, dijo que deben ser los iraníes los que decidan quiénes serán sus líderes y se mostró preocupado por las revueltas. Asimismo dijo que ninguna investigación sobre los resultados debería acabar en un baño de sangre. "Sería un error por mi parte permanecer callado con lo que estamos viendo en televisión los últimos días", dijo Obama.

La Unión Europea también aumentó ayer su presión sobre las autoridades iraníes al pedirles que acepten las peticiones de la oposición de que se investigue la arrolladora victoria del presidente iraní y que cese la represión de los manifestantes.

Fuente: El Confidencial