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Biografía.- Ramón Gaya


• BIOGRAFÍAS


Gaya, según Gaya. Así se veía el artista murciano en esta obra, que tituló “Autorretrato”.

♦ {10-X-1910 15-X-2005}

► Ramón Gaya

Pintor y poeta. Fue uno de los mayores representantes del exilio artístico español. La obra de este murciano está compuesta por más de 2.500 cuadros repartidos en colecciones privadas y públicas de Europa y América. Al terminar la Guerra Civil se exilió a México, donde pasó 14 años. Entre sus libros destaca "El sentimiento de la pintura".

Figura emblemática de la generación de pensadores, escritores y artistas del exilio, dominó durante su prolífica vida el difícil arte del funambulismo.

—"Para qué puede servirme el arte del funambulismo?", preguntaba el joven poeta japonés Yuko al anciano pintor Soseki en Nieve, una delicada historia de Maxence Fermine en la que convergen arte y literatura, como ocurrió en la vida de Ramón Gaya.

—"¿Para qué?", respondía el artista al escritor. "En realidad el poeta, el auténtico poeta, posee el arte del funambulismo. Escribir significa avanzar palabra tras palabra por un hilo de belleza, el hilo de un poema, de una obra, de una historia estampada en seda".

Ajeno a las modas, exiliado voluntariamente de los grandes movimientos del siglo XX, Ramón Gaya se elevó con sutileza sobre el suelo y logró mantener el equilibrio, escribiendo, palabra tras palabra, sobre el sentimiento y sustancia de la pintura y atrapando sobre el lienzo, con la máxima economía y sensibilidad, una atmósfera apacible, la atmósfera de las ciudades en la que vivió a lo largo de sus 95 años. Roma, París, Venecia, Florencia, México, Valencia, Murcia, Barcelona y Madrid eran parte de su imaginario.

En sus lienzos, de pequeño formato, donde prevalece la sustancia sobre el artificio, condensó también la magia de las obras de los artistas que le habían ayudado a entender la pintura y a limpiar su mirada. Hiroshige, Corot, Murillo, Carpaccio, Tiziano, Van Gogh, Cezanne, Rembrandt y Velázquez, un pintor al que consideraba un pájaro solitario, impregnaron toda su obra. Sobre Velázquez, el pintor al que más admiró desde que lo descubrió en el Museo del Prado cuando tenía 17 años, escribió: "Nos ofrece el mundo, pero el mundo de nuevo. Las cosas pintadas por él vienen hacia nosotros, se nos acercan, pero como fieras domadas dóciles ya, a besarnos. Velázquez las amansó con su mano. Le ha quitado a la realidad toda su crudeza, todo lo que tiene de duro, de áspero, de enemigo nuestro, de hiriente. Es como debió ser el mundo un día. Todas las cosas han sido acariciadas por él y convertidas en cuerpos nobles. Nos da el mundo de nuevo, pero sin falsearlo".

Velázquez, pájaro solitario, El sentimiento de la pintura, Nueve sonetos del diario de un pintor (1940-1979) y Diario de un pintor forman ya parte de la herencia literaria de un hombre golpeado por la vida, por la Guerra Civil, por el exilio y, durante mucho tiempo, por la incomprensión de un mundo demasiado dependiente de las modas. Gaya, sin embargo, siguió su camino, pendiente de sus recuerdos, de los libros que acarició, de las flores a punto de marchitarse que atrapó en sus lienzos, de las copas de transparente vídreo con las que componía sus frágiles naturalezas muertas. "El orador", afirmó, "no aspira a la palabra; es decir, al arte, a la obra, sino al silencio; claro que a un silencio vivo, a un silencio de vida, no de muerte, ni siquiera mudo, a semejanza quizá, del mismo silencio de Dios".

Pese a los silencios voluntarios que mantuvo, su obra —ausente aún en las salas de los museos de arte contemporáneo españoles— se exhibió en 1989 en el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo; en 2000 en el Instituto Valenciano de Arte Moderno y en 2003, para celebrar la concesión del Premio Velázquez un año antes, en el Reina Sofía.

Su legado pictórico descansa en el museo que lleva su nombre en Murcia, inaugurado hace 15 años. "Tenía la posibilidad de haberlo inaugurado en México, donde he vivido 14 años, pero eso me gustaba poco. América me parece un espacio demasiado grande. Además sentía que haciéndolo en México me separaba de ello. Lo natural es que fuera aquí, donde he nacido", señaló entonces.

El 15 de octubre la muerte sorprendió a este hombre del 27 que tejió su carrera paso a paso, palabra a palabra, pincelada a pincelada. Como los clásicos que le precedieron.

[Fuente: Rafael Sierra]

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