HISTORIAS/LEYENDAS
Historias/Leyendas: Un campesino realizaba su siembra. Mientras esparcía la simiente, una parte cayó en el camino, y entonces llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte de la semilla cayó entre piedras, donde no había apenas tierra y brotó enseguida porque el suelo no era profundo, pero al salir el son se quemó. Una tercera parte cayó entre espinos y comenzó a crecer, pero los espinos crecieron a su vez y la ahogaron. Finalmente otra parte cayó en tierra buena y dio su fruto. Algunas semillas dieron el ciento por uno, otras sesenta y otras treinta. La historia deja claro que un mensaje no siempre es recibido de manera igual portadas las personas. ----------------------------------------------------------------------------------- En muchas ocasiones amamos a otros simplemente porque nos vemos en él o porque creemos que en él hallaremos el medio para nuestras necesidades. Lástima que nos equivoquemos tan a menudo. ------------------------------------------------------------------------------------ En cierta ocasión condenaron a muerte a dos hombres. La pena era su decapitación. Cuando ambos caminaban hacia el patíbulo, uno de ellos recordó que el Comendador era un gran aficionado a los caballos y amaba sobremanera a uno de ellos. Comenzó a gritar y a decir que si le perdonaba la vida, rendiría un servicio inimaginable al Comendador. A la pregunta de éste en qué consistiría, el reo le respondió que se comprometía a enseñar a volar a su caballo en el plazo de un año. El Comendador decidió otorgar ese año al condenado. Al escuchar esas palabras el otro reo, le dijo: “Has cometido una estupidez”. Tan sólo has logrado retrasar un año lo inevitable, a lo que el primero le contestó: Seguramente será así, pero en ese año pueden suceder cuatro cosas: 1ª.- Puedo morir yo. 2ª.- Puede morir el caballo. 3ª.- Puede Morir el Comendador. 4ª.- ¿Qué te hace pensar que no puedo enseñar a volar ese caballo? ------------------------------------------------------------------------------------ Un astrólogo atravesaba un río en compañía de un campesino. Deseando de mostrar su sabiduría comenzó a importunar a su humilde compañero haciéndole preguntas relativas al curso de los astros. “¿Debo deducir de tus respuestas que no conoces la astrología?” El hombre asintió modestamente y reconoció que así era. “No sabes cuanto lo lamento -dijo el astrólogo con orgullo- el que no sabe astrología no sólo es incapaz de predecir el futuro, sino que además ha perdido media vida. De repente el campesino le preguntó tímidamente: “Decidme señor, ¿sabéis nadar?” “No respondió el astrólogo prepotente.” “Pues entonces -dijo el campesino- me temo que vais a perder la vida entera porque el barco en que viajamos se está hundiendo”. ----------------------------------------------------------------------------------- Sé de sobra lo que se puede esperar del poder. Sólo los ignorantes, los enfermos de vanidad o los perversos lo ansían como el borracho ansía el vino. ----------------------------------------------------------------------------------- Quizá la desgracia constituye una medicina amarga, pero útil en la medida en que puede dirigir nuestro espíritu hacia lo que verdaderamente es importante y purgarnos de lo que resulta superfluo e innecesario. ------------------------------------------------------------------------------------ Las palabras pueden resultar afiladas y letales como un cuchillo de matarife. Con un solo golpe son capaces de despedazar vidas, de sesgar existencias. A veces proceden del deseo de educarnos en las mejores disciplinas; a veces arrancan del temor de aquél que sospecha con razón o sin ella, que podremos superarlo en breve; a veces brotan de una lengua envidiosa que desearía, aunque lo niegue, ocupar nuestro lugar. En estos casos las palabras desagradables se asemejan a la nuez. Amarga y leñosa en su cáscara pero agradable y nutritivo resulta su fruto. Por lo que se refiere a las palabras denigratorias ponen de manifiesto el temor que el injuriador nos tiene, el deseo de destruirnos siquiera parcialmente, la envidia por nuestras condiciones reales o supuestas o, al menos, la carencia de una educación esmerada. ------------------------------------------------------------------------------------ La alabanza suele ocultar en la mayoría de los casos deseos de utilizarnos en provecho del adulador, falta de capacidad crítica de éste o una mera cortesía. ----------------------------------------------------------------------------------- Cuando los momentos felices aislados atraviesen nuestra existencia, debemos disfrutarlos, absorberlos, paladearlos, pero no deberíamos sufrir al intentar retenerlos o prolongarlos. Al actuar así solo empañamos de ansiedad lo que puede ser grato goce. ------------------------------------------------------------------------------------ El calor del sol es siempre igual, pero lo mismo derrite la cera hasta convertirse en una sutil película, que endurece el barro hasta permitir que con él se elaboren resistentes cacharros. Algo similar ocurre con las desgracias. ------------------------------------------------------------------------------------- El que ahorró a lo largo de toda su existencia, no llega a disfrutar de los réditos de su esfuerzo porque son otros los que se lo llevan; el que ama descubre desconsolado que el objeto de su amor prefiere entregarse a otra persona; el que parecía disfrutar de tranquilidad se ve azotado por la enfermedad. ------------------------------------------------------------------------------------- Precisamente porque los momentos de dicha y felicidad son tan escasos y valiosos debemos agraceruelos a la Providencia con más intensidad. -------------------------------------------------------------------------------------- Lejos de propiciar el orden, aquél que es bondadoso muchas veces resulta objeto precisamente de las acciones perversas y desordenadas de los malvados. Confundida su bondad con la estupidez, se convierte con frecuencia en blanco de los inicuos que no pueden soportar que alguien demuestre con su existencia que se puede vivir de otra manera. Así, los ladrones aborrecen al honrado, los libertinos al casto y los violentos al pacífico. --------------------------------------------------------------------------------------- Para poder entender mejor a los demás y sus acciones, así como para pronosticar con cierto grado de acierto sus comportamientos futuros, la guía más segura suele ser la de intentar reflexionar con sensatez y cordura, y de acuerdo con sus propias miras ---------------------------------------------------------------------------------------- El problema de no ser sinceros con los seres que nos aman es que podemos empujarlos a adoptar comportamientos que pese al oneroso sacrificio que implican, lejos de resultarnos agradables y gratificantes, no pocas veces de convierten no sólo en molestos, sino también en dolorosos e inútiles. ---------------------------------------------------------------------------------------- Queda de manifiesto que, fundamentalmente existen dos clases de ingratos. Los que no quieren recordar el bien recibido y los que incluso quieren vengarse de él. Una de las consecuencias más perversas de la maldad humana es que puede lograr que los malvados se sientan importantes, mientras que las víctimas se preguntan si no serán culpables de las desgracias que otros les han ocasionado. ------------------------------------------------------------------------------------------ Para muchos mortales, lo más importante en su vida es sentirse admirados, poderosos o importantes. Consideran que las otras personas no son sino un objetivo que debe ser reducido a sus propios deseos personales. A fin de lograr esto no tienen ningún inconveniente en recurrir a la mentira, al robo, a la manipulación o incluso a la violencia. Pero ¿de qué sirve su despliegue de poder si nadie es capaz de soportar su conducta salvo por el miedo o el interés? Son semejantes al agua del mar. Quizá sobrecogedores, nadie sería sin embargo, capaz de calmar en ellos su sed de justicia, belleza o amor. ------------------------------------------------------------------------------------------- (Fuente: César Vidal, escritor, Director de Programa La Linterna de la COPE, etc.)
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