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Paisajes apetitosos


  ◘ GASTRONOMÍA ◘ 


 Arroyo de jamón.

Arroyo de jamón.

 

 Nota. No por prolijo del articulo, deja de ser muy interesante.

■ Los brócolis son encinas, las coliflores, nubes y el pan y las patatas, rocas gigantes. La cámara de Carl Warner es mágica: convierte la mortadela en montañas, el jamón, en ríos y las fresas en globos aerostáticos. Desde hace una década el fotógrafo inglés trabaja en lo que él llama "food-scapes", paisajes recreados en el estudio utilizando únicamente comida. Cadenas de supermercados y firmas de alimentación de toda Europa se disputan sus imágenes.

Las Bellas Artes son cinco: a saber, la pintura, la escultura, la poesía, la música y la arquitectura, cuya rama principal es la pastelería". Cuando el chef, gastrónomo y escritor francés Antonin Carême (?784-?833) nos legó la frase, aludía, no sin cierta ironía, a la tendencia de la cocina de su tiempo a presentar ciertos platos entre ampulosos ornamentos.

El divino Carême, el que sirvió las mesas de Jorge IV de Inglaterra, Alejandro I de Rusia, los Rothschild…, el cocinero de los reyes y rey de los cocineros, no llegó a conocer el arte de la fotografía. Mucho menos, a Carl Warner. Pero si hubiera visto el trabajo de este inglés seguro que su genio habría bullido. Porque en los bosques de brócoli, las torres de queso y los cipreses de pimiento ideados por Warner hay pintura, escultura, ecos de poesía y música y mucha arquitectura, cuya rama principal, podría decirse tras verlos, es la horticultura.

Warner tiene 45 años, un estudio en Londres, cuatro hijos, una cámara Hasselblad de 39 megapíxeles y una imaginación desbordante. Especializado –por su trabajo como fotógrafo publicitario– en imágenes de objetos, pero fascinado por los paisajes, encontró hace una década una forma de unir ambas inquietudes. Lo bautizó como foodscapes (del inglés food, comida, y landscapes, paisajes) y consiste literalmente en eso, en recrear paisajes utilizando alimentos.

Gracias a ellos, Warner ha conseguido jugosos contratos, pero el impulso primero fue esencialmente estético. "Buscaba una mayor sensación tridimensional", explica desde su estudio, donde actualmente trabaja en un paisaje a base de pescado. "Son los peores. Dejan un olor terrible",continúa. "Las fotografías no dejan de ser bidimensionales, pero estas maquetas permiten trabajar con el volumen y la profundidad".

Todo empieza con un dibujo. Cuando le ronda una idea, este moderno Arcimboldo –que conoce al pintor renacentista pero se dice más influido por filmes como Willy Wonka y la fábrica de chocolate o El mago de Oz– la plasma sobre un papel y piensa qué alimentos pueden hacerla parecer más realista.

Terminado el dibujo, llama a dos colaboradores –un estilista de alimentos y un maquetista–, se lava las manos y arranca. "Suele ser el estilista el que hace la compra", comenta. A continuación, disponen los alimentos recreando la escena sobre una mesa de unos 2,5 metros de largo.

Operan por partes: se monta y fotografía el primer plano, luego el fondo y, por último, el cielo. El hecho de que muchos ingredientes se estropeen al calor de los focos obliga a Warner y sus colaboradores a trabajar a un ritmo frenético: en dos o tres días pueden tener un paisaje montado y fotografiado.

La obra, sin embargo, está lejos de quedar acabada. A cada foodscape aún le faltan horas y horas de retoque con Photoshop en el ordenador. A veces, dos y tres días.

Warner cuenta para ello con un tercer ayudante, un retocador. "El secreto está en engañar al espectador", revela. "A primera vista tiene que creer que es real. Sólo en un segundo momento debe advertir los verdaderos ingredientes". Entre la comida, el estudio, el estilista, el maquetista, el retocador... realizar una de estas fotos cuesta, según el autor, entre ?0.000 y 20.000 libras (de 12.000 a 25.000 euros).

Los supermercados Sainsbury o el fabricante de salsas italiano Saclà no tuvieron inconveniente en pagar. Hoy en los colegios los niños imitan sus obras y no le faltan encargos. Entre sus próximos proyectos está dar movimiento a uno de sus paisajes en un cortometraje de animación. También prepara algo con chocolate para una empresa de helados y planea hacer perfiles de ciudades, algo que ya ha probado con tornillos. ¿Y algún foodscape a la española? "No lo descarto", contesta. "Tal vez, molinos de viento. Me gusta Don Quijote".

+ En la página web www.carlwarner.com

     

    Casas para "gourmets".

    Casas para "gourmets".

     

    Casas para "gourmets"

    Los edificios de este pueblo de cuento de hadas son de queso parmesano con tejados de macarrones. Los adoquines son judías. Hortalizas, frutos secos, pasta y nubes de mozzarella completan la escena. Los toldos son pimientos.

     

    A través de un desfiladero.

    A través de un desfiladero.

     

    A través del desfiladero

    Los caminos de arroz conducen hacia escarpadas montañas de pan. En la vereda, un carro con ruedas de galleta. Al fondo, nubes de coliflor. El fotógrafo inglés dice haberse inspirado en películas como "El mago de Oz".

     

    Una cocina toscana

    El mantel y las cortinas son láminas de pasta de lasaña. La silla está hecha con tallarines y los cojines, raviolis. Un tomate cortado por la mitad se convierte en un puchero y un espagueti con un macarrón en lo alto, en cazo para servir.

     

    En el fondo del océano.

    En el fondo del océano.

     

    En el fondo del océano

    Coliflores y brócolis submarinos con empanadillas y una cola de langosta para imitar paredes rocosas. El próximo reto de Warner es introducir el movimiento en sus paisajes de comida con un cortometraje de animación.

     

    Bosque de verdura.

    Bosque de verdura.

     

    Globos de fresa

    También de aguacate, manzana, plátanos, ajo... Los edificios son de queso con tejados de zanahoria, o de piel de manzana, y los campos roturados, espárragos o maíz. Ni siquiera así ha conseguido el autor que sus hijos coman verdura.

     

     

    Mares de salmón

    Un barquito-tirabeque se aventura en un océano de pescado. Algunos han criticado el derroche de comida de estas fotos. Terminadas las sesiones, Warner la comparte con sus colaboradores, pero a veces se pone mala o tiene pegamento.

     

    [Fuente: El Mundo]

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