DETENIDO POR UNA BANDERA

"Compartíamos prisión con las ratas" El viaje de dos estudiantes españoles y cinco portugueses a Riga (Letonia) de vacaciones el pasado 15 de mayo se convirtió en un infi erno por coger un viejo banderín colgado de una farola. Han probado la amargura de la prisión, las celdas como zulos y el odio de los otros presos.

Pasaba una situación emocional inestable, había roto con mi novia hacía cinco meses, estaba estresado por el trabajo y los estudios, mis abuelos estaban enfermos… Decidí viajar con Miguel, amigo de la infancia. Me dijo que de Europa sólo le quedaba conocer tres países: Estonia, Letonia y Lituania. Y saqué un billete barato. Era la primera vez que salía de España. Quería escapar y tomé la decisión a lo loco, pensando que las letonas eran guapísimas.

Nos alojábamos en casas de una red europea de estudiantes. De Finlandia a Letonia todo fue muy bien. Por las noches salíamos; por las mañanas, visitas culturales. Llegamos el martes 15 de mayo a Riga, la capital de Letonia, a mediodía. Dejamos el equipaje en la casa de estudiantes, visitamos la ciudad, el Museo de la Ocupación, unas guías turísticas letonas nos contaron leyendas urbanas. A uno de los amigos portugueses que iban con nosotros, que es médico, le encanta el café. Íbamos con él por la noche. Eran las diez. Como en las cafeterías letonas tardan mucho en servir, nos fuimos a un McDonald’s. Allí conocimos a otros estudiantes, becarios Erasmus que nos llevaron a un bar, el Belle Epoque. Estuvimos hasta las cuatro de la mañana.

En esta época del año, a esa hora amanece en Letonia. A la salida del bar saqué la última foto a mis amigos.