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Biografía.- Ana Frank

• BIOGRAFÍAS

Ana y su familia fueron enviados al campo transitorio de Westerbork, en Holanda, y allí cogieron el último tren con destino al campo de exterminio de Auschwitz .

♦ Luchadora. Escribió a los 13 años y en la clandestinidad un diario convertido en símbolo de la resistencia ante la persecución nazi. Sólo sobrevivió su padre, quien publicó el material en 1947. .

► Ana Frank, la voz oculta y mártir del Holocausto .

Desde que los nazis alemanes decretaran la solución final en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, casi seis millones de judíos fueron masacrados en los ignominiosos campos de exterminio. Mucho se ha hablado de este infierno creado por los hombres. Sólo en Auschwitz (cuyo 60 aniversario de su liberación se celebró el pasado jueves 27 de enero) murieron un millón. Una de las historias más conmovedoras la encontramos en las páginas de un pequeño diario escrito en una buhardilla secreta en Amsterdam. Su adolescente autora pasó, sin pretenderlo, a convertirse en uno de los estandartes enarbolados por la causa judía para evitar el olvido de la Historia.

Ana Frank nació el 12 de junio de 1929 en Francfort del Meno (Alemania), era la segunda hija del matrimonio formado por Otto Frank y Edith Holländer, una familia judía, aunque poco religiosa. El padre había participado en la Primera Guerra Mundial como soldado del ejército alemán y en los años 20 trabajaba en un banco. En 1933, el Partido Nacional Socialista de Adolf Hitler asumía el poder absoluto de la nación germana y las cosas comenzaron a empeorar para determinados grupos sociales y religiosos como los judíos, quienes iniciaron un éxodo hacia lugares seguros. Los Frank se exiliaron en los Países Bajos, donde el progenitor, gracias a unos contactos, obtuvo la dirección de una sucursal de la firma Opekta, una empresa de conservas de mermelada. Durante unos años les acompañó una sosegada felicidad. Empero, en 1939, los vientos de guerra se reavivaron en el continente europeo y con ellos llegó un año más tarde la invasión alemana de Holanda, país que acogía a miles de hebreos refugiados. El terror hizo acto de presencia: los judíos fueron amenazados, detenidos y marcados. Todo les fue prohibido. Cualquier movimiento se comunicaba a la SS (policía política) o a los holandeses afines al nacionalsocialismo.

En 1942 se propagó como la espuma la noticia de los horrores nazis en los campos de concentración. Nadie de origen judío permanecía ajeno a lo que le podía ocurrir en caso de ser capturado por los alemanes y Otto Frank decidió ocultarse con los suyos en una buhardilla secreta creada en el edificio donde trabajaba habitualmente. Los preparativos habían comenzado un año antes en previsión de cualquier acontecimiento nefasto. Éste se produjo el 5 de julio de 1942, cuando la SS solicitó la presencia de Margot Frank en su sede central de Amsterdam. La joven era la hermana mayor de Ana y apenas contaba 16 años de edad. El requerimiento puso en alerta a todo el clan, que sin más se refugió en el escondite denominado por ellos “la casa de atrás”.

A los Frank se unieron otros cuatro huidos: los Van Pels y Fritz Pfeffer. Juntos afrontaron su destino con optimismo a la espera de que se resolviera favorablemente aquella guerra devastadora. En ese tiempo, las dos hermanas Frank y el hijo de los Van Pels intentaron mantener su ritmo académico tomando clases de sus mayores mientras, aburridos, veían pasar los días siempre con el temor de ser descubiertos. El único consuelo era una radio con la que sintonizaban la BBC británica, así como la lectura de libros suministrados por Miep, el mozo de almacén que trabajaba para Otto, convertido ahora en un inmejorable enlace con el mundo exterior.

En total fueron 25 meses en los que Ana no dejó de escribir ni un solo momento: primero en su querido diario –regalo de sus padres al cumplir 13 años de edad– y después, una vez completadas las páginas del libro, utilizando papeles sueltos e incluso reversos de facturas. Todo servía a la hora de dar cauce aliviador a su portentosa imaginación. En las páginas nos encontramos a una muchacha llena de amor y esperanza, relatándonos la vida cotidiana del forzoso grupo, sus conversaciones, debates, distanciamientos y anhelos. Palabras que se emitían en un contexto opresivo sólo atenuado por el murmurar de las aguas que transitaban por el canal Prinsengracht o el tañido constante de unas campanas que coronaban una iglesia próxima.

El 1 de agosto de 1944 Ana realizó los últimos apuntes en su diario. Tres días más tarde, la guarida que había ocultado a la familia Frank y a sus amigos fue descubierta por los nazis tras recibir el soplo de un traidor. En este sentido, se barajan hoy en día los nombres de tres personas cercanas a los Frank, aunque es muy difícil especular sobre quién los delató en realidad. Lo cierto es que los ocho escondidos fueron enviados al campo transitorio de Westerbork (Holanda), desde donde partieron el 3 de septiembre de 1944 en el último tren que viajó al campo de exterminio de Auschwitz, en Polonia. El infortunio se adueñó de aquellas personas. Casi todos perecieron en las cámaras de gas o víctimas de alguna enfermedad. La propia Ana fue enviada con su hermana al campo de Bergen-Belsen en la convicción de haber perdido a sus padres. Poco después, el tifus segó la vida de su hermana Margot. Ella misma lo contrajo y, ya sin fuerzas, se dejó morir el 12 de marzo de 1945. Otto, el único superviviente tras múltiples vicisitudes, consiguió regresar a Amsterdam, donde alguien le entregó el diario de su hija, publicándolo en 1947.

La repercusión fue inmediata, con decenas de traducciones y adaptaciones al teatro y al cine. Hoy en día sigue siendo un texto muy útil para que no olvidemos uno de los capítulos más infames de la raza humana y en el que millones de judíos, gitanos, homosexuales y minusválidos, fueron eliminados por el simple hecho de ser a los llamados “perfectos”.

El Rincón de "Fali"

[Fuente: Juan Antonio Cebrián]

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