VINO

VINO Los vasos que se beben corresponden:

· El 1º a la Sed · El 2º id. Alegría · El 3º id. Placer · El 4º y siguientes a la Insensatez ......................................... o ..................................... SABER BEBER

Es importante en la vida saber beber vino.
Da señorío.
Quien sabe beber demuestra educación, elegancia e inteligencia, ser hombre de mundo.
Que anda el mundo.
Que sabe todos los caminos.
Adonde va y lo que quiere.
Saborea la vida.
Sabe la palabra mágica de la alegría y de la ventura.
Saber beber una copa de vino es un arte.
Una copa de vino es un paisaje a contemplar, un campo que aspirar, un panorama entre soñado, una llamada donde descansar.
Una copa de vino está llena de palabras.
Beber palabras es un placer extraordinario.
Y sobre todo si son palabras soleadas, limpias y añosas.
Palabra de luz y de fantasía.
Por eso un escritor escribe: "Para beber se requiere cultura y poesía; esto es: Sabiduría e intuición."
Mirémos un vaso de vino, su transparencia, su inmaculada pureza.
Apreciemos su color. Tonalidades. Matices.
Es un verdadero cuadro.
Pensemos en su poder. En Baco y en Dionysos.
En la danza y en la risa.
El vino tiene a la tristeza bajo los pies, a la pena bien agarrada por el cuello, al dolor alejado.
Consuela.
Aleja la timidez.
Fortalece.
Ahoga las contrariedades.
El vino es el símbolo de la fiesta.
Conocemos el salmo: el vino alegra el corazón. S
San Pablo dijo que el vino lo hizo Dios; la borrachera, el diablo. ¡Qué santa y sabia verdad!
Sigamos contemplando. ¿La copa de vino que tenemos delante tiene el color de la sangre? ¿Sangre de la tierra? Acaso ¿es sol? ¿Es diamante líquido? ¿Una lágrima latiendo?
Olerlo: ¿Qué nos recuerda su aroma? ¿Qué campiña recién amanecida está perfumándonos? O ¿qué atardecer esta cayendo lentamente en medio de un suspiro? ¿Dónde los ángeles del vino? ¿No los ves ahí?
Si bien huele, mejor sabrá. Imaginemos perfeccionando. Inventemos. Y ya el vino en la boca. Hay que paladear. Buscarle sitios para que abra la puerta del optimismo.
Gustémosle. Bien bebido, el vino es un suculento manjar.
Y después ya se sabe: la mente se aclara. El corazón se ensancha. La conversación surge, se anima. Los ojos avivan su mirar. La boca sonríe agradecida. Como dice mi amigo: donde no hay vino no hay talento. Le creemos.
Porque "creer que lo que produce el vino son borrachos, es tan absurdo como negar la alegría de la vida".
El vino es un gran amigo, tan buen amigo como el libro. Con la diferencia que el libro te habla a ti. Y tú tienes que hablar al vino.