Puro símbolo de Italia
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U n accidente fortuito alumbró en el siglo XIX uno de los cigarros puros con mayor personalidad. Tras secarse al sol y fermentar, el tabaco mojado por una tormenta desplegaba un sabor que gustó mucho más a los expertos. nacía así el cigarro Toscano, convertido hoy en uno de los grandes hitos del "Italian Style". "Es de una concentración, de una intensidad, de una ferocidad tal, que te deja conmocionado", ha escrito Fernando Savater.
El buen fumar en Italia tiene nombre propio, el del cigarro puro Toscano. Elaborado con un original proceso de fermentación y un riguroso periodo de añejamiento, el país transalpino produce 120 millones de cigarros al año. "Sus inicios se remontan a 1815, cuando en la Manifattura Tabacchi de Florencia, unas balas de tabaco pertenecientes al Gran Duque de la Toscana, que se habían quedado al sol, se mojaron por una fuerte tormenta primaveral. En vez de tirar el tabaco al río Arno, como era costumbre cuando éste se estropeaba, decidieron extenderlo sobre unas láminas para su completo secado, para venderlo como cigarros populares. La sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que el agua había fomentado una intensa fermentación del tabaco y que su nuevo sabor gustaba más que el anterior. Así nace la leyenda del Toscano", explica Maurizio Cambrea, director comercial de la marca.
El cigarro Toscano se elabora exclusivamente con la variedad de tabaco americano Kentucky. Es un tabaco negro de color marrón oscuro curado directamente por el humo de las fogatas, que le aporta su característico aroma. Hasta completar su secado, proceso que puede demorarse hasta tres semanas, está sometido a una temperatura de hasta 50 grados.
Inicialmente, la materia prima se importaba de Estados Unidos y con ella se elaboraba un intenso tabaco de mascar y, posteriormente, unos rotundos cigarros, pero a partir de 1850 comienza a cultivarse en Italia, principalmente en Campania, Umbría, Toscana y Véneto. Unos 150 cultivadores de estas regiones suministran el tabaco secado al fuego a la fábrica de Foiano della Chiana para que las expertas manos de las cigarreras puedan darle su forma definitiva. Aunque antes el tabaco tiene que vivir su etapa de fermentación que le aporta el gusto característico, por lo que las hojas se sumergen en agua imitando su accidentado origen.
Las cigarreras de las fábricas de Lucca y de Cava de Tirreni moldean primero las medias hojas del Kentucky para conformar el capillo del puro (primera hoja que lo envuelve), luego escogen la cantidad exacta de tabaco en la mano para el interior y, con unos rápidos movimientos, construyen el Toscano.
Puede sorprender su forma irregular y única, similar a los caliqueños, los populares cigarros valencianos; son puros fácilmente reconocibles en los labios de algunos de los que fueron o aún son sus apasionados valedores: Giacomo Puccini, Giuseppe Garibaldi o Clint East- wood. En España, su mayor defensor es el filosofo Fernando Savater que, en un excelente artículo donde definía los pequeños placeres de la vida, incluyó entre ellos el degustar un Toscano (vera apoyo).
En manos italianas. La propiedad de los emblemáticos Toscanos estuvo en manos del Ente Tabacchi Italiani hasta el año 2000, cuando fue adquirida por la multinacional British American Tobacco, aunque en poco tiempo regresó a propietarios italianos. En la actualidad forma parte del Grupo Industrial Maccaferri, con sede en Bolonia, que en 2006 tomó el control de la empresa con la ambición y la convicción de que su tabaco fuera un emblema de Italia que conquistara el mercado europeo y mundial. "Es algo más que un producto industrial. Tiene tradición, historia y representa el gusto por la calidad y las cosas agradables típicas del Italian Style", subraya el presidente de la firma.
Existen 17 tipos, incluidos sus hermanos menores los Toscanellos, más cortos, aromatizados con café, anís o grapa, y que son los más suaves de la gama ya que no tienen los cuatro meses como mínimo de añejamiento del puro normal. Como ejemplo, el pequeño con aroma a café se elabora con una inmersión de las hojas de este cigarro en café y, de esta forma, adquiere un sabor muy particular. Café y tabaco en un mismo producto, todo un homenaje más que intencionnado a su país de origen.
