Duquesa de Alba
• CRÓNICAS DE SOTOANCHO
■ Sevillana del alma. Transgresora y tradicional al mismo tiempo. .
Extraordinaria personalidad. Se ha puesto el mundo por Montoro y por Montera. Hija única. Casó jovencísima con Luis Martínez de Irujo y Artazcoz, que fue un gran duque de Alba, con el que tuvo seis hijos. Su primer marido murió joven y en la mejor edad, y al cabo del tiempo, poniéndose el mundo por Montoro y por Montera, matrimonió con Jesús Aguirre, ex cura, intelectual hondo, divertido y cínico. Que un día, cuando compartía un almuerzo con él y le pregunté por Cayetana, me comentó. “Últimamente está demasiado nerviosa por los tostones –no dijo tostones–, de los reporteros. Y le he dicho que o se tranquiliza, o se va de casa”.
Siempre sensible con el arte. Bailaora, pintora, lectora y culta. Tímida hasta lo inaudito. Ha cuidado y defendido a sus hijos con energía de madre acosada. Sevillana del alma. Transgresora y tradicional al mismo tiempo. De ser independiente Escocia, sería su reina, por llevar en su sangre la de María Estuardo. Por algo es la duquesa de Berwick. Gemela en sensibilidades y populismo de su antepasada Cayetana, el amor de Francisco de Goya. Probablemente, y junto a ella, la más popular y querida de entre los descendientes directos de don García Álvarez de Toledo, conde de Alba de Tormes, de Coria y de Salvatierra por gracia de Enrique IV de Castilla en el año 1438. Condado de Alba que saltó a ducado en 1472. Todavía no vivía Sarita Montiel.
La más titulada
Además de ello, de Alba, de Berwick, de Coria y de Salvatierra, duquesa de Liria, y Jérica, de Arjona y de Híjar; condesa-duquesa de Olivares –¡Ay, Felipe IV y Francisco de Quevedo!–, marquesa del Carpio, de Eliche, de la Mota, de San Leonardo, de Sarria, de Villanueva del Río, De Tarazona, de Villanueva del Fresno, de Barcarrota, de La Algaba, de Osera, de Moya, de Almenara, de Valdunquillo, de Mirallo, de Orani y de Castañeda. Condesa de Lemos, de Lerín, condestable de Navarra, de Monterrey, de Osorno, de Miranda del Castañar, de Palma del Río, de Aranda, de Andrade, de Ayala, de Fuentes de Valdepero, de Gelves, de Villalba, de San Esteban de Gormaz, de Fuentidueña, de Casarrubios del Monte, de Santa Cruz de la Sierra y de Ribadeo. Y vizcondesa –sólo una vez vizcondesa– de La Calzada. Catorce veces, o quince, o las que sean, grande de España. Conservadora de los bienes recibidos y creadora, junto a su primer marido, de la fundación que garantiza su mantenimiento y supervivencia. En el Palacio de Liria de Madrid hay un cementerio de perros, en el de Dueñas de Sevilla, los naranjos y limoneros de la infancia de Antonio Machado, y en el de Monterrey de Salamanca, un fantasma que no deja dormir a los invitados. Ella es todo eso y más, y para colmo, popular y cumbrera.
[Fuente: Alfonso Ussía ]
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