BEBER O NO BEBER

Beber o no beber

Al margen de lo que digan las leyes acerca de prohibir o no el alcohol, aquí tienes los beneficios y también los perjuicios de las bebidas. Nosotros te mostramos las dos caras. La decisión es tuya. BEBER Mr. Cubata libre asegura que le ocurre siempre lo mismo. Entra en un bar. Cualquiera, a cualquier hora. Y escucha voces a favor y en contra del alcohol. Dispuesto a zanjar de una vez, y para siempre, la disputa entre beber y no beber, ha accedido a enfrentarse a Don Efectos Secundarios. Así pues, en este rincón, con su aliento de lanzallamas y su hígado cirrótico, Mr. Cubata Libre, y en el texto de la derecha, con su personalidad abstemia y su equilibrio intacto, Don Efectos Secundarios. Arriba el telón y que comience la función.–Primero –comienza poniéndose de pie con ampulosidad Mr. Cubata– citaré textualmente al profesor de investigación del CSIC Fulgencio Calixto, quien me ha dicho: “Hay datos científicos que avalan que los polifenoles del vino desempeñan un papel importante en la salud. Nosotros los tomamos en las frutas, en las legumbres… Lo que sucede es que el alcohol favorece su biodisponibilidad. Uno de los elementos presentes en el vino es el revestarol. Esta sustancia ha probado ser anticancerígena y que combate la oxidación de las células que causan las LDL, o sea, el colesterol.” Ahora sí podemos comenzar –sonríe, satisfecho, Mr. Cubata–. Cuando la ingesta de alcohol en cualquiera de sus variedades legales se realiza de forma moderada, los beneficios son incontables. Ejerce una acción antiinflamatoria en las células sanguíneas, y evita de esta forma las enfermedades del corazón. También tiene un efecto balsámico contra algunos tipos de artritis, según descubrió un equipo de la Universidad de Gotemburgo, Suecia. El susodicho resveratrol previene el daño químico al ADN mitocondrial, por lo que retrasa el envejecimiento celular. Es, también, un paliativo novedoso para la sordera provocada por la edad, según surge de un estudio de la Universidad de Michigan, Estados Unidos. Los delicados pelos del oído interno son vitales para escuchar y pueden ser dañados por los radicales libres. El resveratrol, rico en antioxidantes, evitaría, así, la merma en la capacidad auditiva. El alcohol también tiene un efecto protector contra las infecciones que provocan úlceras pépticas. Esto ha sido descubierto por Hermann Brenner, científico del Centro Alemán para Investigaciones de la Edad. Y para seguir dejándoos de piedra, el riesgo de sufrir cálculos de vesícula es menor en personas que beben entre 25 y 50 mililitros por día que entre abstemios. Ah! Y la cerveza reduce un 40% el riesgo de cálculos en los riñones.

NO BEBER. Dos Efectos Secundarios, con su botijo de antiácido y su chapita de Tolerancia Cero, se pone de pie y comienza con tono mesiánico: –Dejando de lado los conocidos efectos del alcohol, como cirrosis, ceguera, envenenamiento y (hace una pausa dramática)… ¡la muerte!, el exceso de alcohol también golpea de otros modos. En Estados Unidos, el Instituto Nacional de Abuso del Alcohol ha descubierto que el beber en demasía altera nuestro ADN, al que causa mutaciones y problemas cromosómicos. un trago amargo. A nivel mundial, el alcohol es responsable de más de dos millones de muertes por año. Y en Europa es culpable del 25% de los decesos de jóvenes entre 15 y 29 años. El 32% de los menores de 18 años detenidos el año pasado se encontraba bajo la influencia del alcohol al cometer el delito. En España, mientras tanto, casi el 6% de la población adulta tiene problemas relacionados con el alcohol, y más de 13.000 muertes cada año, el 46% de los homicidios y el 25% de los suicidios, tienen relación directa con la bebida. Y por si fuera poco, se lleva un 16% del presupuesto de la sanidad pública. Un estudio dirigido en el Hospital La Paz descubrió que el 24 % de las embarazadas eran bebedoras de riesgo. Y los efectos en el feto, aun con solo 50 miligramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre, muy por debajo del límite para conducir, pueden ser muy dañinos: cambios faciales y daños cerebrales, entre otros. Pero esto es antes de nacer. Y por vía indirecta. Veamos la vía directa. Por Juan Scaliter Quo