Cuadros clínicos
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Huyendo de la crítica. Pere Borrel del Caso/1874.
Ojos reveladores. Un muchacho huye de la crítica a través del marco del propio cuadro. Tiene una retracción del párpado, un posible hipertiroidismo
D olor, demencia, fobias... Los grandes maestros han mostrado siempre al lado más `incomodo´del ser humano. El doctor Marti i Villalta muestra en un libro las conexiones entre neurología y arte.
COLECCIÓN DEL BANCO DE ESPAÑA
Aún en pañales, esta nueva disciplina reunía ya todo el espíritu que Hipócrates, padre de la medicina, había marcado para ejercer la profesión: la asistencia al enfermo no sólo formaría al doctor; sin la docencia y, sobre todo, sin la investigación constante, la medicina no avanzaría hacia ninguna parte ni tendría razón de ser. Así, el escrutinio del sistema nervioso y de sus enfermedades, la neurología, se convertiría en la principal fuente de conocimiento y avance de la medicina.
Ya ha pasado más de un siglo (y cuarto) y Josep Lluís Martí i Vilalta –neurólogo de aquel mismo hospital y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona– ha recogido el testigo dándole forma de libro: La neurología en el arte (Lunwerg Editores), un fascinante (y edificante) repaso a la representación artística del sistema nervioso y sus males. De Leonardo Da Vinci a Sorolla o Picasso, pasando por Caravaggio o Van Gogh, la historia del arte siempre ha posado su mirada sobre la enfermedad, documentando así la propia historia de la naturaleza humana. El ojo del pintor ve lo que las palabras del médico sugieren. En palabras de Bertrand Russell, que cita el autor, «la verdadera vida del hombre consiste en el arte, el pensamiento y el amor, en la creación y contemplación de la belleza, y en el entendimiento científico del mundo». Nunca fue más cierto.
Museo Nacional De El Prado
Visita Médica. L. Jiménez Aranda / 1897
El hospital moderno. Este pintor costumbrista sevillano retrató la esencia de la nueva medicina. A partir del siglo XVIII, los hospitales abrieron sus puertas a los estudiantes y a profesionales ‘no residentes’. Cuantas más opiniones, mayor eficacia en el diagnóstico, una dinámica que se convirtió en método.
Musées de Estrasbourg, M. Bertola
Cabeza de hombre. Anónimo / siglo XV
Parálisis `permanente´. Esta escultura, que reposa en el museo de la catedral de Estrasburgo, muestra la cabeza de un hombre con una parálisis facial derecha y dificultad para cerrar el párpado, una patología frecuente en neurología clínica
Album/b AKG Imagen
La visita del doctor.Jaan Steen / 1661
Análisis de orina. El médico toma el pulso de la enferma. Además, ha recogido una muestra de orina que la doncella sostiene en un recipiente. Esto, junto con la observación de la temperatura corporal, fue durante siglos uno de los escasos medios que un médico tenía para hacer una valoración objetiva de su paciente.
Philadelphia Museum of Arts
El dolor de cabeza. George Cruikshank / 1830
El ataque de los demonios. El gran dibujante satírico inglés Cruikshank caricaturizó, ya en el siglo XIX, las múltiples sensaciones anormales que pueden acechar durante un ataque de migraña. Todas ellas están representadas, y con razón, por pequeños demonios que atacan desde todos los frentes. La cara del enfermo despeja dudas.
Archivo fotográfico Fournier Artes Gráficas
Los Lisiados. Pieter Bruegel/1568
Las `señales´de la lepra. Pieter Bruegel el Viejo consiguió transmitir aspectos de la vida cotidiana de su época, como estos enfermos de lepra. Cabe señalar que durante la Edad Media a los leprosos se les solía obligar a utilizar una carraca o una especie de castañuela para avisar de su enfermedad, y en otros casos –como este que aquí retrata el pintor– un distintivo en la ropa. Se trata de unas capas con colas de zorro, señal de que eran leprosos
Museo Nacional De El Prado
Extracción de la piedra de la locura. J. S. Van Hemesen / 1550
Trepanaciones de saldo. Esta operación, hábilmente retratada, era bastante frecuente en la Edad Media, cuando se creía que la demencia devenía de una obstrucción cerebral provocada por la acumulación de piedras ¡en el interior de la cabeza! Obvio, tal creencia fue aprovechada por charlatanes y otros `cirujanos barberos´.
Foto Scala, Florencia
Triste Herencia. Joaquín Sorolla/1899
Voz de alarma. El óleo más importante del pintor y uno de sus preferidos. Con esta gran obra del naturalismo pictórico quiso despertar la conciencia social frente a los problemas de su época, como la parálisis cerebral de estos niños del asilo San Juan de Dios, que se bañan en la playa del Cabañal de Valencia
Scala, Florencia
La loca Théodore Géricault/1822
Signos de indiferencia. He aquí un retrato de uno de los iniciadores del movimiento romántico, una corriente que a menudo se interesaba por los temas médicos; de hecho, Géricault tuvo buena relación con uno de los psiquiatras pioneros en el estudio de las demencias e incluso visitó hospitales en busca de modelos como ésta. Su rostro indiferente, signo de la demencia, queda perfectamente plasmado con el uso de colores amortiguados.
Archivo fotográfico Fournier Artes Gráficas
Federico De Montefeltro. Piero della Francesca/ 1465
Una mala silla de montar. Aunque esta lesión del duque de Urbino, llamada de ‘silla de montar’, suele aparecer por la destrucción del cartílago nasal –un rasgo característico de la sífilis congénita– , fue un traumatismo tras un torneo lo que se la provocó; también perdió el ojo derecho. De ahí que siempre lo pintaran de perfil.
Archivo fotográfico Fournier Artes Gráficas
Cristo Muerto. Andrea Mantegna/ 1501
La muerte. Este óleo, que puede admirarse en la pinacoteca de Brera, en Milán, está considerado como una de las mejores representaciones pictóricas de la muerte, Tanatos, una diosa griega a la que jamás dedicaron ni templo ni sacerdotes. El color, que es el símbolo de la vida, ha sido anulado en esta pintura casi monocroma. La cara de Cristo aún refleja el sufrimiento previo
Rafa Gassó
PARA SABER MÁS...
Fotos del libro La neurología en el arte (Lungwerg editores)
Fuente: xlsemanal.
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Publicado por Fali A las: 5:37
Etiquetas: Cultura y Formación
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