• BIOGRAFÍAS
■ Quinto Sertorio, el aventurero que quiso ser emperador de Roma.
Nació hacia 122 a. C., en el seno de la nobleza romana. Lugarteniente del cnsul Mario, fue nombrado pretor de Hispania Citerior. Se convirti en proscrito y declar la guerra a Roma tras instaurarse la dictadura en ella. Dirigi la resistencia hispana y fue mitificado como hroe nacional.
Militar, poltico y buscavidas, encarn a la perfeccin al hroe rebelde del mundo antiguo. Ensalzado por autores como Plutarco, plant cara en Hispania durante varios aos a las implacables legiones romanas, hasta convertirse en el enemigo pblico nmero uno de la mortecina repblica.
Nacido hacia 122 a. C., perteneca a una influyente familia romana de la nobleza. Siendo adolescente orient su vocacin a la milicia e hizo armas luchando contra las tribus germnicas, principalmente, cimbrios y teutones. Segn las crnicas de la poca, fue fiel al siete veces cnsul Mario, junto al que particip en algunas victorias en las que contrajo mritos suficientes para ascender en el escalafn militar.
Aos ms tarde, luchando en Hispania, destac por diversas acciones blicas, como la acontecida en Castulo (Linares), ciudad que fue arrasada en represalia por la masacre que los autctonos cometieron sobre algunas unidades legionarias pertrechadas en la localidad. La noticia lleg a Roma, y el Senado le concedi la corona cvica con hojas de roble, el mismo triunfo que alcanzara Julio Csar tiempo despus.
Sertorio mostr afinidad por la ideologa poltica de su admirado Mario y, en consecuencia, se afili al partido popular que luchaba contra los conservadores optimates, cuyo representante ms destacado era Sila, quien —en enero de 81 a. C.— entraba a sangre y fuego en Roma en uno de los captulos ms vergonzosos de su historia.
Hasta esa fecha, Sertorio haba prosperado como magistrado romano, siendo nombrado en 83 a. C. pretor de la provincia Hispania Citerior [comprenda la costa este, desde los Pirineos a Cartagena]. Los acontecimientos del conflicto civil le alejaron del poder y qued a expensas de ser purgado por el nuevo dictador romano. Se convirti en un proscrito cuya nica salida fue la de proclamar una guerra personal contra Roma y, con un puado de soldados, se adue de la provincia Citerior.
Su carisma y elocuencia ganaron para su causa a miles de veteranos legionarios que vivan como colonos en la pennsula Ibrica. Consigui formar un pequeo ejrcito de 9.000 efectivos, que fraccion en dos contingentes, dispuesto a defender los pasos pirenaicos y el valle del Ebro contra las tropas que estaba a punto de enviar Sila para reprimir la sublevacin provincial.
En la primavera de 81 a. C. lleg el general Annio Lusco al mando de dos legiones que aplastaron sin miramientos a los 6.000 hombres dirigidos por Livio Salinator, lugarteniente de Sertorio. ste fue proclamado hostis publicus; es decir, enemigo pblico de Roma, lo peor que le poda ocurrir a un ser humano de la antigedad. Tras su derrota en los Pirineos se repleg, junto al resto de su ejrcito, hasta Cartago Nova (Cartagena) y embarc rumbo a las costas africanas con la esperanza de rehacerse para contraatacar.
Despus de mltiples peripecias regres a Hispania, donde los lusitanos —siempre levantiscos ante los invasores latinos— le ofrecieron el mando de sus ejrcitos, pues vean en l al sucesor de su hroe Viriato. El flamante caudillo posea unas condiciones innatas para la guerra y supo ver en sus nuevos soldados cualidades para combatir a las legiones romanas.
De inmediato, se emple en el entrenamiento de aquellas unidades mixtas formadas por veteranos legionarios y formidables guerrilleros. Pronto, la mezcla de ambos conceptos comenz a dar sus frutos. Durante ocho aos los ejrcitos sectorianos mantuvieron en jaque a cuantas legiones fueron enviadas desde Roma.
En ese tiempo, Sertorio lleg incluso a soar con la invasin de la pennsula italiana, mientras creaba un Senado paralelo en Hispania y estrechaba lazos con las entidades tribales. En ese sentido, fund una escuela de altos estudios en Osca (Huesca), en la que se pretenda formar como magistrados a los hijos de los jefes nativos leales a su causa.
Finalmente, Roma utiliz toda su capacidad blica para aplastar el foco rebelde hispano y mand las tropas de los generales Metelo y Pompeyo que, en un efecto tenaza, acabaron con Sertorio refugiado en sus reductos del norte peninsular. Las batallas se sucedieron, originando miles de muertos en uno y otro bando, con episodios trgicos como el sitio de Calagurris (Calahorra), en el que la prctica totalidad de sus habitantes muri por las armas o el hambre.
En el ao 73 a. C se puso precio a la cabeza de Sertorio quien, slo y abandonado por sus antiguos aliados, fue asesinado a traicin en un banquete que se celebraba en Osca. Una vez eliminado, Hispania fue momentneamente pacificada. No obstante, las Guerras Sertorianas contribuyeron a minar los cimientos de la repblica romana y decenios ms tarde aflorara el nuevo estamento imperial.
[Fuente: Por Juan Antonio Cebrián]