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El hombre que ha vuelto locos a los jóvenes con su bebida.


• CURIOSIDADES


 LAS OFICINAS. El dueño de Red Bull frente a la sede central de su empresa en Salzburgo (Austria).

LAS OFICINAS. El dueño de Red Bull frente a la sede central de su empresa en Salzburgo (Austria).

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■ DIETRICH MATESCHITZ. El hombre que ha vuelto locos a los jóvenes con su bebida.

Adorado o denostado, Red Bull se consume en cualquier fiesta del planeta. Su propietario, un soltero empedernido que fue mal estudiante, descubrió la fórmula por casualidad. Hoy su empresa vale 30.000 millones y hace temblar a la mismísima Coca-Cola. 'He llegado a tomar 10 latas en un día', presume en esta entrevista concedida en exclusiva a MAGAZINE

Cada multimillonario tiene una ciudad como imperio. El taxista saca una lata de Red Bull de la guantera de su viejo Mercedes. Bebe mientras conduce y, a la par que dejamos atrás el aeropuerto de Salzburgo (Austria), describe los edificios que vemos. Hace hincapié en algunas construcciones como un museo-hangar (arquitectura pop repleta de cristales y hierro) o el estadio del Salzburgo (ídem)… En todos los lugares aparece omnipresente el mismo logotipo, dos toros rojos a punto de embestirse. «Red Bull no existía hace 20 años y hoy parece que siempre hubiera estado allí», sentencia. «Mira dónde está ahora Dietrich Mateschitz», dice. «¿Quién diantres es ese tal Mateschitz?», pregunto. «Un tipo sencillo. Con vaqueros y chaqueta de piel. Como tú y como yo», responde. Para un austríaco, Mateschitz, el creador de la bebida energética más vendida del planeta, es un personaje omnipresente.

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El paisaje alrededor muta. De edificios a pinos. De una autopista a un camino rural delgado. El coche se detiene frente a una vivienda que tiene el aspecto rústico de un granero.

Mateschitz, 63 años, uno de los 500 hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, me recibe en una de sus casas en Thalgau Egg, a 35 kilómetros de la ciudad. El interior tiene el aspecto de un loft construido con madera y piedra. La entrevista se realizará en la segunda planta. Se sube por unas escaleras anchas y toscas que crujen levemente a cada paso. En la pared hay un cuadro de dos metros por un metro. El motivo: dos toros rojos bravos distorsionados mirándose el uno al otro. Los techos de más de ?0 metros se sostienen con decenas de vigas hechas de troncos delgados. Luce cazadora de piel y vaqueros. La barba cana de cuatro días le da un aire canalla. Su rostro rectangular y sus cejas pobladas añaden quilates a esta afirmación. El creador de Red Bull es celoso de su privacidad y apenas concede entrevistas. Poco se sabe de su vida íntima. Es soltero por convicción. Le dicen Didi en la intimidad. Tiene un hijo. Poco más. Es, actualmente, el hombre a quien Coca-Cola más teme. Mateschitz tiene el gesto repetitivo de ajustarse el cuello de la chaqueta. Parece que le saca filo.

El éxito lo alcanzó hace sólo dos décadas. Sus padres, ambos profesores, se divorciaron cuando era un niño. Fue un pequeño rebelde, atlético y no excesivamente aplicado en los estudios. Esta tendencia no cambió en su juventud. Tardó ?0 años en terminar su carrera. A los 28 se licenció en Marketing por la Universidad de Viena. A finales de los 70, fue nombrado director de marketing de Blendax, en Alemania [esta empresa fue adquirida por Procter & Gamble]; se encargó de promocionar productos tan dispares como pasta de dientes, crema y champú. Fue un gestor efectivo. Pero nada predecía que iba a ser un milmillonario.

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La fortuna se le cruzó en un viaje de trabajo por Tailandia. Descubrió un tónico revitalizante con olor a caramelo tostado llamado Krating Daeng –búfalo rojo de agua– que combatía el cansancio. Se unió a Chaleo Yoovidhya –fabricante de un producto similar– socio de Procter en el país asiático. Modificó la receta y le agregó gas. Mantuvo dos polémicos ingredientes: un ácido orgánico llamado taurina y la glucuronolactona. Del primer ingrediente se difundió el rumor de que era semen de toro. Su nombre deriva del latín taurus porque fue aislada de bilis de toro en ?827. Su finalidad: sirve como neurotransmisor. El segundo tiene más misterios y mentiras detrás. Se ha contado que fue prohibida tras su uso en la Guerra de Vietnam por causar tumores cerebrales. En realidad, es un compuesto químico que se produce de manera natural en el hígado. Los primeros estudios de mercado dijeron que iba a ser un fracaso.

Pero él se volvió a rebelar, como en su época de niño cuando no hacía caso a los consejos paternos. Decidió no tomarlos en cuenta. Hoy su caso se estudia en Harvard y en la London School of Economics.

