Penélope Cruz
CRÓNICAS DE SOTOANCHO
■ Ahora dicen que anda con Bardem y cuando viene a España le hacen fotos.
Lord Carrington se lo comentaba en el bar del Brooks a su amigo Sir Francis Pawlson. Se refería a su común amigo Bobby Croyton. “No ha hecho nada en su vida. Confunde los arenques con las acelgas. Cuando estuvo en Roma dijo que todo era bastante viejo. Le he contado mil veces el chiste del orangután que se enamora de la rana, y las mil veces se ha retorcido de la risa. Además es bajito, tiene diminutos granos en el cuello y mezcla la ginebra con zumo de naranja. Ayer fue nombrado ministro del Tesoro”. Penélope Cruz ha trabajado mucho. No confunde los arenques con las acelgas porque ella apunta más hacia arriba. Ignoro si ha estado en Roma. Se ríe demasiado, aunque probablemente no le hayan contado el chiste del orangután y la rana. Es bajita pero no parece tener granos en el cuello. No intuyo que mezcle la ginebra con zumo de naranja y no ha sido nombrada ministra de Economía y Hacienda. Pero en conjunto, y para mí, es parecida a Bobby Croyton. El orgullo y la estrella de Alcobendas Existen seres asombrosos que lo consiguen todo sin saber muy bien los motivos de su consecución. Quizá influyó Almodóvar. Porque –insisto en que se trata de una opinión personal–, Penélope Cruz no entra en mis preferencias como actriz, se me antoja algo tapón, tiene una voz horrible y poco más puedo decir. Pero ha conquistado aparentemente el mercado americano, mantuvo relaciones –al menos en apariencia– con Tom Cruise, ahora dicen que anda con Bardem, y cuando viene a España le hacen muchas fotografías como si de una estrella se tratase. ¿Cómo lo ha conseguido? Sin duda alguna, por su inteligencia. Penélope tiene una hermana que todavía lo hace peor que ella y gracias al parentesco comienza a estar cotizada. Y un hermano que ha roto el cascarón y ya se asoma –sólo por el hecho de ser su hermano–, a los espacios de la popularidad. Es el orgullo de Alcobendas, y mucho me alegro porque Alcobendas es una ciudad que adoro. No obstante, hago relación de sus méritos artísticos y siempre me quedo corto. Pero repaso sus amores y reconozco que su capacidad de seducción tiene que ser poderosísima. Me encantaría saber, de verdad, a qué se dedica Penélope Cruz en sus ratos libres. Me aseguran que al cine. Y me emociona constatar que una chica de Alcobendas haya triunfado en Hollywood con tanta facilidad. Habrá que preguntarle a Hollywood. Mientras tanto, insisto en su poder asombroso y su ilimitada capacidad para ser noticia cuando ninguna novedad procura. No le regateo ni un celemín de valor o mérito. Simplemente, manifiesto mi asombro.
Por Alfonso Ussía
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