William Shakespeare
■ William Shakespeare, el polémico genio de las letras inglesas.
Poco se sabe de este poeta y dramaturgo universal. Nació en 1564, en Stratford (Inglaterra). Se casó a los 18 años con una mujer ocho años mayor que él, tras quedarse ésta embarazada. Recibió el reconocimiento y la admiración de sus coetáneos, pero también acusaciones de plagio.
Utilizó como pocos la lengua inglesa en un ejercicio de transmisión cultural sin parangón hasta entonces. Su vida, cubierta de brumas, está aún hoy sujeta a diferentes polémicas, en las que incluso se le acusa de haber utilizado obras de otros autores para su gloria personal. Ni siquiera conocemos con certeza cómo fue su verdadera imagen física.
Este gran poeta y dramaturgo nació en Stratford (Inglaterra) el 23 de abril de 1564. Era hijo de John Shakespeare y Mary Arden, una acomodada familia campesina que trajo al mundo a ocho vástagos, de los que William era el tercero y primer varón, por lo que se le consideraba el primogénito de la prole.
Sus estudios académicos fueron bastante razonables para un niño de aquellos años, y dada la solvente economía familiar pudo acudir incluso a la escuela secundaria de Stratford. Allí aprendió gramática, retórica y latín, materias que le servirían más tarde en su quehacer profesional.
Sin embargo, su innata inteligencia quedó privada de una instrucción universitaria, ya que con 12 años tuvo que asumir una mala racha económica familiar. Hasta entonces, los Shakespeare vivían del negocio de los guantes y la lana y de los oficios administrativos del padre, quien llegó a tener diversas responsabilidades en la Corporación local. Tras el descalabro económico, el joven William se vio obligado a ejercer algunos trabajos como aprendiz de carnicero o como profesor itinerante en las aldeas cercanas a su localidad.
En 1582 se casó con Anne Hathaway, una muchacha ocho años mayor que él a la que había dejado embarazada. Meses más tarde nacería su hija Susan, por la que el autor siempre mostró predilección y a la que siguieron, en 1585, los mellizos Hamnet (fallecido a los 11 años) y Judith. En este tiempo, la vida para la nueva familia Shakespeare no fue fácil. Según se dice, en 1588 William tuvo que emigrar a Londres —formando parte de una compañía teatral— tras ser descubierto mientras practicaba el furtivismo en los terrenos de "sir" Thomas Lucy, juez de paz de Stratford.
En aquella época, la capital del Támesis contaba 200.000 almas inmersas en un clima de euforia social y cultural, por el que se desenvolvían grandes dramaturgos como Christopher Marlow, una de las primeras fuentes de inspiración de Shakespeare, quien también bebió de grandes clásicos como Ovideo, Plutarco o Séneca.
En 1590 el actor vocacional obtuvo el reconocimiento público por su obra Enrique VI, asunto que le permitió prosperar como autor teatral que interpretaba o participaba en sus propias creaciones. Su fama mejoró tras recibir el mecenazgo de Henry Wriothesley, tercer conde de Southampton, lo que le permitió ayudar a su maltrecha familia. Incluso logró, en 1596, que la mismísima reina Isabel I le concediera a su padre un escudo de armas.
En esos años, Shakespeare ya cabalgaba por los caminos de la admiración y el respeto de sus coetáneos. Sus trabajos literarios se sucedían en una vorágine brillante no exenta de polémica, pues ya entonces se le acusó de plagiar o arreglar textos de otros autores menos conocidos que él. Sin embargo, el artífice de Hamlet, Otelo, Enrique V, El rey Lear, Romeo y Julieta y tantos títulos —hasta 38 obras inmortales— permaneció ajeno a cualquier crítica o ataque de sus adversarios y mantuvo una constante producción literaria.
Al mismo tiempo, realizaba fuertes inversiones económicas en los teatros londinenses o en su ciudad natal, donde llegó a comprar New Place, la mejor mansión de Stratford, acaso pensando en un inminente retiro que, finalmente, se produjo en 1613.
Meses antes dejó escrita su última obra, Enrique VIII. Algunos exegetas afirman que falleció tras una juerga en compañía de unos amigos que le visitaban, aunque recientes teorías sostienen que murió a consecuencia de los estragos producidos por un tumor ocular. En todo caso, el óbito se produjo el 23 de abril de 1616, la misma fecha en la que murió Miguel de Cervantes, por lo que esta circunstancia sería aprovechada para declarar esa jornada Día Internacional del Libro.
Aunque valorado en su tiempo, William Shakespeare no obtuvo un reconocimiento profesional pleno. Algunos afirmaron que sus obras habían sido escritas por alguien de cultura superior a la suya. Incluso se esgrimieron nombres como los ya mencionados Marlow o el conde de Southampton; a estos se sumaron otros como los ilustres sir Francis Bacon o sir Henry Neville.
Sea como fuere, nada ha sido capaz de enturbiar la luminosa proyección de Shakespeare sobre los mimbres de la literatura universal y desde el siglo XIX es el autor británico más leído y representado en todo el mundo.
[Fuente: Juan Antonio Cebrián]
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