Paul Newman
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Feliz matrimonio. Los actores Joanne Woodward y Paul Newman, en su casa de Connecticut (EEUU), en 1965, siete años después de su boda.
Actor, 83 años. Nació en Cleveland y, tras estudiar Ciencias Económicas, emprendió el camino de la interpretación. Prestó sus ojos azules a perdedores de billar, presos indomables, galanes de ambigua sexualidad o timadores exquisitos. Casado en segundas nupcias con Joanne Woodward, fueron durante 50 años una de las parejas más sólidas de Hollywood.
EL HOMBRE AL QUE AMAMOS TODAS LAS MUJERES | {26-I-1925 27-IX-2008}.
Por Carmen Alborch
Me resulta difícil escribir sobre Paul Newman. Como diría Serrat, no hago otra cosa que pensar en ti y no se me ocurre nada..., nada original.
Fue un hermoso hombre afortunado. Dijo: «Si reconoces tu suerte tienes que hacer algo por los menos afortunados». Y así lo hizo. Fue coherente e hizo mucho. Conocida es su vertiente como filántropo. Fundó la marca Newman’s Own –famosa por el aliño para ensaladas–, cuyos beneficios donaba, y una fundación para apoyar a jóvenes víctimas de las drogas en memoria de su hijo Scott, que murió de sobredosis a los 28 años. Fundó también campamentos de verano para niños y niñas con enfermedades crónicas. Fue precisamente en el campamento The Painted Turtle donde, un mes después de su muerte, sus amigos Julia Roberts, Danni DeVito, Bruce Willis, Tom Hanks, Jack Nicholson o Sean Penn, entre otros, le rindieron un homenaje en el que reconocieron la generosidad de su corazón.
Nos hizo muchos más regalos, al despertar tantas emociones, al provocar suspiros, sueños, sonrisas, deseos, admiración y pasiones (envidias incluidas). Sinceramente, no sé si tuvo enemigos. Sí sé que en Broadway se atenuaron las luces de los teatros durante un minuto el 3 de octubre. El titular «La comunidad de Broadway llora la pérdida de Paul Newman» era una pequeña parte de las miles de lágrimas que se vertieron el 28 de septiembre, el día en que nos invadió una tristeza extraña. Extraña porque te abandona alguien a quien no conoces y con quien puedes seguir relacionándote de la única manera posible para la mayoría de sus admiradores, a través de la pantalla. Aunque yo tuve una especial relación con él. Tuve la suerte de ser una de las elegidas en 2003 para posar a su lado. Nos encontramos en el Jardín Botánico de Valencia, uno de mis lugares favoritos.
Hizo realidad su deseo de morir en paz y en casa, y consiguió algo más importante y más difícil: envejecer digna y bellamente. Sobre sus arrugas sobresalían sus ojos, su mirada inteligente, sus movimientos y sus sonrisas, dulces, a veces amargas, a veces cargadas de ironía. Decían que cada mañana sumergía su cara en agua helada. Pero sin duda había algo más: talento y esfuerzo. Y es que como apuntaba Lin Yutang, «en la juventud, la belleza es un accidente de la naturaleza. En la vejez, es una obra de arte».
Se ha dicho todo del mejor entre los mejores y creo que se ha dicho sinceramente, con la misma veracidad que él daba a sus personajes: el más deseado, el más bello, progresista, inteligente simpático, sensible, con sentido del humor. Se habla de su rectitud, tan bien plasmada en el protagonista de Veredicto final, de Sidney Lumet, acompañado por la espléndida Charlotte Rampling. Otra pareja inolvidable fue la que formó con Robert Redford en El golpe.
Formado en Ciencias Económicas, optó por su pasión, el teatro. Se preparó en la Escuela de Arte de Yale y en el famoso Actor’s Studio. Desde los años 50 hasta antes de ayer, prácticamente. Debutó en Broadway en 1953 con la obra de William Inge, Picnic, protagonizada en el cine por William Holden dos años después, con una Kim Novak cuya seductora aproximación bailando en el picnic nocturno es, al menos para mí, una de las escenas más sugerentes del cine.
