Warrent Buffet, el nuevo hombre más rico del mundo.
◘ ECONOMÍA/EMPRESAS ◘
■ No colecciona yates ni invierte en obras de arte; no utiliza el ordenador ni tiene teléfono móvil. Les contamos la vida y las estrategias inversoras del multimillonario que ha desbancado a Bill Gates.
«Me basta con tener una buena idea al año»
El estadounidense Warren Buffet
Es el hombre más rico del mundo, según la revista Forbes. Su patrimonio suma 62.000 millones de dólares (41.000 millones de euros). Mucha pasta, sí. Tanta que incluso el Tío Gilito, el pariente rico del Pato Donald, tendría problemas para hacerse una idea mental de esa fortuna. El riesgo de escribir sobre un magnate como Buffet es que las cifras son tan mareantes que nublan el entendimiento. Hagamos un esfuerzo para coger perspectiva. Imaginemos que el señor Buffet no fuese un anciano encantador de 77 años que se alimenta de hamburguesas, conduce su propio coche, pues no tiene chófer y tampoco guardaespaldas ni alarmas o rejas en su casa; no utiliza ordenador ni teléfono móvil, y en las reuniones de accionistas juega al béisbol y toca el oukelele. Imaginemos que este señor, campechano y con fama de tacaño hasta que sorprendió a todos convirtiéndose en el mayor filántropo de la historia, no fuese un señor, sino un país.
Llamémoslo Buffetlandia.
Pues bien, si su riqueza fuese el producto interior bruto (PIB), es decir, la suma de bienes y servicios producidos en un año en relación al poder adquisitivo, Buffetlandia ocuparía el puesto 73 del mundo, pisándole los talones a Croacia y superando a 107 naciones. Es más, si sumamos las riquezas de los tres hombres más ricos del mundo –Buffet, el mexicano Carlos Slim y el inevitable Bill Gates, patrono de Microsoft–, entre los tres desbancarían a Marruecos en el puesto 54 de la lista (España está el 11).
¿Quién es Warren Buffet?
Un inversor que ha hecho su fortuna en la Bolsa y los seguros. Un abuelete que va por libre y al que sus compatriotas veneran. Cosa rara, pues los milmillonarios suelen generar ojeriza. Y envidia. Pero nadie parece envidarlo. Quizá porque ha vivido durante más de cuarenta años en la misma casa de estuco gris que compró por 31.500 dólares en su ciudad natal. Porque viste trajes anodinos comprados en las tiendas de saldos que se arrugan en cuanto se los pone. Porque sólo bebe una variedad de Coca-Cola con sabor a cereza y pocas veces se lo verá en un restaurante caro; prefiere la comida rápida. Su idea de la felicidad: ir a la oficina. «Hago lo que me gusta cada día del año y lo hago con gente que me gusta. Voy al trabajo tarareando una canción.» No le divierte el dinero. El dinero, a decir verdad, lo deja indiferente. Le divierte ganarlo. Y lo ha ganado a manos llenas desde muy joven.
Nació en Omaha (Nebraska) el 30 de agosto de 1930. Él hace sus cuentas (le fascinan las matemáticas, pero sólo se fía de las cuentas que pueda hacer de cabeza) y llega a la conclusión de que vino al mundo gracias al Jueves Negro. «Le tengo cariño al año 1929 porque fue cuando todo empezó para mí. Mi padre era corredor de Bolsa y después del crac, el 24 de octubre, le daba miedo llamar a sus clientes, pues todos habían perdido dinero. Así que se quedaba en casa por las tardes y como no había televisión... Pues eso, que yo fui concebido en noviembre de 1929. Y nací nueve meses después.»
A los seis años, en plena Depresión, hizo sus primeros pinitos en el mundo de las finanzas en la tienda de comestibles de su abuelo. Se llevaba botellas de gaseosa y las vendía a sus compis del cole. Ganaba un centavo por devolver cada envase. Creció leyendo las cotizaciones bursátiles y a los once años compró sus primeras acciones. Tres, a 38 dólares. Al día siguiente se desplomaron. El pequeño Buffet aguantó el tipo y rebotaron hasta los 40 dólares. Vendió. Pero las acciones siguieron subiendo, así que fue una mala jugada. Primera lección: aprendió a tener paciencia.
A los 13 años hizo su primera declaración de la renta. Le salió a devolver 35 dólares por la deducción de su bicicleta como herramienta de trabajo para repartir periódicos. A los 15 compró una máquina de pinball de segunda mano y se asoció con el dueño de una barbería. Su primer negocio. Le fue bien y compró una granja... Y siguió con sus trapicheos, un cuento de la lechera exitoso, hasta llegar a la universidad.
Las recetas de Buffet para hacerse rico:
01. Procure no perder dinero.
02. No olvide la regla nº 1.
03. Para invertir con éxito no se necesita una gran inteligencia o información privilegiada, sino firmeza para tomar decisiones sin que le afecten las emociones.
04. Cuanto más absurdo sea el comportamiento del mercado, mejor será la oportunidad para el inversor metódico. El optimismo es el enemigo del comprador racional. La razón más tonta para comprar una acción es que esté subiendo.
05. Nunca invierta en un negocio que no pueda entender. La capacidad de decir «no» es una enorme ventaja.
06. Tenga sangre fría. Si no puede ver caer un 50 por ciento su inversión sin que le entre el pánico, dedíquese a otra cosa. Recuerde que el mercado de valores es maníaco-depresivo.
07. No intente predecir la dirección del mercado, de la economía, de los tipos de interés ni de las elecciones. Las oscilaciones salvajes de los precios están más relacionadas con el comportamiento de los inversores que con los resultados empresariales.
08. Compre compañías con buen historial de beneficios y posición dominante de mercado, fuerte imagen de marca y consumidores fieles.
09. Sea temeroso cuando otros son codiciosos, y viceversa. Usted ni tiene razón ni se equivoca porque la mayoría discrepe con usted.
10. No se fije en los resultados anuales, sino en los promedios de cinco años. Invierta a largo plazo. Gran parte de éxito puede atribuirse a la inactividad. La mayoría de los inversores no resiste la tentación de comprar y vender constantemente, pero su lema debe ser el letargo, casi la pereza.
MÉXICO.CARLOS SLIM, EL OTRO ROCKEFELLER.
Es el fundador del mayor operador de móviles de Hispanoamérica, América Móvil. Su patrimonio es de 59 billones de dólares y sus sociedades representan el 5% del PIB mexicano.
INDIA. RATAN TATA, EL GIOVANNI AGNELLI HINDÚ.
Es el profeta del automóvil low cost, pero entre sus últimas adquisiciones están firmas como Jaguar o Land Rover. Va a lanzar Eolo, un coche con motor de aire comprimido.
CHINA. JACK MA, EL SEÑOR DE INTERNET.
Antes de convertirse en la pesadilla de Bill Gates, el fundador del portal Alibaba, era profesor de inglés.Su portal provee servicios a 12 millones de usuarios en 200 países.
RUSIA. VAGIT ALEKPEROV, EL ZAR DEL ORO NEGRO.
Como ministro ruso de Energía, compró la Getty Oil y 1.300 surtidores de gasolina en EE.UU. Ahora preside Lukoil, un imperio petrolífero con 20 billones de barriles de reserva.
ABU DUABI. MOHAMED AL NAHYAN, EL JEQUE DE FERRARI.
Su brazo operativo es el Abu Duabi Investment Council, el segundo inversor institucional del mundo. Hace poco adquirió el 4,9 por ciento de Citigroup. Y ya tenía el 5 por ciento de Ferrari.
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