Autónomos aplastados por el ladrillo
■ Cuando una gran constructora se declara en quiebra, 560.000 trabajadores por cuenta propia tiemblan. El negocio del sector no se mueve y los autónomos vuelven a la pequeña obra, pero el cliente final ya no gasta tanto. Por Soledad Valle .
Usted se acuerda cuando se le estropeaba un grifo y tardaban un mes en arreglárselo porque el fontanero nunca encontraba un hueco en su agenda para ir a su casa? Esto ya es historia. Ahora, en 48 horas tendrá a fontaneros, pintores, electricistas, carpinteros, decoradores y albañiles a su disposición. Esta es quizá la única consecuencia positiva de la crisis que está atravesando el sector de la construcción y que los 560.000 autónomos vinculados a él viven como un auténtico drama. Usted se ha convertido en su principal cliente a falta de los contratos más golosos, con constructoras, que antes los mantenían muy ocupados.
Pero esta vuelta al hogar no es ninguna solución, pues «el pequeño cliente se ha vuelto más conservador en el gasto». Así lo percibe Luis Gamero, instalador de calefacción y gas, que describe el momento como dramático. «Hace un año, el 40% de mi negocio lo contrataba con promotoras. Ahora este se ha reducido a menos de la mitad. La obra nueva está paralizada y en las pequeñas reformas, además de mucha competencia, el cliente no gasta tanto».
Este aumento de la competencia se refleja en el incremento del número de inscritos en el Registro Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), durante el primer trimestre del año, que ha sido de 4.699 personas. Más del 50% de estos emprendedores lo han hecho en actividades relacionadas con el sector de la construcción. Un fenómeno para el que Lorenzo Amor, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), tiene una explicación: «El sector ha despedido a numerosos asalariados que al verse en el paro se han constituido como autónomos. Estamos viviendo un trasvase de trabajadores por cuenta ajena a los que operan por cuenta propia». El colectivo más numeroso en seguir esta tendencia ha sido el de los inmigrantes, con rumanos y búlgaros a la cabeza.El 30% de los autónomos de este sector son inmigrantes.
Sin embargo, para los expertos, tan importante como el aumento en el número de trabajadores por cuenta propia son las bajas reales que se están produciendo, un dato que es más difícil de calcular. Sebastián Reyna, presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), ofrece alguna pista: «Ha habido más bajas reales de autónomos que llevaban varios años trabajando en el sector que las registradas en la RETA, lo que ocurre es que el empresario que no tiene trabajo no se plantea darse de baja y dejar de cotizar; sigue cotizando para asegurarse la jubilación».Lo que resulta indiscutible es que la actividad del sector se ha reducido, «entre el 10 y el 15%», según Reyna.
«Más de 300.000 trabajadores por cuenta propia están viéndose seriamente afectados por la crisis del ladrillo», según Amor.Albañiles, pintores, fontaneros, encofradores, soladores y ebanistas son los perfiles que se llevan la peor parte.
Pero la percepción de la situación que manifiestan los profesionales es más alarmante. Angel y José Ramón Recuero tienen, desde hace 13 años, una tienda de saneamiento e instalación. Doce meses atrás, la tienda se llenaba diariamente con 20 ó 25 personas, muy lejos de las diez de hoy; de las que, además, Angel comenta: «La afluencia de público ha bajado y las personas que entran lo hacen buscando cualquier cosa para salir del paso. Nos cuesta vender incluso las liquidaciones, y la gente compra repuestos hasta para la escobilla del baño». La facturación mensual de esta tienda de suministros se ha reducido de 60.000 euros mensuales de media en 2007 a los 45.000 que registran los primeros meses de 2008. Esta situación prolongada puede llegar a generar un excedente de stock que arrastre a la firma.
Luis Gamero, instalador de calefacción y gas, calcula que su negocio se ha reducido en un 40% en los primeros meses de este año y reconoce tener contratos impagados con promotoras. "La obra nueva está paralizada y las promotoras han alargado su sistema de pagos a 120 días, e intentan renegociar estos cobros. El pequeño propietario hace obra en su casa, pero también se muestra más conservador y prefiere arreglar los baños que hacer la casa entera".Similar experiencia es la que vive Ricardo García en su empresa de reformas: "Ahora hay más competencia. Si el año pasado hacía ochenta presupuestos, por estas fechas llevo cuarenta. Son muchas las empresas que antes trabajaban en las grandes obras y ahora se dedican a reformas pequeñas".
Tanto Gamero como García reconocen retrasos en los cobros. La morosidad por parte de las grandes compañías a los pequeños autónomos es otro problema que destacan estos profesionales y que, en algunos casos, llega a los tribunales. Esta realidad del sector se vive en toda España, pero con especial virulencia en las comunidades costeras donde la obra de segunda vivienda ha sido de las más afectadas por la crisis. Gregorio Sanz, de la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio, tiene un observatorio privilegiado desde el que toma el pulso a la marcha de los proyectos empresariales iniciados en estas instituciones. Desde esta atalaya, Sanz señala: «En lo que llevamos de este año se está notando mucho la caída del mercado. jóvenes que te llaman diciendo que no se pueden sostener, que van a tener que cerrar. Esta situación es algo que está afectando a todos los sectores, pero me han llamado varios casos de autónomos de la construcción en la costa que lo están pasando realmente mal».
Lorenzo Amor, presidente de ATA, coincide en situar en la costa a los profesionales que peor momento están viviendo, y pone un ejemplo. «La empresa Jerezcom que se dedica a la obra civil en Jerez de la Frontera está en quiebra, con 150 autónomos sin trabajo».
A las dificultades en el sector de la construcción se suman las pocas alegrías por las que pasa el sistema financiero. El resultado es un endurecimiento en las condiciones de acceso al crédito, que dificulta cualquier aventura empresarial en solitario. De este caso, Sanz apunta: «Un chaval de Valencia vio la oportunidad de adquirir una nave para ampliar su empresa, pidió 90.000 euros y para eso le hicieron hipotecar su piso y presentar avales aparte.La situación está para el que pueda aguantar».
Por propia experiencia
Ricardo García, propietario de una empresa de reformas.
«Antes entregaba los presupuestos y la gente respondía enseguida.Ahora tardan más y prefieren hacer las cosas poco a poco».
Gregorio Sanz, responsable de seguimiento de proyectos de las Cámaras.
«Recibo llamadas de jóvenes emprendedores que tienen que dejar su actividad porque están en pérdidas».
Angel Recuero, dueño de tienda de saneamientos
«La situación empezó a estar rara desde el año pasado. Si antes entraban 20 personas al día en la tienda, ahora lo hacen 10 y buscan cosas para salir del paso. Miran más el precio».
Luis Gamero, instalador de calefacción y gas.
«El negocio se ha reducido en un 40% desde hace un año. Estamos viviendo una crisis horrible y son muchas las empresas que están cerrando».
[Fuente: elmundo]
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