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Fernando Lázaro Carreter



 

■  El que más se irritaba con el lenguaje mal empleado.

{ 13-IV-1923 4-III-2004 }

Lingüista.

Crítico literario, ensayista, académico y director de la Real Academia Española, nació en Zaragoza en 1923. Impartió clases de Lengua Española en la Universidad Complutense de Madrid. Luchó por la unidad del español y su buen uso, y recibió infinidad de premios.

Denunció hasta la saciedad el desinterés por el uso correcto de la lengua. No encontraba calidad idiomática en los políticos y añoraba oradores como los parlamentarios de las Cortes del siglo X1X o los de la República. Estas son algunas de las expresiones que conseguían irritarle:

En otro orden de cosas.

"Parece que uno ya no puede ser periodista si no pronuncia esta expresión”, comentaba Carreter. “Los grandes periodistas son los que consiguen apartarse del cliché y crean su propia lengua”.

Una victoria sin paliativos.

El lingüista se asombró al leer en el titular de un diario esta expresión tras el triunfo político de Manuel Fraga en unas elecciones gallegas. “A mi entender, aquel titular decía literalmente que aquella victoria era catastrófica y sin remedio. Paliativo sirve para designar algo que suaviza o lenifica, y se dice especialmente de los remedios aplicados a las enfermedades incurables para mitigar su violencia y refrenar su rapidez. Según el titular del artículo, no hay nada capaz de curar, dulcificar o amortiguar esa victoria”.

Catástrofes humanitarias.

En relación a las informaciones publicadas, criticó que “confundir humanitario con humano es catástrofe sin paliativos”.

Conmemorar el nuevo milenio.

En una ocasión, el director de la Real Academia Española escuchó a una teniente de alcalde anunciar por la radio que el Ayuntamiento patrocinaría una serie de actos para así “conmemorar el nuevo milenio”. En este caso, Lázaro Carreter denunció la poca diligencia de quien lo dijo, pues en aquel momento el milenio ya no era nuevo y faltaban casi 99 años para que pudiera ser conmemorado, es decir, recordado.
Sin bajar la retaguardia. Un cargo público alentó por televisión a combatir el terrorismo “sin bajar la retaguardia”, cuando “parece evidente que más firme estará cuanto más posada”.

Hay cuatro mil efectivos desplegados.

“Efectivos son todos, los soldados y los cañones”.

Buenas madrugadas.

“Escuchar esta expresión poco después de rebasar las 12 de la noche me sugiere que la noche se me ha pasado en blanco y que está llegando el quiquiriquí”, pues “la locución de madrugadas significa exclusivamente, con el diccionario en la mano, al amanecer, muy de mañana”.

Violencia de género.

“He procurado enterarme sobre qué hace ahí ese género”, anunció en una ocasión, “y de las averiguaciones resultan probados los siguientes hechos: en inglés, el vocablo gender [la expresión completa es gender violence] significa, a la vez, género y sexo; sabemos todos que, en las lenguas románicas, estos términos tienen significados muy distintos, gramatical el uno, y biológico el otro”. Además, “en el Congreso sobre la Mujer celebrado en Beijing en 1995, los traductores de la ONU dieron a gender el significado de sexo”.“Hablar de violencia de género parece demasiada sumisión a los dictados de la ONU, autora de tantos desmanes lingüísticos”.

Píldora del día después.

Al aprobar el Gobierno el uso de la píldora anticonceptiva, “era esperable que, apenas trascendiera la noticia, los medios de comunicación fueran a ponerse a hablar como locos de la ‘píldora del día después’. Y así ha ocurrido. Quizá la probada discreción gubernamental no haya encontrado mejor momento para autorizarla que este arranque de la primavera. Ahora bien, ¿se ajusta a la realidad eso de “el día después”? ¿Acaso escasean los casos en que, oh jóvenes ardorosos, no existe tal día, ya que todos los días son hoy?

[Fuente: Sabina Paniagua]

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