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Los Yates más poderosos


  ◘ BARCOS ◘ 


 REY DE LOS MARES. El ruso Abrahimovich posee algunos de los mejores yates. En la imagen, el 'Pelorus'

REY DE LOS MARES. El ruso Abrahimovich posee algunos de los mejores yates. En la imagen, el 'Pelorus'

Recomendado

 ■ El tamaño de la eslora si que importa.

Por sus cubiertas se pasean los rostros más bellos, ricos y famosos del mundo. Cuestan más de 1oo millones de euros. Algunos tienen hasta quirófano, helipuerto y detector de misiles. Un libro desentraña los secretos de los yates más imponentes.

Imagine que su coche tragara cada hora 900 euros de gasóleo. Que el seguro le costara 60.000 euros al año. Reserve para el impuesto de matriculación 700.000 euros (un 12% del valor total del vehículo) y ahorre para una plaza de parking que se tarifa a 2.500 euros cada 24 horas. Y cuando pase por el taller para la revisión anual tenga listos 1,2 millones, que la chapa y pintura se han puesto por las nubes. Cambie asfalto por mar y volante por timón: estas son las procelosas cifras por las que navega un megayate de alrededor de 6 millones de euros. Y si el precio es superior, todos los anteriores conceptos se disparan.

 

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Dubai, de Sheik Mohammed bin Rashid Al Maktoum.

 

¿Lo encuentra caro? Pues los millonarios del mundo no, porque hablar de dinero carece de glamour. «Los dueños ni se preocupan por los gastos, que pueden sumar más de 80.000 euros al día, sólo entre combustible y comida. El lujo de un barco viene determinado por sus espacios y sus materiales, por un salón de más de 100 metros cuadrados, camarotes con dos baños, jacuzzis, y hasta estancias para los escoltas», declara Joaquín Vázquez, de la empresa Aproache, decana en España en eso de rentar barcos de lujo por todo el mundo. «Sí, hay yates de 100.000 euros de alquiler al día», remata para el que se sienta tentado.

De ensueño. Números tan mareantes son los que hay que apoquinar por presumir o poseer barco en el que importa, y mucho, el tamaño de la eslora que corta las aguas. Dime qué embarcación tienes –y a quién invitas a navegar– y te diré qué lugar ocupas en el ranking de celebridades ricas y estupendas. Por eso la editora Gloria Books, fundada por Ovais Naqvi, publica Superyacht, un libro con edición de superlujo que recorre lo más hiperbólico que flota sobre los mares. Analiza estos escaparates del éxito, cuyas líneas llevan la firma del arquitecto Norman Foster o el diseñador Phillipe Starck. Con una tirada limitada de 1.000 ejemplares numerados, el precio de la obra es de 3.000 euros. Porque si usted tiene un palacio flotante –de los 5.000 que baten el salitre de este planeta– Superyacht no debe faltar en la mesilla de su camarote. O calzando el piano...

 

 

Rising Sun, de Larry Ellison.

 

Muchas páginas de ostentación las ocupa Roman Abramovich. El Tío Gilito del Chelsea balompié acapara algunos de los barquitos que mejor quitan el hipo. Ha adquirido una flota que podría torpedear langosta y champán durante meses en caso de conflicto. El ruso aparece como dueño y señor del Pelorus, Le Grand Bleu, Ectasea y Sussuro. Entre todos se ha dejado 344 millones de euros. No contento, ha ordenado que un astillero de Hamburgo tape el sol con Eclipse: 175 metros de barquito, o sea, récord mundial para que nadie le haga sombra.

El Golfo Pérsico también atesora su cuota en los amarres del lujo. El Dubai, de Sheik Mohamed bin Rashid Al Maktoum, mide 160 metros y cuesta 183 millones de euros. Para evitar posibles atentados o disuadir a los que no vienen precisamente a darse un chapuzón lleva en sus lomos un helicóptero Blackhawk. Y el Al Salamah del príncipe saudí, ministro de Defensa y sultán Bin Abdul Aziz, cuenta hasta con hospital, si bien este portento más que un yate de recreo es un megabarco de Estado.

 

Octopus, de Paul Allen.

 

Los nuevos juguetes han envejecido al Cristina O, antaño amo de los mares. El mítico yate de Onassis fue restaurado por otro griego, John Paul Papanicolau, en 2002, para sacar brillo a unas moquetas donde habían bailado los protagonistas de la Guerra Fría. Si se anima, actualmente la semana de travesía sale por 400.000 euros, los que soltó el cantante Puff Daddy para subir a bordo a Penélope Cruz y Sarah Ferguson. Pero los versados en estas aguas afirman que el yate más exclusivo del mundo sigue siendo el Lady Moura. Sus armas: casino, quirófano, materiales nobles, maderas de caoba e iroko, sala de fiestas... y 60 tripulantes filipinos que agasajan a invitados como Bill Clinton. Pertenece a Mouna Ayoud, una libanesa ex esposa de un magnate del petróleo saudí, Nassir el Rashid, que al firmar el divorcio dio el pelotazo de su vida: 160 millones de euros, porque ella lo vale. El Rahal, del sultán de Bahrein, merece ser citado por sus 105 metros de puro barroquismo.

