◄ ¡ Hola ¡ Saludos desde MÉRIDA (España). Ciudad romana y Monumental. Si puede, no deje de visitarla. │◄ Hello! Greetings from MERIDA (Spain) Roman and Monumental City. If it can, it does not let visit it │◄ Bonjour ! Salutations de la ville romaine et monumentale de MÉRIDA (Espagne). Si elle peut, elle ne laisse pas la visite il. │◄ Hallo! Grüße MÉRIDA (Spanien) von der römischen und hervorragenden Stadt. Wenn sie kann, läßt sie nicht Besuch es. │◄ Ciao! Saluti dalla città romana e Monumental de MERIDA (Spagna). Se può, non lascia la chiamata esso. │◄ Hello! Cumprimentos da cidade Roman e Monumental de MERIDA (Spain). Se puder, não deixa a visita ele.

MADAGASCAR

Desde luego tiene que ser una preciosidad.
¿Se imagina una isla en la que vivieran cientos de plantas, aves y animales que no existieran en otro lugar del planeta?
Viaje al paraíso de la biodiversidad, un paraje único que ha Evolucionado al margen del resto del mundo. . Pablo Meliveo es un viajero curtido. Pero ni aun así pudo contener las ganas de gritar. Frente a él estaba la criatura más siniestra que había visto en su vida, caminando de forma torpe por la rama de un árbol. Sus ojos reflejaban la luz de la linterna, sus grandes orejas enmarcaban una cara humanoide y dos dientes puntiagudos asomaban de su pequeña y afilada boca en la que se perfilaba una extraña mueca. Su cuerpo estaba cubierto de un tupido y desordenado pelo negro y sus patas delanteras acababan en unas siniestras manos armadas con unos dedos delgados y desiguales. El aspecto del animal le había valido la animadversión de los nativos malgaches, que lo consideraban una reencarnación del diablo y el peor signo de mal agüero. Su silenciosa y enigmática existencia lo había llevado al borde de la extinción en un país de arraigadas supersticiones. Superada la sorpresa, Pablo supo que tenía allí, a escasos metros, a la más rara, esquiva y singular criatura de Madagascar: un aye-aye, uno de los muchos tesoros de un país donde la naturaleza ha tenido una evolución independiente de resto del planeta. Cuando Madagascar se separó del continente africano, hace 165 millones de años, los mamíferos aún no habían comenzado su exitosa evolución y los dinosaurios dominaban la Tierra. La cuarta isla más grande del mundo comenzaba así su independencia evolutiva; un mundo aparte donde la vida iba a tener una segunda oportunidad de probar su capacidad de crear criaturas sorprendentes. Y vaya si lo hizo. Sin la competencia salvaje que se desarrollaba en las masas continentales, surgieron plantas y animales únicos, exclusivos de esta isla. Las cifras hablan por sí solas: de las aproximadamente 200.000 especies de seres vivos de Madagascar, tres cuartas partes sólo viven en esta isla. Entre las 7.300 especies de plantas, el 90 por ciento no se encuentra en ninguna otra parte del mundo. El 83 por ciento de sus animales salvajes es endémico y, de las 258 especies de aves de la isla, al menos 110 sólo se encuentran en Madagascar. Hay un 90 por ciento de endemismos entre los reptiles y hasta un 99 por ciento entre las ranas, los únicos anfibios que se han desarrollado en este lugar. Es, en definitiva, el más importante laboratorio de la vida de nuestro mundo globalizado. La singularidad de sus plantas y animales es sólo el principio de los múltiples misterios y sorpresas que esconde el país, que parece empeñado en contradecir las hipótesis zoogeográficas más lógicas. A pesar de que apenas sólo lo separan 400 kilómetros del continente africano, del que se escindió, su flora se aproxima más a la del Pacífico occidental. También entre sus animales aparecen grupos más propios del otro extremo del mundo. Los científicos siguen debatiendo sobre la forma en que los mamíferos llegaron a la isla. Cuando Madagascar se desgajó del continente, sólo contaba con reptiles e invertebrados entre sus animales. Las aves y los murciélagos llegaron volando. Pero ¿cómo lo hicieron los primeros mamíferos? La teoría más aceptada es la de las islas flotantes; balsas naturales en las que pudieron arribar aquellos antecesores de los actuales lémures, mangostas y fossas. Pero, incluso si así fuera, ¿por qué no ha habido nuevas colonizaciones de mamíferos desde hace miles de años? Incluso los lémures, los pequeños Prosimios que dan fama al país y despiertan el interés de los zoólogos como grupo que ha evolucionado en paralelo al resto de los primates, tienen particularidades que los diferencian del resto de los prosimios: son mayoritariamente diurnos y sus grupos suelen estar liderados por una hembra, algo insólito entre los primates. Pero mientras el mundo admira, estudia y descubre el insólito hábitat de Madagascar, su naturaleza desaparece a una velocidad de vértigo. Cerca del 90 por ciento de la cubierta forestal de la isla se ha perdido y más de 110.000 hectáreas de selva tropical se talan cada año. Es la herencia del primate más evolucionado que entró en Madagascar hace unos dos mil años, el hombre, que ha dilapidado la naturaleza sin darse cuenta de que su propia supervivencia dependía de ella. Por fortuna, la primera concienciación llegó en 1927, cuando el Gobierno colonial francés creó las primeras reservas naturales. Y, ahora, el Ejecutivo malgache parece decidido a evitar la catástrofe aumentado un 30 por ciento la superficie protegida. Pero la medida es insuficiente si quiere que el mayor y más prolífico laboratorio de la biodiversidad del planeta no pierda para siempre un patrimonio en el que ha invertido 165 millones de años. Fernando González Sitges

0 comentarios: