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Nueva York, paraíso del shopping

  Sección:  ♦   COMPRAS   ♦

 

 

 

◄  ¡¡¡ ESPECIAL  LUJO !!!   ◄

Los amantes de las compras están de enhorabuena. Nueva York nunca ha estado a mejor precio gracias a la fuerza del euro. Le contamos cómo exprimir la Gran Manzana y darse un lujazo sin machacar la visa. Este año es posible.

Por obra y arte del cambio de divisas, Nueva York se ha convertido en el destino de moda. Las razones son simples e incontestables: en la capital del mundo hay absolutamente de todo y ahora, además, a precios más que razonables para los europeos. Así que quizá haya llegado el momento de hacer locuras en Manhattan.
DORMIR=CUIDARSE

Darse el gustazo de dormir en un hotel de lujo, como el Mandarin Oriental, a 280 metros sobre el suelo, en el Time Warner Center de Columbus Circle es una de las opciones. Si se prefiere el lujo clásico, es obligatorio probar el Four Seasons o el Waldorf Astoria. Otra elección igual de exquisita, pero más moderna, es el Dream, el establecimiento que el gurú de la autoayuda espiritual Deepak Chopra ha abierto en pleno Times Square. Cuenta con el acuario de interior más grande de todo el continente y con un spa dedicado al equilibrio, la sanación y la transformación de cuerpo y mente. En lo que se refiere a modernidad a ultranza, donde realmente hay que estar es en el hotel Gansevoort, un edificio de acero y cristal que se ha erigido en bandera arquitectónica del Meatpacking District, el barrio más in de Manhattan. En su piscina del último piso, que es la única de la ciudad con sistema de sonido subacuático y música ambiente bajo el agua, es donde realmente se va a ver y ser visto... Otro hotel que cuenta con spa es el W de la calle Lexington. En este caso se trata del famoso Bliss, un paraíso en la Tierra sólo apto para chicas, donde dejarse querer con un tratamiento facial Triple Oxygen o con una manicura perfecta.

Práctico. Una limousina es a veces una necesidad. Encontrar taxi a determinadas horas es una pesadilla.

COMPRAR
Lo que realmente compensa es adquirir artículos de firmas norteamericanas, tanto en ropa y accesorios como en perfumería y cosmética de lujo. La lista es larguísima: Tommy Hilfiger, Ralph Lauren, Diane von Furstenberg, DKNY, Marc Jacobs, Clinique, Estée Lauder... Y a ella hay que añadir nombres menos conocidos en Europa, pero igual de reconocidos en EE.UU.: Cole Haan, Catherine Malandrino, 7 For All Mankind, Eileen Fisher o David Meister resultan tan buena adquisición como cualquiera de las casas antes citadas.

Todas ellas se encuentran en los grandes almacenes de lujo situados entre la Quinta Avenida, Madison y la calles 57 y 59: Barneys, Saks Fifth Avenue, Henri Bendel, Bergdoorf & Goodman, Bloomingdale’s y Takashimaya (con una excelente sección de perfumería en el sótano) son las mecas del arte del shopping. El aliciente es que se encuentran rodeadas por las mejores joyerías de la ciudad, como Tiffany’s, Cartier, Harry Winston y Wempe. Además, la mayoría de las firmas de lujo, desde Chanel hasta Prada, ha abierto sede ultramoderna en el Soho y en el Meatpacking, así que no está de más darse una vuelta por allí y, de paso, echar un vistazo a las tiendas de la parte final de la calle Bleeker, que empieza a verse invadida por las tiendas de Marc by Marc Jacobs (acaba de inaugurar la cuarta, dedicada en exclusiva a la ropa masculina) y los fans de Sexo en Nueva York (la casa de Sarah Jessica Parker está a la vuelta de la esquina).


COMER
En esta ciudad, los restaurantes a la última tienen siempre un nombre propio detrás. Para mezclarse con las celebrities, ahora, donde hay que conseguir mesa es en Spotted Pig, la última aventura culinaria de Mario Batali, que ha contado con apoyo financiero del líder de R.E.M., Michael Stipe, y del recién estrenado marido de Beyoncé, el rapero Jay-Z. Otros dos imprescindibles son Little Owl y Waverly Inn, el pequeño bistró del editor de Vanity Fair. También hay establecimientos con magia, como el River Cafe que hay la zona de Dumbo, en Brooklyn. Desde allí se divisa una de las mejores vistas de la línea de rascacielos de todo Manhattan. También merecen la pena Tavern on the Green, el antiguo embarcadero de botes del lago de Central Park, convertido ahora en un café con vistas; o el Café des Artistes.

D.R.

De lujo. El Mandarin Oriental es un clásico. Si no puede hospedarse en él, tómese al menos