Il Moro.
Este símbolo de la italianidad ha sabido combinar la tradición con la modernidad y, en la actualidad, ofrece una amplia gama de puros que incluye los ya mencionados Toscanello. Estos cigarros, con la mitad del tamaño de los Toscanos, nacieron como respuesta empresarial a la extendida costumbre popular de cortarlos por la mitad, en su punto más grueso, y de esta forma poder degustarlos en dos tacadas.
Entre los tradicionales, de cerca de 16 cm de longitud, se encuentra el Garibaldi, recomendado para los que se inician en estos cigarros por su suavidad y equilibrio, debido a los seis meses de envejecimiento; también el Toscano Classico, de mayor carácter y los mismos meses de envejecimiento que el anterior; el Extra Vecchio, con más cuerpo y rotundidad de sensaciones, fruto de los nueve meses de maduración de su tabaco; y los Toscano Antico y el Antica Riserva, de gran potencia e intensidad de sabores, sólo aptos para los buenos conocedores del mundo del puro. Todos ellos se pueden encontrar en España, principalmente en la costa mediterránea y las islas Baleares, donde se concentra su mayor consumo.
Classico.
Esta gama se completa con el Originale Selected, el Toscano del Presidente y el Originale Millennium. Pero sin duda la estrella de la colección es el exclusivo Il Moro, del que sólo se elaboran 18.000 unidades al año, hechos completamente a mano y que poseen el tabaco más contundente de todos (?2 meses de añejamiento). Está presentado en una caja individual de madera con forma de hoja de tabaco y se comercializa a unos 30 euros la unidad.
Las cifras de venta en España –un millón y medio de unidades al año– demuestran que los Toscanos comienzan a ser conocidos en nuestro país. "Los españoles están acostumbrados a fumar el puro cubano, pero el cigarro italiano tiene un gusto muy diferente, por lo que puede resultar muy atractivo probarlos", confía Mauricio Cambrea, el director comercial de la marca.
Savater. Se confiesa "enganchado" a los toscanos.
La opinión de Fernando Savater
Al placer de echarse la siesta, hojear el periódico matutino antes de que alguien lo haya leído en la casa o ver amanecer en París desde la ventanilla de un tren, el pensador Fernando Savater sumaba también el del tabaco, pero uno muy particular. Entre las jugosas palabras que publicó sobre sus pequeños placeres de la vida, destacan las siguientes:
"No fumo cigarrillos. Me parecen demasiado iguales unos a otros, no encuentro modulaciones". "Prefiero los cigarros, los puros, que admiten la complejidad de fumarlos pequeños, largos, grandes, cortos. El puro es el placer de fumar más en estado puro. Pero hay unos puros que son los que a mí, de verdad, me gustan". "No son ni los grandes puros, ni los grandes habanos, que los entiendo como un placer privado y casi perverso". "Me encantan los Toscani, los viejos toscanos italianos. Tienen un aire tagarnínico".
"Es un puro rugoso, oscuro, que tiene gran cantidad de virtudes, porque se pueden hacer muchas cosas con él".
"Fumarse un Toscano entero es una hazaña que no está al alcance de todo el mundo, ni de todos los pulmones. Lo normal es partirlos. Hay una versión de Toscano que es el 'toscanelli', que son ya los puros toscanos partidos pequeños". "Tiene virtudes indudables. Cuando uno lo empieza a fumar, alguien abre las ventanas y empiezan a salir de la habitación, lo que es muy agradable. Si te quieres librar de la gente, enciende un Toscano y todo el mundo se pone en plan de huida, con lo que se crea a tu alrededor un espacio tranquilo muy confortable". "El Toscano es el cigarro por excelencia. Nadie puede fumar toscanos en cadena. Es absolutamente imposible. Cada Toscano te deja, digámoslo así, 'toscanizado' para 3 ó 4 horas". "Es de esos puros que se hacen notar.
Aunque no sea muy grande –partido es pequeñito–, es de una concentración, de una intensidad, de una ferocidad tal que te deja conmocionado para un tiempo, con lo que es un puro que está muy bien porque no puedes fumar mucho. La vida tiene un número reducido de toscanos".
Fuente: magazine el mundo
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Publicado por Fali A las: 5:42
Etiquetas: Curiosidades
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