El 'ferrocidio' argentino
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J usto cuando los pasajeros incendian algunos trenes de cercanías de Buenos Aires, en violenta reacción a la pésima calidad del servicio, empieza estos días a exhibirse la película documental 'La próxima estación', sobre el auge que supo vivir el ferrocarril en Argentina y su decadencia actual.
UNA MIRADA CRÍTICA A LA PRIVATIZACIÓN DEL SISTEMA FERROVIARIO
El largometraje lleva la firma del realizador porteño Fernando 'Pino' Solanas (Olivos, Buenos Aires, 1936), que se consagró, entre otros, con los filmes 'Tangos... El Exilio de Gardel' (1985), galardonado en los festivales de Venecia y La Habana; 'Sur' (1988), premiada en Cannes, y 'La nube' (1998), reconocida en la Mostra de Venecia.
La cinta se inscribe en una serie de Solanas dedicada al expolio de la riqueza de los argentinos y los estragos producidos por las políticas liberales en la economía argentina. A ella pertenecen 'Memoria del Saqueo' (2004), Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín, y 'La dignidad de los nadies'.
Ciento cincuenta y un años han pasado desde la inauguración, el 29 de agosto de 1857, del primer tren en Argentina y en Latinoamérica. Su locomotora a vapor tuvo por nombre 'La Porteña' y el convoy unía 10 kilómetros del centro de Buenos Aires al barrio Flores. Al evento asistieron 60.000 vecinos.
Argentina es seis veces más grande que España y en el siglo XIX estaba prácticamente despoblada, por lo que requería imperiosamente de un sistema de transportes que vertebrara la Nación y llevara a la gente y a las mercancías, sobre todo en la llanura de la Pampa, núcleo productivo del país.
Ecos de un pasado próspero
Así pues, una red ferroviaria en forma de pulpo se extendió con sus tentáculos en las ricas provincias agropecuarias y la cabecera en Buenos Aires, puerto de embarque de carnes, granos y cueros hacia Gran Bretaña, que en el cruce de los siglos XIX y XX actuaba como metrópoli comercial.
Los Ferrocarriles del Estado crecieron a toda máquina y llegaron a contar con 47.000 kilómetros de vías por todo el país. Daban vida a 2.085 ciudades y pueblos, desde la helada Patagonia austral hasta las templadas cataratas subtropicales de Iguazú. Y permitían trabajar a 220.000 ingenieros y técnicos.
Pero tras la ola neoliberal de los años 90, con privatizaciones de empresas públicas durante el gobierno del peronista Carlos Menem (1989-1999), las vías operables se redujeron siete veces, a 7.000 kilómetros, dejando 870 pueblos fantasmas y 135.000 empleados ferroviarios en la calle.
"En 2002 filmé la secuencia del taller de Alta Córdoba, al comienzo de la gran secuencia del despojo, que narra cómo se vendieron las estaciones y se arrumbaron, remataron y saquearon vagones, rieles y otros materiales. Pero seguí filmando y acumulando material durante estos años, y me encontré con que el tema de los ferrocarriles exigía una película por sí mismo. Porque ha sido un auténtico 'ferrocidio'", explica Solanas.
Riqueza y hambruna
El realizador confía que se ha propuesto "hacer un gran fresco sobre Argentina y responder a las preguntas que se hace fundamentalmente la gente joven. Ver qué ha pasado, cómo es posible que haya un país riquísimo en alimentos, con hambrunas. En definitiva, ensayar una gran crónica de reflexión sobre Argentina".
En su película, el cineasta rechaza el proyecto del Gobierno de la presidenta peronista Cristina Fernández de Kirchner y la francesa Alstom de construir un tren de alta velocidad, una obra resistida entre los argentinos porque sospechan que habría corrupción.
A la misma hora de la noche del jueves en que se estrenaba 'La última estación', el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Aníbal Fernández, atribuyó los incendios de trenes y estaciones a seguidores de Solanas —que también fue senador y diputado de centroizquierda— y a militantes de partidos de izquierda, sin exhibir pruebas de sus dichos.
"Es una verdadera vergüenza que el Gobierno esté inventando un complot. Cuando denunciamos la corrupción durante el Gobierno de Menem terminé herido con seis tiros en las piernas y le digo al señor ministro Fernández que espero que esta vez no me pase lo mismo", desafió el cineasta.
Fuente: JUAN IGNACIO IRIGARAY │el mundo.
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