DE NOCHE
En la ciudad que nunca duerme se puede hacer de todo a todas horas, desde comer hasta ver películas, pero, sobre todo, salir de copas. Lo último de lo último (además de visitar el club de Tim Robbins, The Back Room, un antiguo local clandestino de la época de la ley seca) es empezar la noche en los lobbies de los hoteles de moda: los W (tanto el de Lexington como el de Union Square) acumulan la mayor cantidad de gente guapa por metro cuadrado, aunque tampoco hay que perderse el A60 del hotel 60 Thompson. Este último cuenta con una terraza desde la que se divisan los edificios del Soho y los rascacielos de Midtown, aunque a ella sólo pueden acceder los clientes del hotel. Igual de exclusivos, pero abiertos a los no residentes, son los dos bares del hotel Gramercy Park: el Rose y el Jade. También puedes buscar la tranquilidad de locales clásicos, como el Campbell Apart-ment –al que se accede por un ascensor oculto en la entrada de la estación Grand Central que da a la Avenida Vanderbilt–, el Cocktail Terrace y el Harry’s Bar, ambos en el hotel Waldorf Astoria (en el primero todavía se conserva el piano en el que Cole Porter, insigne habitante del hotel, componía sus canciones), o el Pen Top del hotel Peninsula, un bar con una terraza magnífica en plena Quinta Avenida (aunque está de reformas hasta después del verano). Otra opción que no decepciona es escuchar buen jazz. Los locales más reconocidos son Iridium, Blue Note, Lennox Lounge, Birdland y Village Vanguard, aunque tampoco está de más hacer una parada un lunes cualquiera en el Cafe Carlyle del hotel del mismo nombre a disfrutar de las habilidades con el clarinete de Woody Allen, que rueda actualmente en Manhattan.

Para entrar en los locales mas in, como Apt, Socialista, Bungalow 8, The Orchard, Freeman’s, Little Branch, Milk & Honey o Beatrice Inn es imprescindible que tu nombre esté en la lista. Lograr ese privilegio suele ser muy complicado, pero no hay nada que el dinero no pueda comprar. Preguntar al concierge de tu hotel suele dar muy buenos resultados.

 

La piscina más chic. La terraza del hotel Gansevoort es un obligado lugar de encuentro y copas en el Meatpacking District.


CAPRICHOS Y EXTRAVAGANCIAS
1. Fumar se ha convertido en una aventura arriesgada en Manhattan. Si te has quedado con las ganas, prueba a convertirte en miembro del Club de Fumadores de Nat Sherman. La tienda de tabaco con más solera de la isla cuenta con un salón donde embelesarse con el humo de pipas, puros y cigarros entre sillones de cuero. Todo ello aderezado con cócteles y delicias traídas de locales como Balthazar o Patsy’s. Ser miembro de tan selecto local cuesta 1.600 dolares al año.

2. Aunque las actividades de shopping en Nueva York resultan de lo más edificantes, la experiencia se puede mejorar contratando una limusina con chófer que se encargue de cargar con todas nuestras bolsas y de llevarnos de vuelta al hotel al final del periplo de compras. ¿Lo mejor? En el trayecto entre tienda y tienda te puedes tomar un cóctel o una copa de champán acompañada de algún tentempié. Info.: www.mvlimo.com.

Nombres de referencia. Chanel tiene tres grandes boutiques


3. En Nueva York, todo se puede hacer a la medida de cada uno, incluidos tus vaqueros. En Earnest Sewn puedes elegir la tela de denim que más te guste, el diseño de los bolsillos e incluso los botones, por un mínimo de 300 dólares.

4. En fin de semana, lo que se lleva es el brunch, ese desayuno tardío con mezcla de dulce y salado que suele incluir cócteles, café y zumo de naranja. Para hacerlo a lo grande, nada mejor que contratar los servicios de la Classic Harbour Line, una flota de yates de lujo de los años 30, exquisitamente rehabilitados, que circundan por completo la isla de Manhattan, atraviesan sus 18 puentes y cruzan sus tres ríos: el Hudson, el Harlem y el East.

5. Puestos a cometer extravagancias, organiza una cena privada en la bodega del Club 21. Este local clandestino fue el único que los federales nunca encontraron durante la `prohibición´ y su puerta de hierro fundido de varias toneladas de peso sólo se abre desde dentro. La cena te saldrá más o menos por unos 400 euros por comensal y caben 23 personas...

6. Y el viaje todavía puede rematarse con un detalle de altura: en lugar de regresar al aeropuerto en taxi –se tarda una hora, aproximadamente, a JFK– puedes hacerlo en helicóptero. El trayecto dura diez minutos y sale por unos 189 dólares (www.flyush.com).

7. Para todo lo demás que puedas necesitar, cuenta con el servicio de concierge más eficiente de la ciudad, Quintaessentially. Requiere una suscripción anual que sale por algo más de 2.000 dólares, pero sus empleados son capaces de conseguir cualquier cosa a la hora que sea del día o de la noche, desde entradas para el espectáculo más famoso de Broadway hasta una reserva en el restaurante más demandado. Incluso logran ponerte en la lista de invitados del club nocturno más exclusivo con sólo levantar el teléfono.

Celebrities a pie de calle. Lindsay Lohan es una de las famosas habituales en la Gran Manzana.

La cara oculta del shopping

  • Los impuestos no suelen ir marcados en el tique de compra. Suponen un incremento de entre el 8% y el 11% y se añaden cuando estamos pagando en caja.
  • Las garantías de los aparatos electrónicos sólo cubren su uso en EE.UU. Hay que pedir (y generalmente pagar) la internacional.
  • Cuando un aparato no se vende en España, la garantía internacional no lo cubre y, si se rompe, nos quedamos con un trasto inservible. Eso ha sucedido con los iPhones comprados en EE.UU. y traídos a nuestro país fuera del circuito Apple.
  • Los DVD se corresponden con la región 1, pero si tu lector de DVD es multirregión, podrás ver sin problemas todas tus series favoritas. Eso sí, comprueba que tienen los subtítulos en español, no todos los incluyen.
  • La gran demanda de objetos de lujo, como bolsos y relojes, ha llevado a algunas tiendas a establecer un máximo de artículos por comprador.
  • Algunas tiendas, como Macy´s, hacen descuentos a los extranjeros. Basta con presentar el DNI o el pasaporte y nos darán una tarjeta con un 11% de descuento.
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    [Fuente: Laura Requejo ]

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