Javier Tusell

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• BIOGRAFÍAS

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Por fin, en casa. La intervención de Tusell fue decisiva para que el “Guernica” regresara a España desde Nueva York (Picasso no quería que volviera hasta la instauración de la democracia).

{ 26-VIII-1945 8-11-2005 }

Mi marido,el historiador curioso

■ Después de tres años de lucha infatigable contra la enfermedad, Javier nos dejó el 8 de febrero.

Lo hizo dándonos un ejemplo a todos los suyos. Nunca olvidaremos su afán de superación, su ímpetu para enfrentarse a nuevos retos, su increíble capacidad de trabajo, su constancia y el espíritu de lucha y serenidad frente a la adversidad.

Le conocí en las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid cuando estudiábamos la licenciatura de Historia, que él compaginaba con los estudios de Ciencias Políticas. Desde entonces, nuestras vidas estuvieron siempre unidas, tanto en lo personal como en lo profesional. Era delegado de curso y siempre estuvo involucrado y comprometido en los movimientos estudiantiles contra el régimen franquista. Juntos iniciamos nuestra carrera de profesores universitarios en el departamento de Geografía e Historia de la Complutense; desde muy pronto Javier empezó a dar clases en la facultad y en la Escuela Diplomática.

Sus dos maestros fueron José María Jover —que le dirigió la tesis doctoral— y Carlos Seco Serrano, con los que hasta el final de su vida mantuvo una estrecha relación de amistad. Desde 1975 fue catedrático, primero en la Universidad Autónoma de Barcelona, después en Valencia y finalmente en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, puesto que ocupó hasta su muerte.

Tuvo desde temprana edad muy clara su vocación de historiador, y a menudo decía sentirse afortunado porque trabajaba en lo que más le gustaba. Más que un trabajo, la historia contemporánea fue su pasión, encontrando en ella grandes satisfacciones. Esa vocación tan marcada le hizo pasar horas interminables rastreando documentación en archivos de España y el extranjero, persiguiendo la posibilidad de consultar registros privados, a menudo inaccesibles para el investigador común.

Tuvo una enorme capacidad de trabajo, que se refleja en su extensa producción de más de 70 libros, así como numerosos artículos. Ni siquiera la enfermedad logró que dejase aparcado su trabajo y sus publicaciones. En los últimos tres años presentó dos libros y dejó uno más inédito, e incluso siguió al tanto de la actualidad política con sus intervenciones radiofónicas y sus artículos en prensa.

Su labor al frente de la Dirección General de Bellas Artes marcó un hito en la normalización cultural llevada a cabo en la etapa de la Transición a la democracia. Su intervención como miembro del Ministerio de Cultura fue decisiva para conseguir el regreso a España del Guernica, de Picasso, en 1981. Sin duda alguna, hubiera disfrutado interviniendo en los actos conmemorativos del 25o aniversario de la llegada del cuadro, que se cumple el próximo año. Su destitución fulminante en 1982 motivó la celebración de un homenaje a su labor por parte de artistas y profesionales del mundo del arte. El arte era para él un instrumento con el que comprender la historia y con el que unir ideologías, una idea que intentó plasmar en las numerosas exposiciones de las que después fue comisario.

Fue distinguido a lo largo de su vida, como recompensa a su trabajo, con numerosos premios. Algunos le hicieron especial ilusión, como el Premio Nacional de Historia, el Nacional de Literatura en la modalidad de ensayo, el Espasa Calpe o el Espejo de España; además de otros que no eran propiamente de historia, como el Godó de periodismo o el Blanquerna, que le hicieron sentir el reconocimiento como el catalán en Madrid que siempre fue.

Como pionero en los estudios de la historia del tiempo presente, estuvo muy involucrado en el comentario de la actualidad política y social. Colaboró en distintas tertulias radiofónicas y diarios de ámbito nacional, actividad que mantuvo hasta el final de su vida. Siempre consecuente con sus ideas, su independencia y libertad de criterio hicieron que se granjeara muchos enemigos. Se mantuvo firme en sus convicciones y fue incapaz de utilizar su memoria extraordinaria para guardar malos recuerdos de sus adversarios.

Poseía una curiosidad innata por todo, disfrutaba tremendamente con la lectura, la música, el arte o los viajes. Era un intelectual en el más estricto sentido de la palabra. Aunque por su larguísimo currículo parecería que no le quedaba nada más por hacer, era un hombre lleno de proyectos y con unas enormes ganas de vivir. Disfrutaba con sus amigos y mucho más con la cercanía de su familia.

Incluso en la dura enfermedad contra la que tuvo que luchar, mantuvo intacto el buen humor que le caracterizaba y supo afrontarla con serenidad y fortaleza moral. Nos dio una lección no sólo a su familia, sino a sus amigos y allegados. Estos últimos años y todos los que hemos pasado juntos hacen que me sienta tremendamente orgullosa de haber compartido mi vida con una persona tan especial, absolutamente singular, muy valiosa y esencialmente buena, aunque por desgracia me sabe a muy poco. Su muerte prematura nos ha privado a todos y, sobre todo a mí, a su familia y a sus amigos de haber compartido más proyectos, de buenos momentos y fundamentalmente de su inapreciable presencia.

Por Genoveva García Queipo de Llano es historiadora. Estuvo casada con Javier Tusell durante 35 años.