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Mérida. La eterna contestación emeritense

   ♦       Sección:  HISTORIA     ♦  


San Pablo del Greco
 
  San Pablo del Greco


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na de las preguntas más habituales, cuando se habla de los inicios del cristianismo en España es su posible origen apostólico. La presencia de Santiago apóstol en España, es defendida a capa y espada por la Ilustración cercana a Carlos III, como elemento argumental que contrarrestaba ideas foráneas.

1Así le conceden un especial valor a la llegada de San Pablo o Santiago a Hispania, a la tradición de la aparición en carne mortal, de la Virgen del Pilar al apóstol, o a la actividad de los Varones Apostólicos. Los que defendían estas posiciones encontraron todo eL apoyo institucional y popular. Así lo hace el Padre Flórez, con su libro : "España Sagrada".

El padre Feijoo

El padre Feijoo

O el padre Feijoo, tan crítico habitualmente en sus ideas, pero que no duda en defender la tradición del Pilar y la llegada de Pablo y Santiago. Temas que ya venían desde siglos antes. Ferreras bibliotecario mayor de Felipe V, apoyó en sus escritos la llegada de Santiago a España, pero consideró la aparición de la Virgen en "El Pilar", como una tradición reciente y sin fundamentos documentales. Ante estas opiniones, los aragoneses, protestaron y se prohibieron las páginas en las que lo decía . No sería el único. También se embargó la: "Censura de Historias Fabulosas," editada por Mayans en 1742. Este gran intelectual y ministro, fue acusado por el Consejo de Castilla y por el cardenal Molina, de antiespañol.

Pocos dudan hoy, ante la fragilidad de los datos históricos que se poseen, de que Santiago Apóstol no desarrolló su labor en Hispania.

Hubo un momento, en el que por la aparición de una lápida de la Dedicación de la Iglesia de Santa María 2 de la antigua Emérita: "con la lista de reliquias en la que aparecen al lado del Apóstol, otros santos", demostraría que la devoción a Santiago podría tener orígenes muy antiguos y ser popular desde siglos, al menos en la ciudad de Mérida. Pero la inscripción es del s. VII, y no demuestra prácticamente nada.

Capítulo aparte merecería la posible llegada de S. Pablo a Hispania. En la carta de Pablo a los romanos, muestra su deseo de ir a Roma: " deseo veros para comunicaros algún don espiritual, para confirmaros, o mejor para consolarme con vosotros por la mutua comunicación de nuestra común fe". 3(Romanos 1, 11). Pero también, su intención, de que tras su estancia en la ciudad, le gustaría llegarse hasta Hispania, "pero ahora, no teniendo ya campo en estas regiones y deseando ir a veros desde hace bastantes años, espero veros al pasar, cuando vaya a España y allá ser encaminado por vosotros". (Romanos 15, 24-25).

Hispania

Hispania

El comentario nos muestra que Pablo iba a lugares en los que ya había comunidades o grupos de cristianos, "deseo veros...para consolarme con vosotros por la mutua comunicación de nuestra común fe", y en el " espero veros al pasar, cuando vaya a España y allá ser encaminado por vosotros", sugiere que algunos cristianos romanos tenían familia o conocidos en Hispanias, ( el singular "Hispania", fue decidido por Adriano) y espera que ellos le indiquen a dónde debe dirigirse cuando llegue. Esta circunstancia se produciría en aquellas ciudades grandes y sobre todo en aquellas en las que por haberse fundado recientemente, constituían un ámbito muy adecuado para desarrollar unas expectativas vitales mejores que las del lugar de origen. Lo que implicaba, que si vino a España, lo hizo a ciudades en las que ya hubiera un núcleo cristiano aunque fuera pequeño.

Si este deseo llegó a cuajar, ya que hay quien opina que no pudo ser, pues no hay documento que lo confirme, queda por conjeturar a qué ciudades se dirigió. Ha existido una tradición no confirmada, de que pudo dirigirse a Tarragona, por la proximidad respecto a Roma. Sin embargo algunos otros sospechan, de que si hubiera podido venir, su ruta hubiera sido: Tomar un barco en Ostia, hasta Cádiz, y desde allí, tras pasar por Hispalis, que reunía también todas las características antes citadas, de gran urbe y en plena expansión tras nombrarla César, "Colonia Iulia Romula Hispalis", pasando sus ciudadanos a ser romanos de pleno derecho, y en donde es posible que hubiera algunos cristianos, finalmente habría cogido la calzada romana hasta llegar a Emérita Augusta.

