El sistema era el siguiente: Madoff no tenía hedge funds propiamente dichos, sino que gestionaba cuentas (managed accounts) de clientes, normalmente grandes gestoras de fondos o bancos privados, que a su vez vendían participaciones a sus clientes. La mayor de esas cuentas era la del fondo Fairfield Sentry, con un tamaño actual de 7.300 millones de dólares (unos 5.500 millones de euros). Optimal tenía otra cuenta -un fondo llamado Optimal Strategic US Equity- que contaba con 3.091 millones de dólares (algo más de 2.300 millones de euros) a 28 de noviembre, según cifras de Bloomberg.
Lógicamente, sólo una parte de esos importes -los 2.500 millones citados- ha ido a parar a inversores españoles. Otras entidades que han comercializado productos gestionados por Madoff son Kingate, Goldman Sachs o UBP. Estos productos se han colocado principalmente entre patrimonios muy altos, muchos de los cuales los compraron a través de estructuras offshore (en paraísos fiscales). Según fuentes conocedoras de la situación, varias de las 10 primeras fortunas españolas tienen exposición a Madoff, aunque normalmente supone un porcentaje muy pequeño de sus carteras. También se han colocado entre instituciones, sobre todo fondos de hedge funds.
En general, la mayoría de los bancos privados que operan en España ha colocado, en mayor o menor medida, estos productos a sus clientes. Se estima que el principal comercializador ha sido Santander, como es lógico al ser la matriz de Optimal, a través de su unidad de banca privada internacional. Un portavoz del banco declinó hacer comentarios al respecto.
Inversión apalancada
No sólo se trata de inversión directa en estos fondos. En muchos casos los bancos privados han desarrollado productos estructurados referenciados a los productos de Madoff, que ofrecen bien garantía del capital, bien una inversión apalancada: permiten invertir por un importe superior al que realmente pone el cliente, en algunos casos hasta de 3 y 4 veces el capital, según las fuentes consultadas. El Santander aparece de nuevo como uno de los principales estructuradores, junto al banco francés Natixis.
Las fuentes también citan a BBVA, cuyo responsable de productos estructurados durante 12 años, Santiago Bareño, ocupa ahora el mismo puesto en Fairfield. Un portavoz de la entidad dijo que BBVA no ha comercializado en su red de clientes minoristas ode banca privada en España productos gestionados o depositados enMadoff Investment Securities.
Madoff era un producto muy atractivo para apalancarse, porque tenía una rentabilidad muy alta y sostenible -cercana al 10% anual durante los últimos 15 años- con una volatilidad bajísima, lo que en teoría reducía mucho el riesgo, explican en una entidad. Como suele ocurrir, esta cuadratura del círculo (la ruptura de la relación rentabilidad/riesgo, lo que se llama elevar la frontera eficiente) ocultaba un fraude muy parecido al de Fórum y Afinsa en España.
Ahora, lo más probable es que no pueda recuperarse prácticamente nada de ese dinero, ya que se trataba de una estructura piramidal: el capital aportado por los nuevos inversores se dedicaba a pagar la rentabilidad de los antiguos. Un esquema que necesita la constante entrada de dinero fresco para mantenerse en pie y que se ha venido abajo en cuanto se han producido reembolsos masivos en la industria de hedge funds este año. No se sabe todavía si la estafa afecta a todo o sólo a una parte del patrimonio gestionado por Madoff, pero el mercado se pone en lo peor.
Un golpe durísimo para la banca privada
Sea como fuere, se trata de un escándalo cuyo tamaño puede ser superior al de los estructurados de Lehman Brothers, con el agravante de que era muy difícil prever que un banco tan sólido como Lehman iba a quebrar, mientras que sobre Madoff siempre ha existido la sospecha de irregularidades por esa capacidad sobrenatural de lograr ganancias apreciables año tras año. Hoy es un día negro para la banca privada española. Después de perder cerca del 30% del patrimonio (y de las comisiones) por la caída del mercado, y después de los estructurados de Lehman, ahora lo único que faltaba era esto, se lamentaba ayer el responsable de un banco privado de tamaño medio.
Aparte del impacto en la banca privada, los profesionales coinciden en que va a suponer un golpe durísimo, que puede ser mortal, para la industria de hedge funds. Esto crea una desconfianza enorme, nadie va a querer comprar un hedge durante mucho tiempo, admitía ayer una fuente del sector. Otra añadía que si podía haber una mala noticia para la gestión alternativa, era ésta.
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