Vuelven a ser noticia de actualidad. Siguen siendo una eficaz arma. Lo confirma la muerte de ex espía ruso Alexander Litvinenko. Esta es la lista de los 10 más poderosos por ingestión o inhalación.
Toxina botulínica: Ingerida. La bacteria clostridium botulinum logra que sistema nervioso falle hasta el colapso total. Esta toxina se usa en tratamientos de estética. Su nombre comercial es bótox.
Ricina: Ingerida o inhalada. Se obtie de las semillas del ricino (ncihus communis). Se muere por un fallo general de los órganos internos. Basta un miligramo para matar a una persona.
Ántrax: Inhalado. El bacillu santhracis produce envenenamiento con sólo rozar la piel, aunque es más peligroso cuando se inhala. Anula totalmente el sistema respiratorio.
Sarín: Inhalado. Originalmente servía como pesticida. En Alemania (1938) se utilizó como arma química. Basta respira un poco para que la boca se llene de espuma y se llegue al coma.
Tretrodotoxina: Ingerida. La contiene pez fugu, una delicadeza culinaria en Japón. Produce insensibilidad nerviosa y parálisis. Se muere en menos de seis horas. Este animal contiene toxinas para matar a 30 personas.
Cianuro: Ingerido o inhalado. Está en la yuca o mandioca, entre otras plantas fácil de conseguir. Provoca un fatal paro cardíaco en cuestión de minutos. Fue la vía utiliza por el tetrapléjico Ramón Sampedro.
Mercurio: Inhalado. Su vapor ataca al cerebro y al sistema nervioso central. Acaba con la función pulmonar muy rápidamente. El contacto con la piel produce profundas heridas.
Estricnina: Ingerida o inhalada. Es pesticida que se obtiene del Strychnos nux vomica, árbol nativo de Sri Lanka y La India. La muerte es dolorosa: los músculos sufren espasmos. Se muere por agotamiento.
Amatoxima: Ingerida. Presente en ciertas setas, destruye los riñones y el hígado en pocos días. Durante la mayor parte del proceso, la persona se encuetra completamente consciente.
Compuesto 1080: Ingerido 0 inhalado. No tiene olor, ni sabor y es soluble en agua. Inhibe el ciclo de Krebs (respira celular). Dos horas después de su ingestión se produce la muerte. Por Ignacio Ballestero
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