Cuando Tommie Smith y John Carlos saludaron con su puño en alto cubierto con un guante negro en el podio de los 200 metros planos en 1968 en México, su gesto estremeció al mundo deportivo.
El australiano Peter Norman apoyó la protesta. Portó en su pecho la insignia del Proyecto Olímpico de los Derechos Humanos.
¿Pero qué ocurrió con el tercer hombre en el podio?
Hace 40 años, los dos atletas negros estadounidenses ganaron las medallas de oro y bronce, respectivamente, y emplearon su tiempo en la plataforma de la victoria para protestar con el saludo del poder negro.
La fotografía de ambos con sus cabezas agachadas y cada uno de ellos con un brazo levantado en el aire y el puño enguantado, es una de las imágenes más impactantes del Siglo XX.
Su acción causó estragos en los juegos, asegurando que el par fuera expulsado del equipo olímpico de Estados Unidos.
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Pero tres atletas ganaron medallas en esa carrera y las consecuencias para el tercero en el podio fueron igualmente significativas.
El hombre de las antípodas
La medalla de plata fue para un tranquilo australiano, un atleta en ascenso llamado Peter Norman, quien, en palabras de su entrenador, "floreció como un cactus" cuando llegó a México.
Norman fue uno de los más destacados atletas de Australia pero fue relegado al ostracismo.
Mientras los observadores esperaban que los estadounidenses barrieran en los 200 metros planos, Norman los mantuvo interesados rompiendo el record mundial en las series eliminatorias.
Aprendiz de carnicero originario de Melbourne, Norman aprendió a correr con un par de zapatillas prestadas.
Más significativo, creció en una familia del "Ejército de Salvación" con una serie de valores simples pero firmes, inculcados desde niño.
Como recuerda su sobrino Matt Norman, director de la nueva película de cine Salute (Saludo), "la familia completa creció en el Ejército de Salvación y entonces sabemos como debía mirar a nuestro prójimo".
En México, eso fue suficiente para Norman, quien se sintió comprometido a unir sus fuerzas a las de sus colegas atletas en el podio contra la desigualdad racial.
Los tres estaban esperando para la ceremonia de la victoria cuando Norman descubrió lo que iba a ocurrir.
Símbolo histórico
Fue Norman quien, cuando John Carlos descubrió que había olvidado sus guantes negros, sugirió que los dos atletas estadounidenses compartieran el par de Tommie Smith, portando uno cada uno en el podio.
"Peter no tenía que haber tomado esa insignia, Peter no era estadounidense, Peter no era un hombre negro, Peter no tenía que haber sentido lo que sintió, pero fue un hombre". John Carlos
Y cuando, para el asombro de los espectadores levantaron sus puños, el australiano se unió a la protesta a su manera; portando la insignia del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos que ellos le habían dado.
Las repercusiones para Norman fueron inmediatas. Visto como un causa problemas que le dio la mano a quienes habían profanado la bandera olímpica, fue aislado por el sistema australiano.
A pesar de haberse calificado en 13 ocasiones y ser ranqueado quinto en el mundo, no fue enviado a los siguientes juegos en Munich, donde Australia por primera vez no tuvo un velocista en los Olímpicos.
Norman se retiró poco después sin haber ganado ningún otro título.
Un divorcio y problemas de salud le cayeron encima en los siguientes años.
Esperanza en Sidney
Sufrió depresión, comenzó a beber copiosamente y se volvió adicto a los calmantes después de una larga hospitalización.
Luego de su gesto, Carlos y Smith fueron suspendidos del equipo de EE.UU. y Norman no volvió a ser convocado por Australia.
Durante ese tiempo, utilizó su medalla de plata como un tope de la puerta.
Una de las cosas que lo mantuvo fue la esperanza de que fuera bienvenido y reconocido en los Juegos Olímpicos de Sidney.
"Entonces su vida habría completado el círculo", señala su sobrino.
Pero fue una desilusión. En Sidney 2000, Peter Norman encontró que fue el único atleta olímpico australiano excluido de realizar la vuelta de honor de los juegos, a pesar de haber sido uno de los mejores velocistas de la historia de su país.
Pero el equipo de atletismo de Estados Unidos nunca ignoró esa omisión.
Honores ajenos
Los atletas estadounidenses invitaron a Norman a estar en sus propios alojamientos durante los juegos y lo recibieron como uno de los suyos.
Smith y Carlos viajaron a Australia y portaron el ataúd en el funeral de Peter Norman.
En un extraordinario cambio de papeles fue la leyenda de las vallas Edwin Moses quien lo recibió en la puerta y el campeón de los 200 metros de ese año Michael Johnson, quien lo abrazó diciendo "tu eres my héroe".
En 2004, Matt, el sobrino de Norman, comenzó a trabajar en Salute, un documental que por primera vez, reunió a los tres atletas en la misma habitación para que contaran su historia de ese 16 de octubre de 1968 en México.
Dos años después, Peter Norman vio la cinta por primera vez y poco después, cuando se preparaba para iniciar una gira publicitaria en Estados Unidos sufrió un ataque cardíaco y murió.
Tommie Smith y John Carlos, con quienes siempre guardó cercanía, viajaron a Melbourne para cargar su ataúd en el funeral y recordar a su amigo.
Lugar vacío
"Peter no tenía que haber tomado esa insignia, Peter no era estadounidense, Peter no era un hombre negro, Peter no tenía que haber sentido lo que sintió, pero el fue un hombre", dijo Carlos.
"El se comprometió así y yo no lo sabía", agregó Smith.
En la Universidad estatal de San José, el monumento a la protesta tiene un lugar vacío.
En 2004, una estatua de siete metros en honor de Smith y Carlos fue erigida en la Universidad estatal de San José, en California, donde ambos estudiaron.
Esta inmensa replica muestra a cada uno de ellos con sus puños en el aire, tal como los mantuvieron hace cuatro décadas en México.
El lugar para el medallista de plata está vacío. Es en él donde estudiantes y turistas se colocan para tomarse una foto, cuando ellos quieren tener un lugar en la historia del deporte.
En el filme, que se está proyectando en toda Australia, se refleja el legado del atleta ausente.
"Soy un firme creyente en que en una ceremonia de victoria de los Juegos Olímpicos, hay tres atletas. A cada uno se le ha dado un metro cuadrado del lugar glorioso para que se pare y lo que cada uno de ellos escoja hacer en ese pequeño espacio en el podio, depende totalmente de cada uno", explica el director.
Y Matt Norman puntualiza: "si no hubiera estado en esa demostración ese día, habría sido apenas otra medalla de plata que Australia habría conseguido y nadie habría oído hablar de Peter Norman".
La película Saludo se proyecta actualmente en Australia y será presentada próximamente en varios festivales alrededor del mundo.
Fuente: BBC
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