Alguien ha dicho que era un gran vanidoso con un ego inmenso. No lo percibí nunca así y creo que lo habría detectado tras haberle contemplado tantas horas.
Supo también retirarse a tiempo. Dijo «basta» cuando la edad le pesaba y le resultaba demasiado difícil memorizar los guiones. Poco después de su retirada el cáncer de pulmón se impuso. El hombre comprometido, al que Nixon calificó de «peligroso liberal», amante de la velocidad, decidió parar. Sesenta películas, millones de palabras y gestos, más de 50 años trabajando, haciendo arte, creando personajes que nos hace amar, perdonar o admirar incluso cuando pierden. Gángster, detective, vaquero, buscavidas, general, científico, asaltador, arquitecto, abogado. Dirigido por los mejores: Hitchcock, Huston, Preminger, Curtiz, los Coen, Altman, Scorsese. Justa y tardíamente premiado con dos Oscar (el primero honorífico por su trayectoria y el segundo, al mejor actor, por su papel en El color del dinero), además del Oscar Especial Premio Humanitario Jean Hersholt de 1994.
Los mejores le dirigieron y él dirigió magistralmente. Entre sus seis películas como director, además de Rachel, Rachel, en la que demuestra su conocimiento de la condición femenina y por la que le fue concedido en 1969 el Globo de Oro, destacaría El zoo de cristal, basada en la obra de Tenessee Williams, magistralmente interpretada por su amada esposa, Joanne Woodward, en la que se concentran la soledad, la frustración, la ambición, la fragilidad. El autor americano fue central en su carrera. Recuerdo el impacto de La gata sobre el tejado de zinc, El largo y cálido verano, Dulce pájaro de juventud.
Coincido con Maruja Torres en el reconocimiento de su estatura moral y en el deseo de que no nos deje nunca, con Carlos Boyero cuando dice que fue el hombre más guapo, más sexy, más fiable, el que ha llenado la apetencia y los sueños del personal femenino..., demostrando que el más guapo también puede ser el más listo. Y con Martín Garzo al apreciar que siempre supo sonreír a la vida y que, a causa de ello y de su belleza tan cercana como irrepetible, fue amado por todas las mujeres. Yo añadiría que era un hombre que amaba a las mujeres.
El testamento del actor generoso
Por J. C. Rodríguez
El testamento de Paul Newman, redactado en Connecticut y firmado el 11 de abril de 2008, cinco meses antes de su muerte, confirmó lo que todos intuían: el actor de la intensa mirada azul poseía un filantrópico y blanquísimo corazón. En 2007, según la Fundación Giving Back Fund, Newman ocupaba el cuarto lugar en la lista de celebridades más solidarias, con una aportación de 10 millones de dólares. Cedió todos sus bienes inmuebles y activos financieros a su esposa, la actriz Joanne Woodward, mientras que sus premios cinematográficos (incluidos tres Oscar) y las acciones que tenía en su empresa de alimentación, Newman’s Own and Salad King, fueron destinados a su fundación.
En 1982, Newman y su amigo A. E. Hotchner crearon Newman’s Own, una marca de salsas para ensalada. Lo que empezó casi como una broma se convirtió en una popular empresa de productos orgánicos –salsas, limonadas y vinos– con su imagen en los envases. Todos los beneficios, más de 250 millones de dólares, se han destinado a obras de caridad. La familia posee, además, un restaurante de comida ecológica, Dressing Room. Estaba muy comprometido con Hole in the Wall Camps, una ONG que ha atendido a más de 135.000 niños enfermos en sus campamentos de verano. También dejó huella en un ambicioso proyecto para instalar depuradoras en India y África.
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Publicado por Fali A las: 6:02
Etiquetas: Biografías
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