El 17 de mayo de 2006, hace justo tres años, el Barça conquistaba en París su segunda Champions y el segundo título de la temporada bajo la dirección de Frank Rijkaard. También entonces habían arrasado en la Liga (82 puntos). De aquella plantilla, que se dio a la molicie en las siguientes dos campañas, saltaron apenas dos de sus personajes. Un par de futbolistas que habían sido cruciales en los éxitos del primer 'bienio Rijkaard'.
Guardiola, baza presidencial para detener una rebelión social en el club azulgrana, alumbró en su mente el método para que las piezas volvieran a engranarse sin chirriar. Un ideal de juego hermanado con el lujo, pero también con la disciplina, el compañerismo, el compromiso y la profesionalidad. Confianza máxima en la calidad, vigilancia estrecha de los usos y abusos de los futbolistas.
Más defensa: Alves y Piqué
En su primera experiencia como entrenador de elite, el club le dio como refuerzos un par de defensas y tres medios. Pare usted de contar. Con ellos y con lo que ya tenía -incluido Samuel Eto'o, de quien al principio renegó- construyó un Barcelona que podría presumir de ser mejor que el mejor Barça de la historia.
El lateral brasileño Daniel Alves ha sido el más productivo. Se esperaba por su precio y trayectoria. Es el tercer futbolista más utilizado en la Liga por Guardiola, sólo detrás de Víctor Valdés y de Xavi Hernández. Se identificó de inmediato con el ideario de un club grande que pelea por los títulos y no se olvida de exigir un fútbol vistoso y atractivo.
Gerard Piqué, central repescado del Manchester United, se ha instalado en la elite en solo nueve meses. Sus prestaciones en la última fase del campeonato han sido practicamente perfectas. Su destino inapelable es crecer en este Barcelona.
Aún no hay jugador en Europa que dibuje las directrices del juego como Xavi Hernández. Hundido en el remolino insano del Barça de las dos temporadas anteriores, resurgió. Quizá le ayudara sentirse grande en la Eurocopa, campeón y mejor jugador del torneo. Pero, además, Guardiola. Su ídolo. Su espejo.
Febrero negro
El Barcelona pasó el febrero negro, ese en el que los 12 puntos de ventaja y un alirón cantado en tiempo de récord se envolvió de dudas, tanto por la capacidad de sumar puntos del Madrid como por el extraño hecho de enlazar cuatro partidos seguidos sin victorias. Volvía la incertidumbre del principio: el recuerdo de la derrota en Soria y del empate en casa con el Racing en las dos primeras jornadas.
Pero no. El Barcelona no estaba muerto. Ni de cansancio, ni de miedo. Tampoco fue casual que el periodo de sequía coincidiera con la segunda lesión muscular de Iniesta, ahora recuperándose de la tercera de la temporada. El albaceteño repareció y su equipo despegó de nuevo. Todas la aeronaves necesitan repostaje.
Los tres tenores cantan goles
Tres delanteros se reparten 69 de los 103 goles que hasta el momento ha marcado el Barcelona en esta Liga. Samuel Eto'o, 28 en 33 apariciones, ha diso el león domado. El Barça no pudo venderlo al precio que le convenía y Guardiola se dedicó a darle confianza y minutos. Él, a cambio, goles a un promedio que ha estropeado en las últimas jornadas.
Cada vez hay más especialistas convencidos de que Lionel Messi es el mejor jugador del mundo. No hay dudas, porque sólo hay que verle. Y al que dude, el argentino le muestra sus anotaciones, muchas de ellas cruciales para encarrilar los partidos: 23 goles en 31 participaciones.
Gran reconocimiento a Thierry Henry. El francés apagado, introvertido, algo absurdo en su juego del primer año, ha desatascado un buen número de jornadas en las que el Barcelona parecía estrellarse. Con su cota de 19 goles recupera su caché de antaño. Olvidados los problemas personales y con un nuevo amor, su mejor fútbol ha decidido no dejarlo solo en Barcelona.
Fuente: → El Mundo
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