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Biografía.- Leovigildo

• BIOGRAFÍAS

Legisló sin pararse en la procedencia étnica o confesión religiosa; fue un salto cualitativo y cuantitativo que facilitaría el avance de lo que hoy llamamos España.

♦ Unificador. El soberano sentó las bases del gran Reino toledano visigótico en el siglo VI. Se enfrentó a su hijo Hermenegildo, a quien ordenó ejecutar por abrazar la fe católica. .

► Leovigildo, el rey godo que engrandeció Hispania.

Tras la muerte del rey Atanagildo en 567 d.C., los godos de Hispania deliberaron durante varios meses quién debía asumir el trono del reino. Finalmente Liuva, conde de la Septimania, fue el elegido y su primera orden consistió en asociar a la corona a su brillante hermano Leovigildo. Una decisión inteligente como la Historia demostraría posteriormente.

Leovigildo era un buen militar y pronto dio muestras del marcado carácter unitario que asentaría al reino toledano visigótico. En 572 aconteció la muerte de su hermano Liuva I, y esto supondría la reunificación del reino bajo el mando de Leovigildo. Éste, al recuperar el control sobre la provincia visigoda de las Galias, asoció al trono para mejor reparto de funciones a sus hijos Hermenegildo y Recaredo, pensando posiblemente en la creación de una dinastía que le permitiera perpetuar su linaje para mayor gloria de su figura. Los herederos eran fruto del primer matrimonio de Leovigildo con Teodosia, aunque hubo un segundo enlace con Gosvinta, viuda del anterior monarca, Atanagildo.

Tras asumir todos los derechos y obligaciones reales, y siguiendo con su política de fortalecimiento de la institución monárquica, sorprendió a todos con una serie de decisiones que, a la postre, fueron vitales para la imagen y afirmación del reino toledano como la eliminación de los privilegios acumulados por los magnates aristocráticos. Asimismo, ciñó la corona a su testa, vistió mantos a la usanza imperial bizantina, acuñó moneda con su efigie y se sentó por primera vez en un trono delante de la asamblea de nobles visigodos. En 573 se produjo la obra legislativa que el rey Leovigildo creó para mejor gobierno de las poblaciones goda e hispanorromana. Nos referimos al famoso “Codex Revisus”, el documento más importante de su época y que impulsó definitivamente el levantamiento del armazón ideológico hispano. El texto se basaba esencialmente en el antiguo Código de Eurico, rescataba las principales leyes, suprimía las superfluas y añadía otras que no se habían tenido en cuenta en ese momento. Con ello se miraba hacia el conjunto de la población sin pararse en su procedencia étnica o confesión religiosa; fue un salto cualitativo y cuantitativo que facilitaría el avance hacia lo que hoy llamamos España.

En el aspecto bélico, el rey se enfrentó con éxito a los enemigos naturales de los godos, encarnados en bizantinos, francos, celtíberos y suevos. Cabe mencionar en 574 la toma y saqueo de Amaya, capital de los cántabros. El año 578 fue el único de paz en el reinado godo: las fronteras habían sido aseguradas, los francos no atacaban, los suevos no podían hacerlo y los bizantinos bastante tenían con aguantar y proteger lo poco que les quedaba. Unos meses de tregua facilitaron la construcción de la ciudad real de Recópolis, una bella plaza levantada en homenaje a su hijo Recaredo con importantes obras en su casco urbano y suburbios que serviría como bastión militar y capital de la Celtiberia. Recópolis se edificó sobre la colina del Cerro de la Oliva, frente al río Tajo, quedando al sur del futuro pueblo de Zorita de los Canes, en Guadalajara. Recientemente, otras investigaciones han trasladado unos kilómetros el hipotético emplazamiento de Recópolis para situarlo cerca de la actual Almonacid de Zorita.

El problema más agrio que tuvo que afrontar fue la abjuración religiosa de su hijo Hermenegildo. En aquel tiempo, la fe arriana, una corriente herética del cristianismo, era impuesta como credo oficial del Estado. En contraposición a ello, millones de católicos hispanos ejercían una presión total sobre sus dirigentes, asunto que hacía tambalear la estabilidad del país. Desde su llegada al trono, Leovigildo anhelaba la cohesión política y confesional del reino visigodo, y el rey optó por el arrianismo con todas las consecuencias. En medio de la guerra fratricida planteada por su vástago Hermenegildo desde la Bética, tuvo que ocuparse del inagotable foco de tensión que suponía Vasconia. En 581, dirigió un ejército contra ese lugar arrebatando buena parte del territorio a sus moradores; para mayor control de éstos fundó la ciudad de Victoríaco (Vitoria). Una vez pacificada la frontera norteña, se volvió contra su hijo y los aliados que había podido reunir en torno a su causa, derrotándoles y apresando a Hermenegildo, el cual murió ejecutado en Tarragona.

En 585, los suevos dejaron atrás 176 años de reino independiente para pasar a ser provincia visigótica. Leovigildo se acercaba por fin al núcleo de su sueño, la unificación de Hispania estaba próxima, apenas quedaban libres de la influencia goda algunas zonas de la cornisa Cantábrica y Vasconia, además de la pequeña franja mediterránea, en poder de los bizantinos. El Reino de Toledo era más poderoso que nunca. Sólo restaba solventar el farragoso problema religioso. Cansado y abrumado por la evidencia que imperaba en todo el reino, perdonó el exilio de los obispos católicos solicitando a San Leandro que se encargara de la instrucción educativa del príncipe Recaredo. Una situación que comenzaría a promover la conversión al catolicismo de los visigodos un año más tarde. Incluso parece que en sus últimos momentos el propio Leovigildo abjuró del arrianismo para abrazar la fe católica.

En el mes de mayo de 586, el gran monarca Leovigildo moría en paz en su palacio real de Toledo. Con él habían llegado tiempos felices para el Reino visigodo que su hijo Recaredo se encargaría de mantener para mayor cohesión de su pueblo.


El Rincón de "Fali"

[Fuente: JUAN ANTONIO CEBRIÁN]

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