Todos los autores que han estudiado la obra la relacionan con el urbanismo romano de Mérida, aunque no suelen coincidir en su fecha de construcción, que unos sitúan en el siglo I a. C., llevándola otros hasta los primeros siglos de nuestra era.
Por último se recurriría al embalse de Proserpina desde donde se trazó una nueva conducción que al llegar a Mérida salvaba también el río Albarregas por otro gran acueducto como es el de Los Milagros.
La traza de este canal se puede seguir en casi todo su recorrido, pues son bastante numerosos los restos que se conservan, en especial los estribos de distintos acueductos que libraban barrancos de orden menor en torno a la sierra de Carija o un túnel recientemente descubierto que se abre en los granitos a un kilómetro aproximadamente de la presa. Sin embargo, hasta el momento no se ha establecido con seguridad la ubicación exacta de la correspondiente toma, ya que la traza del canal no ha podido localizarse en los quinientos metros, más o menos, inmediatos a la presa de Proserpina. A pesar de ello, parece evidente la relación entre la presa y el acueducto de Los Milagros. De ahí que, como esta última obra se ha datado en el siglo II de nuestra era –épocas de Adriano o Trajano- resultaría lógico establecer una fecha similar para la construcción de la presa de Proserpina. No obstante, hay quien adelanta su construcción hasta los años de la fundación de Mérida.
Estas lógicas disparidades, derivadas de la escasa información disponible, quizá puedan corregirse, al menos en parte, a raíz de nuevos datos que están facilitando las obras de rehabilitación del embalse.
En cualquier caso es de señalar que la presa de Proserpina ha debido sufrir bastantes deterioros a lo largo del tiempo, ya que hay referencias documentales de algunas reparaciones. Muy importante debió ser la de principios del siglo XVII, citada por Moreno de Vargas: “Este muro y sus torres se aderezaron el año del Señor de 1617 con el cuidado de Felipe de Albornoz, caballero del hábito de Santiago… y el muro quedó tan lucido y fuerte que algunos le juzgan por mejor edificio que el romano”. No es, sin embargo, la única, pues se volvió a restaurar la obra en 1689 y 1791, por lo menos.
A principios de nuestro siglo el estado de la presa era de franco deterioro, lo que dio lugar a un proyecto de rehabilitación, suscrito por el ingeniero Pascual de Luxán y Zabay, de la entonces llamada División Hidráulica del Guadiana. La obra no se llevó a cabo, pero el proyecto sirvió de base a otro posterior (1933), firmado por José de Castro, al que siguió, tres años después, uno definitivo de Raúl Celestino, que no se realizó hasta 1941. Esta restauración, a la que hay que añadir dos campañas de inyecciones en el cuerpo de presa (1944/45 y 1970), dejó la obra en su estado actual, ya que las labores de rehabilitación iniciadas por la Confederación del Guadiana no han supuesto modificaciones significativas sobre la estructura
El Centro Cultural Alcazaba, del Excmo. Ayuntamiento de Mérida, se sitúa en el corazón de la ciudad sobre los restos arqueológicos romanos.
Recepción: Superficie: 50 m2. Sala de Juntas: Superficie: 470 m2. Equipo de iluminación.Salón de Actos: Superficie: 920 m2. Aforo: Capacidad para 600 personas. Mesa presidencial, escenario de 15x8 m., equipo de sonido e iluminación, cabinas de traducción simultánea, camerinos, cabina de proyección y pantalla, aparato diapositivas, retroproyector. Sala de Reuniones: Superficie: 113 m2. Aforo: Capacidad para 92 personas. Equipo de sonido, aparato diapositivas, retroproyector.Anfiteatro del Salón de Actos: Superficie: 270 m2.Mesa de Trabajo 1: Superficie: 300 m2. Aforo: Capacidad para 60 personas. Mesa A: 20 personas. Mesa B: 20 personas. Mesa C: 20 personas.Mesa de Trabajo 2: Superficie: 180 m2. Aforo: Capacidad para 40 personas.
El rico yacimiento arqueológico aparecido en el solar, hizo que el edificio se ubicara a un nivel superior, integrando los restos en el funcionamiento del propio centro y respetando el trazado urbano original.
Esta voluntad integradora entre el pasado y el futuro tan característica de la ciudad de Mérida, llevó a concebir el edificio como una encrucijada de caminos, con dos calles peatonales o “Galerías” sobre las que se abren los espacios culturales (Salón de Actos, Salas de reuniones, Biblioteca y Salas de Exposiciones).
En la confluencia de las dos calles interiores se ha diseñado una plaza circular que funciona como elemento de conexión vertical de todo el edificio (rampa, escalera y ascensores), centro de acogida de visitantes y sala de exposiciones.
Al tratarse de un edificio multidisciplinar permite una gran simultaneidad de usos.
Así la variedad de las salas, su versatilidad y flexibilidad tanto en tamaño como en características y su equipamiento tecnológico, hacen del Centro Cultural un lugar ideal para Congresos.
A las numerosas posibilidades que ofrece cabe añadir la ventaja de su situación, en pleno centro junto a los principales edificios públicos, administrativos, comerciales y de servicios.
El Centro Cultural Alcazaba, se inauguró el día 10 de febrero de 1999. El solar tiene forma irregular, con una superficie de 2.057 m2, delimitado por las fachadas a las calles John Lennon, Romero Leal, Brudo y Piedad.
El Centro Cultural Alcazaba refuerza la imagen innovadora y al mismo tiempo abierta e integradora de Mérida Capital de Extremadura y Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Contemplar los monumentos romanos que forman el patrimonio emeritense: el Puente, Teatro y Anfiteatro, las Casas, Acueductos y Foros, los templos y Columbarios, las Calzadas, etc. puede combinarse con la visita de la ciudad de época más reciente que da fe de su evolución histórica. El paseo desde la Plaza de España nos lleva de la Concatedral de Santa María la Mayor al Palacio de los Mendoza, del Conventual al antiguo Convento de Santo Domingo, de la Iglesia de Santa Clara –hoy colección de arte visigodo- al Museo Nacional de Arte Romano y de éste a la Basílica de Santa Eulalia y su centro de interpretación...
Divúlgalo. |
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