Conversión de Recaredo.Muñoz Degrain

Conversión de Recaredo.Muñoz Degrain

Diversas circunstancias avalan esta teoría. La rapidez del transporte marítimo entre Cádiz y Roma, que era capaz en la época de Adriano, de trasportar lechugas frescas, la famosa lactuca tartessis muy apreciada en la capital del imperio, de la que afirmaba el agrónomo gaditano Columela que era de color blanco, en menos de una semana, y su abundancia de fletes, como da fe la colina Testaccio en el puerto de Ostia, producida por las ánforas rotas del comercio de aceite y otros productos con el sur de Hispania, añadido a la curiosidad que le otorgan algunos, de conocer de cerca el mítico y lejano reino de Tharsis, que aparece reflejado en el Salmo 72, cuando Salomón habla del rey Mesias: "Los reyes de Tharsis y de las Islas le ofrecerán sus dones, y los reyes de Seba y Saba le pagarán tributo" (Salmo 72, 10). Todas estas circunstancias avalarían su presencia en el suroeste hispano. Pero aunque no viniera, sí se sospecha la posibilidad de la existencia de las más antiguas comunidades cristianas, prácticamente desde los orígenes del cristianismo, en estas ciudades. Pero esto, de momento, sólo se queda en conjeturas.

No es menos importante en su intencionalidad de llegar por el sur, la existencia de una gran urbe emergente, en esos momentos capital de la Lusitania, y llamada a convertirse con el tiempo en la capital de Hispania, Emerita Augusta.
A pesar de que esta ciudad fue fundada, fundamentalmente, por los soldados jubilados tras las guerras cántabras, de las legiones V Alaudae y X Gémina, aunque se han encontrado inscripciones funerarias de legionarios de la XX, es evidente su cosmopolitismo, a juzgar por las firmas de los talleres, escritas en mosaicos y esculturas, de escultores griegos y sin duda llegaban comerciantes y visitantes de todos los lugares del Imperio. Así pues, me apunto a las tesis de otros muchos, como más lógica, que ven: "en la colonia judía,( García Iglesias 1974) los mercaderes orientales ( Sotomayor 1982) o las ciudades comunicadas por puerto de mar con el Mediterráneo o mediante el paso de los grandes ríos, (Fontaine 1973), una lógica corriente de introducción de la cultura cristiana". Y sigo con el estudio de Pedro Mateos : García Iglesias piensa que Mérida era una ciudad de gran atracción para los judíos".
Razón pues de más, para pensar en la posibilidad de la llegada de los primeros cristianos de origen judío a la ciudad.

Durante los emperadores hispanos Trajano y Adriano, Mérida vive un gran esplendor económico y constructivo, viniendo, tanto norteafricanos, como de otras partes. En los estudios hechos por José Carlos Saquete, sobre los "cognomina" ( apellidos) documentados en "Emerita", abundan los de origen grecoóriental ( Hedychrus, Dophanes etc) y supone que es el momento de la introducción del culto a Mitra, y posiblemente, en esta ciudad abierta, también podrían haber llegado otros cultos, como el de los cristianos, traído fundamentalmente por elementos judíos.

Augusta Emerita vive durante toda la segunda centuria un momento de gran esplendor, bajo los emperadores hispanos Trajano y Adriano, tanto en lo constructivo, como en lo económico, viniendo gentes procedentes de diversos lugares tanto de Hispania, como del Imperio a afincarse en su territorio. No olvidemos la presencia de elementos norteafricanos en la provincia Bética (mauri), y de cierta inestabilidad al finalizar la segunda centuria en la cuenca mediterránea, que atraería a los desplazados de esos lugares. Es el momento del asentamiento de gentes que profesan el culto a deidades orientales (Mitra) y de elementos judíos, constatado gracias a los restos escultóricos y epigráficos hallados en la ciudad y depositados en el Museo Nacional de Arte Romano y, en el museo sefardí de la sinagoga de "El Tránsito" en Toledo.
Queda en cierta manera establecida la posible antigüedad, desde los primeros siglos, de comunidades cristianas, en Emerita Augusta, esto explicaría la sólida estructura organizativa y la importancia, incluso social, de los obispos de la ciudad.

