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Un Corazón reciclado en un laboratorio… y latiendo


• RESUMIENDO

► Corazón reciclado en un laboratorio… y late.

■ Aunque angustie a poetas y moleste a aquellos en contra de la investigación con células madre, es cierto: se puede “cultivar” un corazón en el laboratorio y además, hacerlo latir.

Así lo demostró un equipo de científicos de la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, al “construir” a partir de la carcasa cardiaca de una rata muerta un nuevo órgano capaz de funcionar casi como un reloj suizo.

La investigación, que aparece publicada en la revista Nature Medicine fue calificada como un importante avance en técnicas que algún día permitirían “fabricar” corazones u otros órganos humanos.

De todos modos, como indica el especialista en temas científicos de la BBC, Matt McGrath, “por el momento esto es sólo una prueba de laboratorio de un concepto teórico más que una técnica que pueda ser usada en pacientes”.

Según McGrath, uno de los grandes desafíos en el campo del cultivo de tejidos a partir de células madre es encontrar las condiciones apropiadas para que este cultivo se desarrolle una vez que ha sido injertado en un órgano humano o animal.

Con este desafío en mente, los investigadores de la Universidad de Minnesota procedieron primero a “vaciar” del corazón de una rata muerta, y todas las células de su estructura muscular utilizando una solución química.

A este caparazón y andamiaje interno (cubierta exterior, vasos sanguíneos y válvulas) insertaron, células madre de ratas recién nacidas como si de plantar semillas en una maceta de tratase.

Al cuarto día, las células se habían multiplicado y diseminado por el órgano. “Nos quedamos sin habla cuando vimos las primeras contracciones”, recordó el Dr. Harald Ott, uno de los integrantes del equipo.

Al octavo día este corazón reciclado ya podía “bombear, aunque sólo al 2% de la potencia normal del corazón de un roedor.

Por el momento poetas, opositores a la investigación con células madre y hasta los mismos fanáticos de Elvis Presley pueden estar tranquilos. Todavía falta algún tiempo para “el hotel de los corazones ‘reciclados’”.

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