CRÓNICA DE SOTOANCHO.- Biarritz
En Biarritz se habla más el español que en Fuenterrabía. Aquí todo el mundo se dirige a nosotros en nuestro idioma, mientras que en España, antes de cruzar la frontera, nos saludaban de una manera rarísima, ¡Kaixo! o algo parecido. El servicio de habitaciones del Hotel Du Palais nos da los “buenos días” y las “buenas noches” como si estuviéramos en La Jaralera. En las tiendas nos venden en español y después de dos días en Biarritz, todavía no hemos conocido a ningún francés. Las cabagnes de la piscina del hotel, con acceso directo a la playa, están alquiladas por españoles. Vamos de una a otra con agilidad felina, y en todas nos tratan con deferencia y admiración. En la playa, al menos por su aspecto, nos hemos topado al fi n con tres francesas. Rubias, altas y admirables. Por curiosidad, y para oír cómo hablaban, Marsa y yo decidimos acercarnos a ellas, y se veía a lo lejos que eran hermanas. Pero la decepción ha sido grande. Hablaban en español, se apellidaban Muguiro, tienen una casa en los alrededores de Biarritz y veranean aquí. Muy simpáticas y atractivas, y también –como nosotros–, deseando conocer a algún francés para ver cómo hablan los franceses, que esto es rarísimo. Merienda en Dodin. La camarera, al fin, francesa que hablaba en francés. Nos ha parecido muy divertida la anecdótica situación. Hemos pedido dos chocolat au lait, y lo ha entendido perfectamente. El chocolate con leche y el chocolat au lait se diferencian en el precio. Un chocolate con leche cuesta alrededor de veinte euros, en tanto que por un chocolat au lait de Dodin hay que pagar, aproximadamente, unos trescientos. Hemos abandonado el local con una gran pesadez de estómago y cierta pesadumbre económica, que se nos ha disipado al recordarle a Marsa que somos de los más ricos de España. Es decir, que si me pongo farruco, lo que hago es comprar Dodin para que no nos cobren el chocolat au lait. Mamá, cuando venía a Biarritz, merendaba en Miremont, pero no lo hemos encontrado. También carísimo, pero no tanto como Dodin. Marsa se ha comprado unas tanguitas, y yo la Biografía de Sylvie Vartan, que me encantaba cuando era joven. Cuando era joven Sylvie, que ya tiene que andar por los 70 y no puede ser igual a la que yo amaba apasionadamente y me quitó un tal Johnny Halliday que tampoco era para tanto. En casa tengo guardados sus viejos discos como si de oro se tratara. Y por la noche, lo de casi siempre. Una buena cena, muy española eso sí, unos buenos vinos, una charla de amantes en un púlpito sobre el mar, y lo que sucede cuando todo eso marcha viento en popa. Biarritz me está pareciendo mejor que otras veces. Probablemente porque se ha convertido en la ciudad más española del sur de Francia, y en donde nadie te saluda emitiendo un ¡Kaixo! que nadie sabe lo que significa. Con un poco de suerte, mañana o pasado mañana conoceremos a algún francés. Y si no es así, volveremos a merendar a Dodin.
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1 comentarios:
NO me lo creo!!!!!!!!!!!!!!!300 euritos el chocolat au lait??????????????
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