Jerry Goldsmith
• Biografías •
Su ambiente. En los alrededores del Royal Albert Hall de Londres, en 2001.
■ Enseñó a “hablar” a los simios.
{ 10-II-1929 21-VII-2004 }
Compositor.
Autor de la banda sonora de más de cien películas, obtuvo un Oscar por “La profecía”. Ganó cinco premios Emmy y su trabajo realza “El planeta de los simios”, “Star Trek”, “L.A. Confidential”, “Chinatown”, “Instinto básico”, “Desafío total”... Dirigió orquestas sinfónicas y maravilló en varias ocasiones en los encuentros de música de cine de Sevilla. A él se debe el himno oficial de la ceremonia de los Oscar.
EL PLANETA DE LOS SIMIOS (F. J. Schaffner, 1968). Hito musical en la carrera de Goldsmith, este score trajo a Hollywood unas sonoridades insólitas extraídas, para asombro de muchos, de la propia orquesta convencional, apenas coloreada con instrumentos étnicos arcaicos como el ram’s horn o las trompas tibetanas. Una composición atonal, árida, trufada de ritmos sincopados en continua y frenética transformación se combina aquí con interpretaciones extremas, efectos orquestales y leves manipulaciones electrónicas de sonido, que transportan la música a un estadio de extrañamiento, que se adapta a la perfección al futurista set de la película.
CHINATOWN (Roman Polanski, 1974). Esta revisitación del cine negro permitió a Goldsmith acercarse a las fuentes originales de la música norteamericana popular del siglo XX, el jazz y el blues, añadiendo, cómo no, su toque personal: una instrumentación para trompeta solista, cuatro pianos, cuatro arpas y orquesta de cuerda. Ecos sonoros del Alex North de Un tranvía llamado deseo en un filme en el que la fatalidad propia del género se reviste de una música crepuscular, elegante y en blanco y negro, que también sabe ser tensa y experimental de cuando en cuando.
DESAFÍO TOTAL (Paul Verhoeven, 1989). Junto a Verhoeven, Goldsmith renacía en los 90. Además, Desafío total inaugura una de las líneas más intensas de su última etapa, copiada hasta la saciedad por sus imitadores, la que lo lleva con absoluta naturalidad al cine de acción contemporáneo, marcado por la espectacularidad, el montaje frenético y los efectos especiales. El tema principal de la película, de implacable ritmo y sonoridad marcial, nos introduce en un viaje fascinante de persecuciones llevadas literalmente en volandas por una música enérgica que se pega al montaje y a la acción como un guante.
LA CASA RUSIA (Fred Schepisi, 1990) De nuevo el jazz, una intriga novelesca de Le Carré y una love story por las calles de Moscú. Goldsmith integra los ritmos pregrabados del suspense con una orquesta que se deja colorear por alguna balalaika, el duduk armenio de Djivan Gasparian o el trío de Brandford Marsalis (saxo), Michael Lang (piano) y John Pattitucci (bajo). El tema de Katia (Michelle Pffeifer) es posiblemente uno de los mejores temas románticos de la carrera del compositor. Su presencia y desarrollos a lo largo y ancho del filme son un auténtico regalo para la identificación.
[Fuente: {* Manuel J. Lombardo es crítico de cine y trabajó con Goldsmith en los “Encuentros internacionales de música cinematográfica y escénica”, de Sevilla}]
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