Contratos y fiestas. Se rumorea que algunos de los más sonados cambalaches de empresas y accionariados se han firmado en los bellos salones del Rising Sun, de Paul Ellison, dueño de Oracle. Y las mejores farras se celebran en el Octopus, del cofundador de Microsoft Paul Allen. Son 138 metros y 150 millones de euros invertidos en sala de conciertos, garaje para coches de lujo, cancha de baloncesto, estudio de grabación... Fabio Briatore , patrón de Renault, pone los pies en la mesa de su yate Force Bleu al lado de Aznar y familia, Agag incluido. Ron Denis, mandamás –venido a menos– de la escudería McLaren, se aísla de las peleas de sus pilotos en Kogo (44 millones de euros). Hay lugar para los veleros, como el Maltese Falcon, el más enorme de los de su género y que se ha enseñoreado por la Valencia de la Copa del América. Una preciosa bestialidad.

Los grandes de la moda han sucumbido a otras pasarelas, ésas en las que se han convertido muchos malecones. Giorgio Armani no necesita decorador para el Mariu –él se encarga de los ornamentos y telas–, como bien saben Martin Scorsese o Mira Sorvino. Y Roberto Cavalli presume de subir a bordo de Freedom a Beckham, a su pija esposa... y hasta a Mike Tyson por si la noche se tuerce.

También en esta excelsa lista náutica deben figurar Atlantis II, Turama, Savorama, Alexander, Limitless (de Leslie Wexner, dueño de Victoria’s Secret), aunque no inviten a la farándula que sale en las revistas del cuore. El Amevi –actualmente atracado en un Puerto Banús lleno de sospechosos– revive los mejores tiempos del Nabila de Adnan Kashoggi. Sus letras de oro se han oxidado tanto como las palmeras que plantó Gil en Marbella.

Ahora surcan los mares otros señores del ladrillo y las infraestructuras. «Si bien hay muchos otros yates desconocidos y descomunales, de gente muy poderosa y anónima, que nunca saldrán en las revistas», confiesa una voz autorizada del gremio, con décadas de experiencia en los herméticos mundos que rodean a estos caprichos. «El staff lo suelen componer un capitán, un ingeniero naval para que todo llegue a buen puerto, un chef, pinches, camareros y personal de limpieza. Los primeros pueden estar sobre los 5.000 euros brutos de salario al mes. Los segundos, en mucho menos de la mitad», añade. Y no paran. En verano, el Mediterráneo. En invierno, el Caribe, la Polinesia... Para ellos anclar en las Seychelles debe ser rutina, un tormento.

Incluso trabajar en Cabrera, coto vedado a paparazzis. En el bello paraje balear han pillado a una reina y a una princesa en biquini a la sombra del renovado Fortuna, divertimento de la Familia Real. Por otras latitudes asomará la proa del Centium. Con sus 40 metros supondrá el yate más grande jamás construido aquí. Lo armaron en Vigo y tiene el sello del ingeniero Íñigo Echenique. Allí, en la ría Pontevedresa, José María Suescun (dueño de esa empresa de arreglillos llamada Corporación Dermoestética) y el industrial vigués Pablo Comesaña acaban de comprar un astillero que fabricará megayates de hasta 100 metros de eslora, haciendo la competencia a Lürseen (Alemania), Heesen (Holanda), Ferreti y Codecasa (Italia), veteranos en eso de hacer barcos.

 

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Núfer, de Fernández Tapias.

 

