DEJARÁ DE SER UN CRIPTOCATÓLICO.
Luis Reyes Historias de la Historia
Criptocatólicos en Inglaterra (I): Tony Blair sale del armario
Cuando Blair abandone la política, reconocerá públicamente lo que hasta ahora ha dejado entrever.
Unos corsarios franceses capturaron al comienzo de 1779 la fragata inglesa Westmoreland, que había zarpado del puerto italiano de Livorno. Pese a ser un barco de guerra llevaba una interesante carga a Inglaterra. Eran libros y obras de arte compradas por jóvenes aristócratas ingleses al hacer por Italia el Grand Tour, el viaje educativo que se estilaba entre las clases altas.
La rica presa, siguiendo las leyes del corso, fue vendida en Málaga, y Carlos III compró todos los objetos artísticos para la Academia de Bellas Artes. Pero entonces intervino la diplomacia vaticana. ¿No sería posible que el rey de España renunciase a un pedrusco antiguo que iba consignado a lord Arundel?
En realidad, esa piedra pretendía introducir contrabando papista en Inglaterra: iba rellena de reliquias de santos que el Papa Clemente XIV le había regalado a lord Arundel, con destino a su capilla del castillo de Wardour.
¿Qué tiene que ver esta historia de corsarios con Tony Blair? Que lord Arundel, como Blair, era un criptocatólico, es decir, un católico disimulado (criptos, en griego, quiere decir oculto).
Trabas
Los tabloides ingleses están preparando ya sus incendiarias portadas para el momento en que Tony Blair salga del armario. Después de su inminente retirada del cargo de primer ministro, todos esperan que revele el secreto de Polichinela: su fe católica.
Su esposa Cherry, que tan determinante ha sido en su carrera, es católica declarada, pero Blair, aunque en sus discursos políticos se declara persona religiosa, ha mantenido una notable ambigüedad al respecto.
Inglaterra, ejemplo histórico de libertades y democracia, es el único país de Occidente donde se oculta ser católico porque puede perjudicar una carrera política. La puede incluso impedir. Uno de los argumentos que la gente airea para negar que Camilla Parker-Bowles sea reina cuando su marido sea rey, es precisamente el catolicismo de ella.
Esa circunstancia histórica es la que ha dado origen al fenómeno típicamente inglés del criptocatolicismo, que se ha dado sobre todo entre las clases altas. Existen familias de la más alta nobleza inglesa cuya historia es un vaivén entre el catolicismo y el criptocatolicismo.
El caso citado de lord Arundel nos da un ejemplo esclarecedor. Los Arundel son una rama de la muy antigua aristocrática familia Howard. El primer conde de Arundel, Philip, era hijo del duque de Norfolk, ejecutado por católico. Él mismo pasó la mayor parte de su vida en prisión por no aceptar la fe protestante. Es una figura tan ejemplar del catolicismo británico que en 1977 Pablo VI lo elevó a los altares como San Felipe Arundel.
Su hijo Thomas, en cambio, pensó que con dos mártires en la familia era bastante, y en 1616 se adhirió al protestantismo, lo que le permitió una importante carrera política y disfrutar de una gran fortuna, convirtiéndose en uno de los grandes coleccionistas de arte de su tiempo.
La familia Arundel había vuelto al redil anglicano aparentemente... hasta que las reliquias de la fragata Westmoreland desvelaron la verdad.
Espada de honor
El handicap de ser papista, que en tiempos de la Reina Virgen te costaba la cabeza, cada vez importa menos en la sociedad británica. Por eso, desde hace siglo y medio, se producen tantas conversiones al catolicismo. No son tales conversiones, es simplemente que un criptocatólico se decide a salir del armario.
El fenómeno debe de ser amplio, cuando conocemos tantas personalidades convertidas, entre ellas escritores de fama mundial, figuras destacadas de la literatura inglesa del siglo XX. G.K. Chesterton hizo pública su conversión al catolicismo en 1922. Graham Greene, en 1926. Y en 1930, lo haría Evelyn Waugh. El caso de este último ilustra bien las frustraciones que deben sentir los criptocatólicos, lo que les empuja a salir del armario. Waugh escribió una trilogía de novelas autobiográficas, Espada de honor, en la que cuenta su propia experiencia en la II Guerra Mundial, aunque dándole al protagonista un nombre distinto al suyo.
En ese autorretrato literario, el protagonista Guy Crouchback (palabra que se puede traducir por “cruzado”) pertenece a una noble familia católica que ha mantenido públicamente su fe desde tiempos de Enrique VIII. El auténtico Guy Crouchback, es decir, Evelyn Waugh, no la proclamaría hasta los 27 años, cuando ya era un escritor conocido pese a su juventud. Como se sabe, los escritores reflejan en sus libros lo que les hubiera gustado que fuese la realidad.
Importantes y conversos
Tony Blair será el converso de más alto grado de los tiempos modernos, aunque desde hace siglo y medio la nómina de personalidades es larga. Desde la aristocrática novelista lady Georgiana Fullerton hasta la poetisa feminista Bessie Rayner Parkes. Desde el arquitecto del famoso edificio del Parlamento de Londres, Augustus Pugin, hasta el importante teólogo anglicano Ronald A. Knox, traductor de la Biblia, que tras perder su trabajo en la Iglesia Anglicana se ganó la vida como popular autor de novelas policíacas. En la foto, Evelyn Waugh.
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