Se acomoda el cuello de la camisa. Lo estira hacia adelante. Como señalando el rumbo que lleva su vida. Al fondo de la habitación hay un piano de cola que no sabe tocar. Él escucha. Sobre la mesa en la que estamos sentados hay diferentes latas y botellas. Algunas con productos que se prueban ya en Austria para luego tentar suerte en el mercado global. Agua que se extrae sólo cuando la Luna llena aparece. Distintos brebajes de sabores exóticos. En una esquina del recinto se ubican varias pantallas con cuadros estadísticos. La pintura con dos toros a punto de embestirse domina la sala y aparece, inmensa, tras el empresario. Junto a su socio asiático formó la empresa a principios de los 80 con unos 500.000 euros cada uno. Pero todo el trabajo duro le tocó al austríaco. El primer problema al que se enfrentó fue conseguir que los distintos gobiernos aprobaran el producto. Algunos de sus componentes jamás se habían utilizado en una bebida europea. En ?987, la primera licencia la obtuvo en su patria. Su equipo de ventas lo formaban siete personas. Le siguieron Inglaterra, Hungría y Alemania.

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Siete años más tarde, en ?994, no podía satisfacer la demanda. En este último país, llegó a vender un millón de latas al día. En seis meses, la producción anual se había acabado. El boom empezó entonces. En España se comenzó a distribuir con Osborne en los 90 [los toros siempre se encuentran]. Existen países donde no se distribuye aún como Francia, Dinamarca y Noruega por tener taurina en su receta (sus normativas de nutrición son muy restrictivas cuando los alimentos contienen suplementos de vitaminas, minerales y aminoácidos). Allí se ha convertido en producto de culto entre los jóvenes. En las fronteras se negocia con las latas o se compran por Internet clandestinamente.

El tsunami ha sido tan rápido que empresas como Pepsi apenas han podido reaccionar. Los refrescos de tipo energético son las bebidas que más aumentan sus ventas por año [por encima de las colas, del agua, de las isotónicas...]. Sólo en Austria existen más de ?40 marcas. Incluso en mercados consolidados como el europeo el consumo de Red Bull ha aumentado un 25%. En los mercados del futuro como África y Sudamérica, +59% y +48% respectivamente, el crecimiento es más que sorprendente.

Al mencionarle la palabra Coca-Cola le cambia la expresión afable del rostro. Es como nombrarle a su peor enemigo. Vuelve a ajustarse el cuello de la chaqueta. Se pasa las manos por el pelo. Observa, de reojo, el reloj. Retoma el ritmo de la charla.

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LA POlÉMICA FÓRMULA QUE 'TE DA ALAS'
Taurina. 1.000 mg. Ingrediente controvertido. Se comenta en foros «online» que es semen de toro. Su nombre deriva del latín «taurus» porque fue aislada de la bilis del mamífero en 1827. Sirve como neurotransmisor.

Cafeína. 80 mg. Se llega a decir en la Red que beber una lata equivale a tomar 20 tazas de café. Lo cierto es que tiene el mismo nivel de cafeína que una (eso sí, las bebidas de cola contienen la tercera parte).

Glucuronolactona. 600 mg. Corre el rumor de que fue prohibida tras la Guerra de Vietnam por causar tumores. En realidad es un compuesto químico que se produce de manera natural en el hígado.

Carbohidratos. 27 gramos. Destaca el Inositol, que interviene en la desintoxicación del organismo. Algunos estudios señalan que las personas con depresión pueden tener niveles bajos de esta sustancia.

Vitamina B. Incorpora los tipos B3 (niacina), B5 (ácido pantoténico), B6 (piridoxina) y B12 (cianocobalamina). Tienen un rol clave en el metabolismo. Ayudan a potenciar la resistencia física y el rendimiento mental.

 

EL MAYOR ENEMIGO DE COCA-COLA
Según Mateschitz, cuando Red Bull estaba en pleno proceso de crecimiento, Coca-Cola intentó comprar su empresa. El empresario austriaco decidió no vender y todo indica que no se equivocó. Según ciertas estimaciones el valor de Red Bull –si se pusieran a la venta sus acciones en bolsa– alcanzaría los 30.000 millones de euros. El año pasado se consumieron 3.549 millones de latas en todo el mundo. En 2007, vendió en España 134,6 millones de latas o 33,6 millones de litros. Este dato supone un crecimiento del 21% respecto al año anterior. El consumo ha aumentado considerablemente en mercados emergentes como África (59%) y Sudamérica (48%). Según un estudio de E4, en nuestro país las bebidas con sabor a cola perdieron un 2,3% de ventas con respecto a 2006: unos 50 millones de litros. En ese mismo periodo, las bebidas energéticas han sumado 10 millones de litros más, alcanzando los 62,5 millones anuales. Donde más se bebe es en las Islas (Baleares y Canarias): el consumo per capita es de cinco latas al año.

 

SU EMPORIO DEPORTIVO
Coches. Tiene dos escuderías de Fórmula 1: Red Bull Racing y Toro Rosso. Su presupuesto conjunto es de más de 300 millones de euros. Además, está presente en la Fórmula Renault 2.0, los rallies (patrocina, entre otros, a Carlos Sáinz y a Marc Coma, campeón del Dakar) y la serie Nascar norteamericana. Aviones. Organiza las Air Race World Series, la «Fórmula 1 del aire». Deportes extremos. Apoya a cientos de estrellas de disciplinas como snowboard, paracaidismo, skate... Destaca la española Gisela Pulido, campeona mundial de kitesurf. Motos. Es el impulsor del campeonato de saltos acrobáticos Red Bull X-Fighters y del equipo KTM. Dani Pedrosa está en su lista de pilotos. Fútbol. Posee dos equipos: el New York y el Salzburgo. El coste del nuevo estadio de los estadounidenses se estima en 135 millones de euros. Por otra parte, el conjunto austriaco tiene un presupuesto de unos 50 millones de euros.

 

[Fuente:   elmundo.]

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