Orgullos patrios. A Suescun se le ha visto en chanclas por Súver, su embarcación favorita. Antes que él tomaron el sol en cubierta Carmen Thyssen, en el impresionante velero de evocaciones tahitianas Mata Múa, o Fernández Tapias, en Núfer, que alude a las iniciales de su santa parienta. Javier Merino disfruta, pese a la prensa, del Fortuny, una virguería de 12 millones de euros que, parece, quiere vender. Florentino Pérez, ex Dios merengue, ya no ficha a galácticos a la grupa del Pitina II (18 millones del ala), pero su barco sigue siendo sideral. Francisco Hernando, Paco El Pocero para la plebe, ha hecho más ruido que una discoteca en el Tíbet con la construcción del Clarena II. Se cifra en 60 millones de euros y dejará minúscula al resto de la flota, incluido su propio yate, el Clarena I. Ortega Cano y sus hijos degustarán caviar extendido en pan Bimbo por sus 72 metros de longitud. David Álvarez, presidente de Eulen, presume de Laukaris (25 metros). En este repaso ibérico no pueden faltar Alberto Cortina y Elena Cue a bordo de Marlena; el SyL, del restaurador e inmobiliario Luis García Cereceda; el Alcor, patroneado por Rafael del Pino, fundador de Ferrovial; el Ubi Bene, de Perfecto Palacio y el Aiglon del boss ibicenco Abel Matutes. Quizás esta flota del lujo pronto quede pasada de moda: lo último en esnobismo náutico es fardar de submarino.

El libro «Superyacht» (Gloria Books) tiene un precio de 2.950 euros. Puede adquirirse en la web www.superyachtbook.com

 

Top 10 yates

  • Dubai, de Sheik Mohammed bin Rashid Al Maktoum. Teatros, cine, camarotes para jefes de Estado y hasta un helicóptero Blackhawk. 183 millones de euros .
  • Rising Sun, de Larry Ellison. Cuenta con cancha de basket, escaleras cromadas, chimenea de leña, cristales blindados y sala de billar. 176 millones de euros.
  • Octopus, de Paul Allen. Por sus cubiertas se pasean Bono y otras celebridades de la música, puesto que cuenta con estudio de grabación. 166 millones de euros.
  • Lady Moura, de Mouna Ayoub. Helipuerto, casino, quirófano, sala de fiestas... Todo conseguido gracias a un suculento divorcio. 130 millones de euros.
  • Pelorus, de Roman Abramovich. Cuenta con submarino, helicóptero y detector de misiles. Invitados: los futbolistas Lampard y Terry. 105 millones de euros.
  • Ectasea, de Roman Abramovich. Decorado en estilo oriental, en su interior un enorme hangar esconde motos y coches de lujo. 105 millones de euros.
  • Le Grand Bleu, de Roman Abramovich. Dispone de nivel submarino para ver la fauna… y un control remoto para alimentarla. 88 millones de euros.
  • Christina O, (en alquiler). Mobiliario clásico, maderas nobles y grifería de oro en este barco que perteneció a Onassis. 80 millones de euros.
  • Force Bleu, de F. Briatore. El yate con más “top model”. También navegan en él Berlusconi, la familia Aznar y hasta F. Alonso. 40 millones de euros.
  • Mariu, de Giorgio Armani. Scorsese y la actriz Mira Sorvino son dos asiduos de esta joya decorada por el propio diseñador italiano. 29 millones de euros.

El poderío español

  • Núfer, de Fernández Tapias. La Preysler y Boyer son dos de los invitados de Fefé y su joven esposa, en singladuras por Ibiza y Mallorca.
  • Clarena, de Francisco Hernando. Paco “El Pocero” entró en la escena náutica con este yate italiano que pronto tendrá hermano mayor.
  • Súver, de José M. Suescun. El mago del bisturí compró esta maravilla hecha en Izar (Cádiz) y que fue decorada por el luso Luiz de Basto.
  • Centium, (a la venta). Es el mayor yate hecho en España. De la marca Oassive, ya ha sido “charteado” para navegar por el Mediterráneo.
  • Mata Múa, de Carmen Thyssen. La baronesa lo atraca en Barcelona y se escapa a la Costa Brava. Un lujo clasicista.
  • Alcor, de Rafael del Pino. Hecha el ancla en Formentera y Puerto Portals (Mallorca). Al madrileño le costó unos 12 millones de euros.
  • Pitina, de Florentino Pérez . El ex presidente blanco es otro asiduo de Mallorca. Le bautizó con el nombre de su esposa. Su precio, 18 millones.
  • Fortuna, de la Familia Real. Su valor está en torno a 15 millones y fue un regalo de un colectivo de ricos empresarios de las Islas Baleares.
  • Marlena, de Alberto Cortina. Se prodiga por Saint Tropez, Cannes y Cerdeña, para que la prensa no alcance a su esposa, la bella Elena Cue.
  • Laukaris, de David Álvarez. El leonés, dueño del Grupo Eulen y Bodegas Vega Sicilia, entró en la élite náutica con este yate.

 

[Fuente: El Mundo]

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2 comentarios:

AMB dijo...

curioso, me ha gustado

Anónimo dijo...

Antonio:
Gracias por visitar mi Blog
Me alegra infinito que este Post te haya gustado.
Espero sigas visitándome.
Me dare un paseo por el tuyo.
Saludos
Fali