Esta antigüedad y prestigio, tiene importancia para comprender el porqué, la comunidad Emeritense se dirige a Cipriano obispo de Cartago y no a Roma. Entre otras consideraciones, no es menor el que ambos sostienen un concepto distinto de autonomía de los obispos respecto al Papa, a quien consideran "primus inter pares". El peso histórico de las iglesias más antiguas, e incluso su posible origen apostólico, que esgrimirá siglos más tarde la Iglesia occidental en las tensiones de poder, frente a la oriental, les hace mantener una posición reticente ante las incipientes pretensiones del obispo de Roma, de imponer una primacía jerárquica sobre las demás iglesias. Esta situación pudo acabar en Cisma e incluso en la misma excomunión del obispo de Cartago por parte del Papa, que no ocurrió debido a que Cipriano murió en la persecución desatada contra los cristianos en esas fechas.

Establecido pues el posible origen desde la primera andadura del cristianismo en Mérida, el prestigio de la sede episcopal de la que no es ajena su situación política como capital de Hispania, continúa y obispos como Mausona ocupan la presidencia en le III Concilio de Toledo en el que Recaredo se convierte al catolicismo. Esta dignidad capitalina y el poder de obispos y personajes públicos emeritenses, jugará en su contra durante toda la historia.

San cipriano de Cartago

San cipriano de Cartago

La petición por parte del pueblo emeritense, a San Cipriano y obispos africanos de una respuesta a la actuación de los obispos libeláticos, y que contesta en el 254, no era solamente por el prestigio del obispo de Cartago, o la relación fluida de Emerita con las Iglesias del norte de África, sino y sobre todo porque este compartía su posición frente a Roma, de que el papa era un "primus inter pares", "un primero entre iguales" y no admitía el poder absoluto de este sobre todas las diócesis.

En la búsqueda del porqué los visigodos cambiaron la capital tradicional de Hispania Emerita a Toletum, el investigador aporta los siguientes argumentos:
"Toledo no está lejos de Mérida, la capital simbólica y religiosa de España, tanto por la importancia de su obispado metropolitano, como la prevalencia que le otorga su estatuto martirial privilegiado. Eulalia era la mártir más importante y venerada en la España paleocristiana"...Sin duda Mérida era una capital incómoda ( para la monarquia visigoda): la vieja capital reunía los viejos personajes nobles con sus viejos vicios y viejas pretensiones. Cosa contraria a un proyecto radicalmente nuevo como era el del reino visigodo. Lo mismo le sucedería finalmente con la conquista musulmana, cuando los árabes prefirieron una nueva capital a la otra orilla del Guadiana, Badajoz, y no tener que soportar más de lo necesario la eterna contestación emeritense".

Debe ser que esto de la contestación está inmerso en las viejas piedras romanas, porque seguimos erre que erre intentando recuperar la dignidad Metropolitana, que en aquel nefasto 24 de junio de 1124, Calixto II, mediante bula transfirió de Mérida a Compostela, o mejor dicho, al obispo Gelmírez, hombre que había intentado primeramente el que fuera Braga la que lo transfiriera, pero ante la imposibilidad política, lo consiguió de una ciudad que todavía estaba en poder musulmán. Y aunque en la redacción de la Bula sigue en el aire la posibilidad, de que cuando fuera reconquistada Mérida volvería nuevamente a tener la vieja dignidad: "donec Emerita civitas christianorum dominio el cultui reddetur", ya sabemos qué es lo que ocurrió. Y en ello estamos. La adecuación actual de las circunstancias políticas a las religiosas, que ha llevado a la remodelación de los límites diocesanos en lugares como Cataluña y Huesca, y que esperamos se produzca en Extremadura, con la aspiración de que Guadalupe forme parte de la jurisdicción de una diócesis extremeña, hará, que en el futuro, el peso político de la Capital Autonómica, sea lo suficiente, como para que la balanza acabe equilibrándose y las viejas aspiraciones vuelvan a retomar una historia y un prestigio, que la entroncan con las primeras comunidades cristianas.

[Fuente:Carmelo Arribas ]

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