Veneno para vivir
• MEDICINA Y SALUD
■ ANIMALES MEDICINALES. Las sustancias mortíferas de ciertas especies pueden curar. Una exposición lo muestra.
El veneno nos puede irritar la piel, provocar vómitos, corroer y destruir tejidos, afectar al funcionamiento de nuestros órganos vitales o incluso paralizarnos y dejarnos como ‘zombis’ entre convulsiones y delirios hasta que, en algunos casos, llegamos al coma o la muerte.
La potencia del veneno que tienen los animales depende de los principios activos que lo componen, de la edad del ‘bicho’, del tiempo transcurrido desde su última comida, de la profundidad de la picadura o de la cantidad inyectada, entre muchos factores. Pero, aunque es cierto que el veneno puede matar, también puede curar.
Señale uno cualquiera al azar; es más que probable que esa ponzoña tenga alguna propiedad curativa. Ésa es la paradoja del veneno: demasiado mata; un poco cura.
El arsénico se ha usado para tratar la leucemia y las toxinas que muchos animales utilizan para defenderse o para capturar presas se emplean e investigan en la actualidad para extraer de ellas fármacos y medicamentos. Y es que la toxicidad es una propiedad relativa, y de ello tratan de concienciar en la exposición Veneno animal, que se puede visitar en el Parque de las Ciencias de Granada hasta junio de 2008.
Y es que ya lo decía Paracelso: «Todo es veneno y nada hay sin veneno. Tan sólo la dosis decide que algo no sea veneno».
[Fuente: F. J. Alonso ]
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